Colombia: ¿Qué es el Plan Pistola y por qué recuerda a las peores épocas de Pablo Escobar?
El narcotraficante dado de baja en 1993 ha sido muy nombrado en los últimos días en ese país, debido a la arremetida que iniciaron los grupos paramilitares en contra de la Fuerza Pública. ¿Están volviendo los tiempos de Pablo Escobar?.
Foto: Unsplash
LatinAmerican Post | Christopher Ramírez Hernández
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En agosto de 2016, el Gobierno colombiano, liderado entonces por el presidente Juan Manuel Santos, firmó un Acuerdo de Paz con la ahora extinta guerrilla de las Farc, en lo que fue considerado por muchos como el fin de la guerra en Colombia; nada más alejado de la verdad.
Desde entonces, miles de personas han sido asesinadas, siendo un ejemplo claro los más de 1.300 líderes sociales y firmantes del Acuerdo muertos en los últimos seis años, según registros del Instituto de Estudios para el Desarrollo de la Paz (Indepaz).
No obstante, la Fuerza Pública también ha sido víctima de la violencia en Colombia, con los grupos paramilitares como mayores verdugos en las últimas semanas. Así lo demuestra el asesinato de al menos 12 policías desde el pasado 19 de junio, cuando se celebró la segunda vuelta presidencial en ese país, un registro que detalló el Centro de Recursos para el Análisis de Conflictos (CERAC). En el año ya han sido 25 uniformados las víctimas de esta situación de orden público.
¿La Policía como objetivo de guerra?
Estos asesinatos no han sido un tema de “bajas en combate”, sino que son el resultado directo de un plan macabro orquestado por el Clan del Golfo, un reducto de las extintas Autodefensas Unidas de Colombia (AUC) y otros grupos de índole paramilitar. Estos han acrecentado las prácticas terroristas contra el Estado colombiano en represalia a la extradición a Estados Unidos de Dairo Antonio Úsuga, alias ‘Otoniel’, su máxima cabecilla.
“Que lo que se meta, que le voleen clavo, eso no les niegue, que no les nieguen (…) Comandantes urbanas, militares, todo lo que asome las narices por ahí, “chupeteao” nuevamente, pa’ darles duro es duro (…) A dar sorpresas, no que se la den. Y que cualquier cosa, armando el transmayo, que lo que se meta que le voleen clavo, que eso no les niegue, que no les nieguen”, dijo uno de los miembros de esta organización al margen de la ley, según se pudo detallar en un audio revelado por el medio Noticias RCN.
En traducción, la Policía aseguró que el Clan del Golfo había iniciado una arremetida no vista en los últimos años contra los miembros de la Fuerza Pública urbana, en la que se colocó precio a la cabeza de los uniformados en el país, especialmente a los que prestan su servicio en la región Caribe (norte).
Según información obtenida por esta institución, a los sicarios se les estaría pagando entre 4 a 22 millones de pesos (1.000 a 5.000 dólares) por cada policía muerto.
En medio de una operación contra el narcotráfico en San Pablo, #Bolívar, que dejó dos capturados, se registró un enfrentamiento que cobró la vida de nuestra heroína, la patrullera Leidy Sánchez. Nuestro mejor homenaje será desmantelar esa estructura criminal. #NosDueleATodos pic.twitter.com/rY8zNPuQOu
— General Jorge Luis Vargas Valencia (@DirectorPolicia) July 27, 2022
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¿Qué dicen los "presidentes" en Colombia?
Desde el 19 de junio, Colombia tiene dos presidentes: uno en ejercicio y otro electo; y por supuesto, esta situación no ha sido ajena para ninguno de los dos. Desde la Casa de Nariño, el presidente Iván Duque aseguró que Colombia no puede dejar amedrentarse de la violencia ejercida por el Clan del Golfo. Según él, este grupo paramilitar lo que busca con esto es mostrar poderío y, de esta forma, orillar al gobierno entrante de Gustavo Petro a negociar la salida al conflicto armado con ellos.
“Están tratando de ganar espacio de negociación porque ellos están buscando un proceso, yo no diría de amnistía, sino de tratamiento benevolente con la justicia y la verdad es que a esos bandidos hay que seguirlos combatiendo como lo hemos hecho en este gobierno”, dijo Duque. Por su parte, Petro ha rechazado los ataques en contra de la Policía y puso sobre el debate la situación de dolor que están viviendo las familias de los uniformados asesinados. “Miraré con especial cuidado el estado en que han quedado las familias de los integrantes de la Fuerza Pública caídos en cumplimiento de su deber”, indicó Petro en su cuenta de Twitter.
Sin embargo, contrario al mensaje de Duque, el presidente electo no ha dudado, igual que su futuro equipo de ministros, en asegurar que sí intentará dialogar con el Clan del Golfo y los otros grupos armados en el país.
“Claro que habrá diálogo. Ellos lo saben. Vamos a buscar la paz total”, dijo Álvaro Leyva, canciller de Petro, justo después de que los grupos paramilitares dijeron estar dispuestos a coordinar un cese al fuego el próximo 7 de agosto, día de la posesión del líder de la izquierda colombiana.
Mi sentido pésame a la familia de Luisa Fernanda Zuleta. Miraré con especial cuidado el estado en que han quedado las familias de los integrantes de la fuerza pública caídos en cumplimiento de su deber. https://t.co/k0Y9fghjYU
— Gustavo Petro (@petrogustavo) July 25, 2022
¿La resurrección de Pablo Escobar?
Con todo esto, la aún más triste realidad es que el asesinato de los policías en Colombia ha traído, tanto a sus autoridades como a sus ciudadanos, memorias de un pasado que nadie quiere recordar: la guerra entre el Estado y Pablo Escobar.
Tal como sucede hoy en día, a finales de los 80 y principios de los 90, el fallecido capo de la droga en Colombia centró sus ataques en contra de la Policía nacional, ofreciendo entre uno y tres millones de pesos por cada uno de ellos, según su rango.
"En ese momento (el de Pablo Escobar) se ordenaron los ataques por la presión que estaba ejerciendo la Policía para la captura. Ahora, lo tenemos claro por la inteligencia y recolección de información de las instrucciones que ha dado 'Chiquito Malo' de generar estas acciones para que divida nuestro esfuerzo de evitar una operación contra ellos", dijo el general Jorge Luis Vargas, director de la Policía nacional.
Para entonces, era “común” ver a diario entre dos a tres policías muertos en Medellín, aunque había días en los que esta cifra ascendía a diez. Por supuesto, con ellos también era normal ver a familias destruidas por una guerra que terminó permeando cada rincón de la Fuerza Pública, con algunos altos mandos vendiéndose al servicio de Escobar, ya fuese para salvaguardar sus vidas o hacer dinero a costa de la vida de sus propios compañeros.
¿Será este el objetivo tras el que va el Clan del Golfo: tener dominio sobre la Policía y así manipular a las instituciones colombianas?