Economía colombiana: ¿Cómo te afectaría a ti la recesión económica?
En LatinAmerican Post hacemos un análisis de la economía colombiana ante una posible recesión que vaticinó el presidente del país andino, Gustavo Petro. ¿Qué es esta situación y qué consecuencias traería para los colombianos?.
Foto: Freepik
LatinAmerican Post | Christopher Ramírez
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El pasado 13 de octubre, el presidente de Colombia, Gustavo Petro, lanzó un anuncio que causó gran preocupación entre sus gobernados: su país entraría en recesión económica en 2023, y el aumento en las tasas de interés establecido por el Banco de la República (banco central) sería el culpable. “Lo cierto es que ha crecido la tasa de interés, que mundialmente entonces tenemos una recesión a la vista, y que la tasa de interés incrementada en Colombia servirá de correa de transmisión de la recesión mundial al interior de la economía colombiana”, dijo el primer mandatario de los colombianos durante un evento de pequeños industriales.
¿Qué es una recesión económica?
Según explican los expertos del banco Santander, uno de los más grandes e importantes del mundo, para entender lo que es una recesión hay que comprender primero dos términos económicos de gran relevancia: expansión económica y contracción económica.
De acuerdo con los analistas, “la economía está compuesta por ciclos de subidas y bajadas, y que su comportamiento es similar al de una ola: cuando crece, la curva empieza a subir hasta alcanzar su capacidad máxima y luego inicia una fase de bajada hasta tocar los mínimos para, otra vez, volver a escalar”.
En ese aspecto, cuando se reporta un crecimiento económico en un país, región o en el mismo mundo, dicho momento específico se considera como de expansión; sin embargo, todo lo que sube tiene que caer y después de alcanzar picos históricos, la economía debe empezar a descender: eso se conoce como contracción económica.
Ahora bien, esta situación no es considerada del todo mala y no debería representar una amenaza latente para la economía de un país, según expertos, si no se extiende durante dos trimestres seguidos. En caso de superar ese lapso, y que el Producto Interno Bruto (PIB) siga cayendo durante seis meses o más, los económistas ya tildan esta situación como una recesión.
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En pocas palabras, la recesión se conoce como ese período de contracción que dura un semestre o más y que puede desincentivar el consumo en un país, en este caso, tras el aumento de las tasas de interés, no solo en Colombia sino en todo el mundo.
Ante la amenaza de inflación por situaciones como la pandemia por COVID-19, la guerra en Ucrania y el aumento del dólar estadounidense, los bancos centrales en todo el mundo están optando por esta estrategia, con el fin de hacer que las personas se desanimen a comprar y de esta forma regular nuevamente la oferta y demanda de una nación.
Sin embargo, esto, como es obvio, desacelera exponencialmente la generación de riqueza, lo que empieza a causar estragos en una economía. En palabras de Kristalina Georgieva, directora del Fondo Monetario Internacional (FMI), desestimular el consumo traería “algo de dolor”, siendo su primer síntoma una recesión económica mundial.
¿Cómo se vería afectada Colombia?
Aunque los expertos del Gobierno nacional no consideran que Colombia haya entrado aún en una recesión económica, teniendo en cuenta que aun a pasos pequeños el PIB sigue aumentando en ese país, lo cierto es que dicho crecimiento podría llegar a estancarse el próximo año.
Las cifras son claras: mientras que en meses anteriores se esperaba que el crecimiento económico del país fuera del 3,2 % al finalizar 2022, esta expectativa descendió hasta un 1,8 %, y según el Ejecutivo colombiano, en caso de seguir por el camino inflacionario que se lleva (precios cada vez más altos), este número podría seguir descendiendo.
Según detallan las cifras de las entidades colombianas, actualmente el país está experimentando el costo de vida más elevado de los últimos 23 años, y los números solo aumentarían teniendo en cuenta la situación de mercado emergente en la que se encuentra Colombia. “La fortaleza del dólar constituye una dificultad importante para los mercados emergentes”, indicó hace unas semanas el FMI. Por supuesto, esto representa una ocasión de mayor tensión dentro de la economía colombiana.
“Si estalla la agitación en los mercados financieros, las condiciones financieras mundiales podrían deteriorarse y el dólar fortalecerse aún más, lo que empujaría a los inversionistas hacia activos seguros. Esto aumentaría considerablemente las presiones inflacionarias y las fragilidades financieras en el resto del mundo, en especial en las economías de mercados emergentes y en desarrollo. La inflación podría, de nuevo, resultar más persistente, sobre todo si continúa la estrechez excesiva de los mercados laborales”, indicó Pierre-Olivier Gourinchas, consejero económico y director del departamento de estudios del FMI.
Entonces, si hasta el mismo presidente Petro considera que su país está en gran riesgo de sumarse a la amenaza de recesión económica que hoy aqueja a todo el mundo, la pregunta que se hacen los colombianos de a pie hoy es: ¿cómo los afectaría realmente esta situación?
La respuesta es sencilla: directamente. Cabe recordar que la guerra en Ucrania, la inflación y la época pospandemia están afectando seriamente el envío de materias primas necesarias para la producción o generación de productos de primera necesidad. Países desarrollados como Estados Unidos y China se han visto afectados por esta realidad, viendo ralentizadas sus economías, tanto para la compra de materiales y productos como para la venta de los mismos.
Así, si EE.UU., siendo el primer socio comercial de Colombia en cuanto a exportaciones e importaciones (26 % en ambos rubros), y China, el segundo en importaciones (24 %) ven un impacto negativo en sus economías, por ende los colombianos también serán víctimas de las mismas.
En resumen: si los grandes socios no tienen dinero, esto significa que no demandarían bienes y servicios producidos en Colombia. Por ende, disminuiría la oportunidad de importación de productos del exterior, ya sea por escasez de dinero o por baja oferta los mismos.
De esta forma, esto afectaría tanto a grandes empresas al interior del país como al más humilde de los trabajadores: sin recursos no hay cómo comprar, y si no se compra no hay qué vender; se entraría en un círculo vicioso de demanda contra escasez.