AMÉRICAS

¿Está Latinoamérica preparada para luchar contra el tráfico ilegal de personas?

Este negocio ilegal produce 150 mil millones de dólares anuales mundialmente

¿Está Latinoamérica preparada para luchar contra el tráfico ilegal de personas?

El 30 de abril pasado, al menos 350 personas fueron rescatadas en una operación de la Interpol, en 13 países de América Latina y el Caribe. En un comunicado de esa institución, la llamada Operación Libertad, coordinada desde Barbados, desplegó 500 agentes que capturaron 22 personas en prostíbulos, explotaciones agrarias y mineras, mercados y fábricas. Según Interpol, durante las redadas fueron rescatados hombres, mujeres y niños. 

Read in english: Is Latin America ready to fight against the illegal trafficking of people?

La trata de personas es la cara contemporánea de la esclavitud. No distingue de raza o género, pero afecta en mayor medida a grupos humanos vulnerables, como mujeres o niños. De esas 350 personas rescatadas, lo más probable es que sufrieran algún tipo de explotación sexual o laboral. Sin embargo, el espectro de la trata incluye también el comercio de órganos, las llamadas mulas o personas que transportan droga, e incluso, el matrimonio servil.

El fenómeno de la trata de personas no es nuevo, pero sus causas pueden ser diversas. El mismo organismo explicó en su portal web que como las víctimas logran aumentar sus ingresos en comparación a lo que podrían ganar en sus países de origen, no se consideran como “víctimas”. Por lo general, quienes captan personas para traficarlas lo logran a través de promesas de mejores condiciones de vida, lo que es muy llamativo sobre la forma en el que el tráfico humano opera.

La trata de personas es la cara contemporánea de la esclavitud

Según un estudio exploratorio, presentado en 2009 por la Universidad Nacional de Colombia y la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC por sus siglas en inglés), el auge de este delito se debe a varios factores, como falta de oportunidades, desigualdad de género, pobreza e incluso la presencia de conflictos armados son catalizadores de la trata ilegal de personas. 

El panorama en Latinoamérica es mixto, esto según el último informe sobre tráfico de personas del Departamento de Estado de Estados Unidos. Dos países sudamericanos están en la primera categoría. Chile y Colombia son reconocidos por construir y alentar políticas contra la propagación y la práctica de este delito. Los estándares son establecidos por el Trafficking Victims Protection Act (TVPA), un estatuto federal estadounidense que provee de herramientas para combatir la trata.

Por otra parte, Argentina, Brasil, Costa Rica, República Dominicana, Ecuador, El Salvador, Honduras, México, Panamá, Paraguay, Perú y Uruguay pertenecen a la segunda categoría. Esta clasificación significa que las naciones no cumplen con los estándares mínimos para frenar la trata, pero están realizando esfuerzos significativos para lograrlo. 

Bolivia, Cuba, Guatemala y Nicaragua hacen parte de una lista de observación en la misma categoría que los anteriores países, pero son singularizados porque no pueden proveer evidencia de que sus esfuerzos están reduciendo los índices de trata en todas sus formas. Igualmente, los compromisos de estos países para establecer esfuerzos serios para reducir tal delito deberían materializarse entre mediados de 2017 y mediados de 2018.

Mundialmente, este negocio genera anualmente unos 150 mil millones de dólares y afecta a 2,5 millones de personas

No obstante, la situación en Venezuela preocupa en cuanto a la lucha contra formas de esclavitud moderna. Es el único país de la región que pertenece a la tercera -y más baja- categoría en cuanto a la mitigación de la trata de personas. Según el informe de Departamento de Estado, este país no solo no logra alcanzar los estándares mínimos sino que tampoco está haciendo esfuerzos significativos para alcanzarlos.

Algunas cifras y datos que pueden ayudar a dimensionar el problema son las que proporciona la UNODC en su último reporte sobre la materia: mundialmente este negocio genera anualmente unos 150 mil millones de dólares y afecta a 2,5 millones de personas. Seis de cada diez víctimas son trasladadas a países diferentes a los de su origen. Igualmente, alrededor de dos terceras partes de las víctimas son mujeres y uno de los mayores flujos de ciudadanos latinoamericanos es hacia el este de Europa.  

Aunque en la región parece estar encaminada a fortalecer su lucha en contra de la trata ilegal de personas, es claro que los retos son más que los avances. El mismo Departamento de Estado de Estados Unidos reconoce, en su informe, que incluso los países en la primera categoría deben seguir mejorando, pues la clandestinidad del negocio y la inestabilidad política en regiones como Venezuela facilitan que esta práctica se fortalezca. 

 

LatinAmerican Post | Iván Parada Hernández
Copy edited by Marcela Peñaloza

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