Colombia: Emergencia económica y ecológica en la Guajira, uno de los territorios más olvidados
La Guajira se enfrenta a un duro panorama económico y la estrategia del presidente Gustavo Petro para gobernar durante una semana ya no es posible.
Foto: Petruss
LatinAmerican Post | July Vanesa López Romero
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En días pasados el presidente de Colombia, Gustavo Petro, había declarado emergencia económica y ecológica en la Guajira y anunció que su gabinete se tomaría el departamento durante una semana, empezando el lunes 26 de junio. Esto, que ante la Constitución es posible, también le da capacidad de emitir decretos con fuerza de ley sin requerir la aprobación del Congreso de la República. Esto hace parte de la estrategia “Gobierno con el Pueblo”, que consiste en hacer presencia en los departamentos con problemas estructurales.
En la Guajira se han presentado 3 problemas con mayor profundidad: el acceso al agua, la grave desnutrición infantil y la imposibilidad de acuerdos entre la comunidad wayú y las empresas de energía para proyectos eólicos. Si bien los primeros dos se han visibilizado nacional e internacionalmente desde el 2017, es la hora que no hay soluciones reales que garanticen una vida digna para la población. Esto saca a la luz la poca y casi nula presencia del Estado en esta región, que es la principal causa de la lentitud para abarcar y resolver los problemas. Además, históricamente, las regiones con dichos problemas estructurales, y que suelen ser las más vulnerables, son vistas o tenidas en cuenta con fines extractivistas y mercantiles.
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Si bien esta visita tiene una gran importancia y pone de plano la necesidad de prestar atención a la raíz del problema, la estrategia no ataca realmente a esta y podría, incluso, traer más distanciamiento entre el gobierno y la región.
Como ya mencionamos, tanto las limitaciones del acceso al agua y la desnutrición infantil son dos problemáticas de la Guajira que han sido sumamente visibilizadas en los últimos años. Por eso mismo, deben ser las primeras en solucionarse. Sin embargo, en su agenda, no se atacan ni inmediata ni directamente las razones de estas consecuencias. La única reunión que se tendría alrededor del problema del agua sería la programada para el viernes 30 de junio, en la que, junto al Ministerio de Ambiente, se decretarán medidas de emergencia frente al uso del agua, teniendo en cuenta que este se acentuaría con el fenómeno de El Niño. El hecho de que las medidas vayan a ser sobre el “uso” y no sobre la democratización del agua potable para toda la población, puede implicar que, nuevamente, esta situación sea pasada por alto.
Asimismo, se espera que el gobierno entregue instalaciones y proyectos enfocados en atacar la desnutrición. El primero de julio se firmó el decreto de la Comisión de la Verdad/Comisión Científica, que tiene como fin investigar y visibilizar las razones de las muertes por desnutrición en los niños de la región. Además, el primero de julio se entregará en Maicao el ala de pediatría para riesgo nutricional. Estas medidas son valiosas, pero no tienen en cuenta una de las razones principales del problema: la precarización de las familias guajiras y la falta de posibilidades para poder alimentar tanto a los adultos como a los niños. Asimismo, el sistema de salud no está dando resultados, por lo que no es muy útil que se inaugure un ala de pediatría especializada en estos casos, si las familias no pueden acceder a ella.
Finalmente, de llegarse a concretar un acuerdo entre las comunidades wayú y las empresas energéticas, los proyectos eólicos avanzarían, lo que podría aumentar la tensión que ya se ha venido desarrollando durante meses. Si bien estos proyectos tienen la etiqueta de energías renovables, no hay que olvidar que el realizarlos en la región es causa de una estrategia geográfica para ubicar centrales eólicas y solares en el norte del país. En este sentido, el pensamiento extractivista seguiría manteniéndose de pie, cosa que no pondría al mismo nivel a la población y al Estado. Es por ello que las comunidades wayú han mostrado tanta oposición a los acuerdos.
En conclusión, el gobierno se enfrenta a problemas estructurales que requieren mucho más que una semana y recursos que ataquen la raíz del problema para realmente generar un cambio en esta región, que se ha visto golpeada por la ausencia del Estado.