Gobierno mexicano: de rodillas y con las manos arriba
La tarde del 17 de octubre de 2019 pasará a la historia como el día en el que el cartel de Sinaloa y la facción “los chapitos”, comandada por los hijos del Chapo, puso de rodillas el gobierno mexicano: a su secretario de seguridad, Alfonso Durazo y al mismísimo presidente de la república, Andrés Manuel López Obrador.
Andrés Manuel López Obrador, presidente de México. / Foto: REUTERS
LatinAmerican Post | Alberto Castaño
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Con una insólita decisión, el presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador, ha sorprendido al mundo entero. Respaldó la decisión de su secretario de Seguridad, Alfonso Durazo, de dejar en libertad a Ovidio Guzmán López, alias ‘El Ratón’, hijo del narcotraficante mexicano, Joaquín ‘el Chapo’ Guzmán condenado en julio pasado a cadena perpetua por una corte de los Estados Unidos.
Guzmán López, hijo del capo del narcotráfico del cartel de Sinaloa y Griselda López Pérez, nació en Culiacán en 1991 y está en la mira del gobierno de los Estados Unidos, desde mayo de 2012, por conspiración para la distribución de cocaína, marihuana y metanfetaminas en ese país en compañía de su hermano mayor Joaquín Guzmán López alias ‘el chapito’.
Una patrulla de la Guardia Nacional de México, hacia las 3:00 PM, hora local, conformada por unos 30 efectivos, patrullaba de rutina una de las calles del sector de Tres Ríos en la ciudad de Culiacán, capital del estado de Sinaloa, cuando fueron atacados con disparos de arma de fuego desde una casa.
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Los militares, repeliendo el ataque, se alzaron con el control de la vivienda y en el intercambio de disparos dieron captura a un hombre que las autoridades del país ‘charro’ requerían para enfrentarse a la justicia, del mismo modo que el gobierno de los Estados Unidos. El hombre fue positivamente identificado como ‘el ratón’ u Ovidio Guzmán López, heredero de la empresa criminal de su padre.
Sin embargo, la noticia no fue emitida por las autoridades de seguridad del país. Antes del anuncio hecho por Durazo, la foto de Guzmán ya circulaba por redes sociales alertando a toda la estructura criminal para salir en búsqueda de la liberación de uno de sus ‘patrones’.
La situación que se avecinaba no era fácil de manejar para las autoridades mexicanas que en pocos minutos se vieron sobrepasadas por la fuerza criminal que con pasmosa agilidad y fiereza doblegaron a las instituciones constitucionales del estado haciéndoles ver quién manda realmente en los estados del norte del país en donde operan los grandes carteles de la droga mundial.
La estrategia fue sencilla: atacar la vivienda haciendo replegar a la Guardia Nacional y al unísono, otros grupos atacaban sin piedad en otras zonas de la ciudad de unos 800.000 habitantes, obligando a dividir las fuerzas del estado para prevenir actos lamentables en toda la zona.
Ante los hechos, el secretario de seguridad, Francisco Alfonso Durazo Montaño, anunció que la decisión que tomó fue “suspender las acciones” (de la fuerza pública), sin admitir en primer momento que esto implicaba dejar en libertad al presunto delincuente buscado por los dos países.
Las informaciones erráticas y sin confirmación dieron lugar a especulaciones y por momentos no fue claro si liberaron o no al detenido heredero de la empresa narcotraficante de su padre y el socio de él, el Mayo Zambada, hasta que fue el mismo presidente de los mexicanos quien confirmó la noticia en rueda de prensa.
“Estaban en riesgo muchos ciudadanos, muchas personas, muchos seres humanos. Se decidió proteger la vida de las personas y yo estuve de acuerdo con eso”, esa fue la explicación que AMLO dio a la opinión pública sobre las razones que llevaron a las fuerzas del estado a soltar al criminal.
Y para no dejar dudas sobre la debilidad del estado ante la arremetida criminal, el presidente agregó “Yo avalé esa decisión porque se tornó muy difícil la situación”.
Ante la mirada incrédula de todo el mundo, Culiacán ardía en diferentes puntos y se empezaron a conocer videos en redes sociales que evidenciaban la crítica situación que ciudadanos del común vivieron durante esas horas de zozobra y violencia.
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Frases como “La decisión se tomó para proteger a los ciudadanos. No se puede apagar el fuego con el fuego” o “No se trata de masacres, ya eso terminó” y finalmente “No queremos muertos, no queremos la guerra. Esto le cuesta trabajo entenderlo a muchos. La anterior estrategia convirtió al país en un cementerio, lo he dicho una y mil veces. Nada por la fuerza, todo por la razón y el derecho”, el presidente mexicano intentaba explicar a sus conciudadanos y al mundo la decisión adoptada por Durazo y avalada por él mismo.
Y finalmente, para defenderse de aquellas voces que lo acusan de debilidad institucional y de ser cómplice de la impunidad reinante en México, el presidente se defiende con una expresión que deja más dudas que certezas: “No hay impunidad porque no hay contubernio entre delincuencia y autoridades. Sobre si se demostró debilidad del Estado es más que nada una conjetura de los expertos”.
Muchos han recordado las palabras de López Obrador, quien en ese momento fuera un político opositor al gobierno del expresidente Peña Nieto, en un trino en la red social twitter el 14 de julio de 2015, cuando se fugó El Chapo Guzmán de su lugar de reclusión: “Si cuando menos no renuncia el gabinete de seguridad, va a quedar la idea de que había complicidad al más alto nivel en la fuga del Chapo”. Esta vez no se fugó el Chapo, su gobierno liberó a su hijo, también narcotraficante requerido por la justicia de dos países.
Si cuando menos no renuncia el gabinete de seguridad, va quedar la idea de que hubo complicidad al más alto nivel en la fuga del Chapo
— Andrés Manuel (@lopezobrador_) 15 de julio de 2015
Lo único que quedó claro con la jornada de violencia desatada en la tarde del 17 de octubre de 2019 es quién es el que manda en Culiacán estado de Sinaloa, México.