Estos son los cuatro países latinoamericanos que han tenido relación con Irán en materia nuclear
No solo Argentina colaboró con Irán; Venezuela, Cuba y Bolivia también han sido aliados silenciosos en el programa nuclear del país persa
A pesar del reciente retiro de Estados Unidos del acuerdo nuclear con Irán, los otros países que conforman el pacto (Rusia, Francia, Reino Unido, Alemania y China) ratificaron que continuarán dando apoyo al programa nuclear de Irán siguiendo las bases y condiciones establecidas. Sin embargo, Irán cree que terminar el programa sería “imposible sin el apoyo estadounidense”. Una opción para Irán en estos momentos difíciles podría ser Latinoamérica, que desde hace más de 40 años ha mantenido relaciones en materia nuclear por debajo de la mesa con el Estado de Medio Oriente.
Al evaluar la relación entre Irán y Latinoamérica, se observa que la mentalidad izquierdista es una parte importante para establecer relaciones diplomáticas. No obstante, detrás de la fachada ideológica se ocultan numerosos acuerdos estratégicos y comerciales. Estos son los países de Latinoamérica que han colaborado de diferentes formas con el programa nuclear de Irán:
Argentina
La BBC publicó un reportaje en el que se enmarca la presencia argentina en el programa nuclear de Irán. “El primer contacto oficial fue una visita a Argentina en 1985 de una delegación de la Organización de Energía Atómica de Irán (OEAI), que fue invitada por la Comisión Nacional de Energía Atómica de Argentina (CNEA)”, explicó Darío Jinchuk, físico nuclear argentino y consultor privado. Más allá del encuentro oficial con Irán, el experto también reveló un dato que no se encuentra exactamente en los libros de historia. En 1973, siete agentes que habían sido despedidos de la CNEA “asesoraron a Irán en la creación de la OEAI de forma independiente, realizando viajes a ese país durante varios años”.
Más adelante, con la organización nuclear iraní establecida y su primer encuentro con Argentina consolidado, el país islámico ganó interés en “la colaboración argentina en la fabricación de combustibles nucleares”. De manera que en 1988 los dos países firmaron un acuerdo comercial por $10 millones de dólares “para la construcción de una planta piloto de purificación y conversión de uranio”, y otro por $15 millones para la “fabricación de elementos combustibles para reactores de investigación”, como indicó el reportaje de la BBC. Sin embargo, Argentina se retiró de estos acuerdos nucleares debido a la presión por parte de la comunidad internacional, lo que les costó una demanda millonaria de Irán.
Venezuela
Desde los tiempos de Chávez, Irán y Venezuela son aliados estratégicos. Más allá del odio que comparten hacia Estados Unidos, estas dos naciones esconden acuerdos estratégicos y comerciales. Según el periódico El Imparcial, Chávez no solo era “el mayor defensor del programa nuclear impulsado por Ahmadineyad (ex presidente de Irán), sino uno de los principales socios de la nación persa en América Latina”.
En el 2011, en el periódico El Nacional se sugirió que había interés de la República Islámica en el uranio de Venezuela. “Las rocas fosfáticas de las cercanías de Navay, en Táchira, tienen un contenido del mineral que puede utilizarse con fines nucleares. El Gobierno iraní ha mostrado interés en las minas de la zona, aunque asegura que el propósito es producir fertilizantes”. En el artículo también se recalcó que desde los años 50, geólogos franceses, estadounidenses y venezolanos han demostrado que las rocas de Navay poseen un “importante potencial para la extracción de uranio”, principal combustible de las armas nucleares.
Cuba
La relación política entre Irán y Cuba lleva implícita una alianza simbólica, puesto que ambas son naciones que se encuentran en la lista negra de Estados Unidos y han sido rechazadas por la comunidad internacional. Según el analista Pablo Jofre Leal, Irán era uno de los principales benefactores del régimen castrista, junto con Venezuela. El país persa le concedió cerca de 700 millones de dólares en créditos y a cambio del regalo iraní, “Cuba ha brindado al régimen de Ahmadineyad su conocimiento para la construcción de un centro de investigación y producción de biotecnología, así como el leal apoyo del líder de la Revolución Cubana hacia el programa nuclear iraní”, manifestó el analista.
Bolivia
La relación diplomática entre Bolivia e Irán parecía encajar solo por afinidad política, hasta que en 2012 autoridades bolivianas encontraron dos toneladas de uranio en la capital del país con un destino que no se quiso revelar. Esto levantó sospechas internacionales, y las suposiciones vincularon a Bolivia con el programa nuclear de Irán. La relación de Bolivia con el país persa fue abiertamente cercana ante los ojos del mundo, al igual que la de Venezuela, en donde convenientemente también se han encontrado grandes cantidades del mineral nuclear.
Israel acusó a Irán de comprar uranio a Venezuela y Bolivia: “La misión diplomática de Irán en Bolivia responde a los intereses iraníes en ganar acceso a los depósitos de uranio”, manifestó Avigdor Lieberman, Ministro de Relaciones Exteriores de Israel en un cable filtrado por WikiLeaks. Sin embargo, ambas naciones suramericanas han negado el intercambio de uranio con Irán.
Estos países latinoamericanos no solo mantienen relaciones nucleares con el llamado “Eje del mal” o países considerados terroristas por Estados Unidos. Por un lado, Bolivia posee un acuerdo nuclear con Rusia que contempla la explotación de uranio. Por otra parte, Argentina tiene un acuerdo nuclear con Holanda, en búsqueda de crecer su producción energética.
A pesar del apoyo histórico de Sudamérica, público o secreto, el panorama de América Latina tampoco pinta tan bien para Irán por la reducción drástica de la izquierda latinoamericana con respecto a hace algunos años. “Después una década de victorias en Latinoamérica, el bloque de países gobernados por líderes populistas, como el de Nicolás Maduro, en Venezuela; Evo Morales, en Bolivia, y Daniel Ortega, en Nicaragua, están en retirada”, explicó Emanuele Ottolenghi, analista de la fundación Defense of Democracies (FDD, por sus siglas en Inglés) en Washington.
Latin American Post | María de los Ángeles Rubio
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