Donald Trump: la gira asiática con remate ruso
Mientras el mandatario estadounidense sigue con la idea del aislacionismo ante el mundo, sus declaraciones acerca de la conversación con Vladimir Putin lo ponen en el ojo del huracán político
El presidente estadounidense, Donald Trump, llevó a cabo su gira en Asia, en la cual visitó un total de 5 países y participó en dos cumbres internacionales. Pero más allá de lo que significaba esta visita, que es la más larga que un presidente norteamericano haya desarrollado en los últimos veinticinco años, las reuniones con el presidente de China, Xi Jinping, y el encuentro con el presidente de Rusia Vladimir Putin acapararon la atención y esta última, en particular, agitó el avispero político estadounidense.
Para Donald Trump, viajar al continente asiático significaba la oportunidad de crear una unión contra Corea del Norte, reducir la tensión existente con China, reforzar los lazos bilaterales con los países de la región y tener un diálogo con los mandatarios regionales para esclarecer situaciones que preocupan, como es el caso de Rodrigo Duterte en las Filipinas y las violaciones a Derechos humanos, o la reunión con Shinzo Abe acerca de la seguridad de península coreana, el mar de China y la isla Japonesa. Sin embargo, con el pasar de la gira todo cambió, desde la agenda hasta el resultado de la misma.
Después de su paso por Corea del Sur, donde la agenda estuvo primordialmente enfocada a Corea del Norte y la amenaza que representa, el presidente estadounidense viajó a Japón donde en dialogó con el Primer Ministro Japonés, Shinzo Abe; se afirmó que la prioridad de la región también es frenar la expansión de China en todos sus ámbitos. Pero el momento más esperado de la gira asiática vino cuando Trump aterrizó en suelo chino; el mundo esperaba con ansias el encuentro de los dos líderes más influyentes.
Xi Jinping hizo hasta lo que más pudo para que su huésped oficial se sintiera lo más complacido en el gigante asiático y lo logró al punto que Trump, al dejar el país, solo manifestaba gratitud y afirmaba que con China se podían solucionar los grandes problemas de la humanidad. Pero si se analiza el resultado de la visita oficial, los resultados son débiles y pocos puestos que los acuerdos mencionados en la rueda de prensa ya habían sido contabilizados y los memorandos de entendimientos entre las dos naciones son de difícil concreción.
La siguiente parada de la visita de Trump al continente más poblado fue Vietnam para asistir a la cumbre de la APEC. Allí Donald Trump supo cómo actuar como solo él sabe, pues en su discurso cerró toda posibilidad a un acuerdo multilateral, como lo es el Tratado Transpacífico (TPP).
Xi Jinping aprovechó el mismo escenario para atacar sutilmente al magnate estadounidense al afirmar que “la globalización es irreversible” y, por lo tanto, pensar en solitario no es conveniente ni fructífero en la nueva era que vive el mundo, la era de la interconexión y el intercambio global. Para Xi Jinping, los tratados bilaterales traen progreso para los participantes.
Mientras tanto, los medios de comunicación estaban a la expectativa de la posible reunión entre Donald Trump y Vladimir Putin. Lastimosamente, el encuentro oficial no se llevó a cabo por cuestiones logísticas afirmaron desde el Kremlin y la Casa Blanca. Sin embargo, sí hubo un encuentro entre los mandatarios en el que, según Trump, se habló de Siria y del tema más esperado: la influencia de Rusia en las elecciones presidenciales de Estados Unidos en 2016. “Me dijo que no había interferido. Le pregunté otra vez, me respondió que en absoluto. Él no hizo lo que dicen que hizo. Cada vez que me ve, me dice ‘yo no lo hice’, y yo realmente creo que lo dice de veras”, explicó Trump a los medios en la rueda de prensa en Danang, Vietnam.
“Me dijo que no había interferido. Le pregunté otra vez; me respondió que en absoluto”
Estas declaraciones, como era de esperarse, suscitaron una oleada de críticas en Estados Unidos. La CIA, el FBI y la NSA habían dejado a disposición del presidente estadounidense un informe en el que se menciona la clara influencia de Rusia en las elecciones presidenciales, pero con la declaración en Vietnam, Trump anunció que no le creía a lo que afirmaba dicho informe.
El antiguo director de la CIA Michael Hayden calificó de “escandalosas” las palabras de Trump y defendió la profesionalidad de los servicios de inteligencia. Incluso el actual director, Mike Pompeo, en un comunicado oficial de la CIA manifestaba que las conclusiones a las que se llegó en enero aún eran válidas y que no entendía la posición del presidente.
Trump consciente de lo que se había desencadenado a causa de sus palabras, tuvo que aprovechar la rueda de prensa con el presidente vietnamita, Tran Dai Quang, para enmendar su error y manifestar el lado en el cual se encuentra. “Si creo o no creo, estoy con nuestras agencias… Creo en lo que dicen nuestras agencias de inteligencia. Es muy obvio que él siente de verdad que no se inmiscuyó. Lo que él cree es lo que él cree”, argumentó Trump.
Latin American Post | Carlos Eduardo Gómez Avella
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