AMÉRICAS

Históricamente confinado a América Latina, el virus Oropouche llega a Europa

El virus Oropouche, históricamente confinado a América Latina, ha llegado a Europa por primera vez, con casos detectados en Italia tras la muerte de dos mujeres en Brasil. Este alarmante acontecimiento genera preocupación sobre una posible crisis sanitaria mundial.

En un hecho preocupante, el virus Oropouche, considerado durante mucho tiempo una enfermedad transmitida por vectores confinada a América Latina, ahora ha aparecido en Europa. Se confirmaron dos casos recientes en Italia después de que viajeros regresaron de Cuba, lo que marca la primera vez que el virus se detecta fuera de sus límites geográficos habituales. Esta noticia llega poco después de que dos mujeres en Brasil murieran a causa del virus, lo que resalta aún más la creciente amenaza del OROV a medida que se propaga más allá de sus límites tradicionales.

Identificado por primera vez en Brasil en 1955, el virus Oropouche se transmite principalmente por mosquitos que pican. Se ha vuelto cada vez más frecuente en la región del Amazonas y otras partes de América Latina, con brotes reportados en Bolivia, Colombia, Cuba y Perú. El virus causa la fiebre de Oropouche, caracterizada por síntomas similares a los del dengue, que incluyen fiebre, dolores musculares y de cabeza. Si bien la mayoría de los casos son leves, pueden ocurrir complicaciones graves, como meningitis, lo que convierte al virus en un importante problema de salud pública.

A pesar de su impacto, la fiebre de Oropouche ha permanecido relativamente fuera del radar en comparación con enfermedades transmitidas por vectores como el Zika o el dengue. Sin embargo, su potencial de provocar resultados graves, incluidas complicaciones neurológicas y discapacidades congénitas, lo ha convertido en una preocupación creciente en la comunidad médica. La reciente detección del virus en Europa subraya la necesidad de una mayor conciencia y preparación a medida que el virus continúa propagándose.

Primeros casos europeos: una llamada de atención

Según The Lancet, los primeros casos europeos del virus Oropouche se notificaron en Italia. Los dos pacientes, una mujer de 26 años y un hombre de 45, habían viajado recientemente a Cuba. La mujer regresó a Verona el 26 de mayo, luego de una estadía de dos semanas en la provincia de Ciego de Ávila, y comenzó a presentar síntomas como fiebre y diarrea. El segundo paciente, que había visitado La Habana y Santiago de Cuba a principios de junio, desarrolló síntomas poco después de regresar a Forlì, en el norte de Italia.

Ambos pacientes buscaron atención médica y fueron diagnosticados con fiebre de Oropouche en el Departamento de Enfermedades Infecciosas Tropicales y Microbiología del Hospital de Investigaciones Científicas Sagrado Corazón Don Calabria, cerca de Verona. Afortunadamente, ambos individuos se recuperaron por completo. Sin embargo, sus casos representan un hito importante, ya que es la primera vez que el virus Oropouche se diagnostica fuera de América Latina.


Las recientes muertes de dos mujeres en Brasil a causa del virus Oropouche han hecho saltar las alarmas sobre la posible gravedad de esta enfermedad. Las mujeres, ambas menores de 30 años y sin problemas de salud subyacentes, sucumbieron a lo que el Ministerio de Salud brasileño describió como casos graves parecidos al dengue. Estas muertes marcan las primeras muertes registradas por Oropouche, lo que enfatiza aún más la capacidad del virus para causar enfermedades graves.

El Ministerio de Salud de Brasil también informó sobre una tendencia preocupante: se han observado casos de microcefalia (donde la cabeza de un bebé es mucho más pequeña de lo esperado) en recién nacidos cuyas madres fueron infectadas con Oropouche durante el embarazo. Esto refleja el impacto devastador del virus Zika, que provocó discapacidades congénitas generalizadas durante el brote de 2015. Los paralelos entre Oropouche y Zika han generado temores de que el primero pueda convertirse de manera similar en una crisis de salud global si no se contiene.

La difusión de Oropouche

Desde su descubrimiento hace casi siete décadas, la incidencia de las infecciones por el virus Oropouche ha aumentado constantemente y los brotes se han producido con mayor frecuencia en toda América Latina. La capacidad del virus para infectar una amplia gama de huéspedes vertebrados, incluidos humanos, primates no humanos y potencialmente otros animales, sugiere que su propagación podría ser más extensa. Esta adaptabilidad, junto con su transmisión tanto por mosquitos como por mosquitos, convierte a Oropouche en un patógeno formidable e impredecible.

Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) de Estados Unidos han identificado brotes actuales del virus Oropouche en varios países latinoamericanos, incluidos Bolivia, Brasil, Colombia, Cuba y Perú. Solo en Brasil, se notificaron más de 7.200 casos en 2024, la mayoría de los cuales ocurrieron en los estados de Amazonas y Rondônia. La rápida propagación del virus, junto con las muertes confirmadas y los casos de discapacidades congénitas, subraya la urgencia de desarrollar una respuesta sólida de salud pública.

Uno de los desafíos importantes en el manejo de los brotes del virus Oropouche es la dificultad para diagnosticar la enfermedad. Los síntomas de la fiebre de Oropouche no son específicos y se superponen con los de otras enfermedades tropicales, como el dengue y el Zika. Esto hace que las pruebas de laboratorio sean cruciales para un diagnóstico preciso; sin embargo, las pruebas disponibles son limitadas y los diagnósticos comerciales escasos. Como resultado, muchos casos pueden pasar desapercibidos o diagnosticarse erróneamente, lo que complica los esfuerzos para rastrear y controlar la propagación del virus.
Además, la investigación sobre el virus Oropouche sigue siendo limitada, con importantes lagunas en la comprensión de su epidemiología, sus ciclos de transmisión y su potencial de protección cruzada con otros virus. Si bien algunos estudios han identificado diferentes cepas del virus, como las variantes Iquitos, Madre de Dios y Perdões, aún se desconoce mucho sobre el comportamiento del virus y su interacción con el sistema inmunológico humano. La falta de modelos animales sólidos y de estudios sistemáticos de reservorios no humanos obstaculiza aún más los esfuerzos para desarrollar tratamientos y estrategias de prevención eficaces.

Implicaciones para la salud global

La detección del virus Oropouche en Europa marca un punto de inflexión fundamental en la lucha contra esta enfermedad emergente. A medida que el virus continúa propagándose, plantea una amenaza creciente no sólo para América Latina sino también para otras regiones. Los casos recientes en Italia resaltan el potencial de Oropouche de convertirse en un problema de salud global, particularmente a medida que se reanudan los viajes internacionales tras la pandemia de COVID-19.

Para abordar esta amenaza emergente, existe una necesidad urgente de aumentar la investigación sobre el virus, el desarrollo de herramientas de diagnóstico más accesibles y la implementación de programas integrales de vigilancia. Las autoridades de salud pública también deben considerar el impacto potencial de Oropouche en las poblaciones vulnerables, particularmente en las mujeres embarazadas, dada la asociación del virus con defectos de nacimiento.

La llegada del virus Oropouche a Europa es un claro recordatorio de la interconexión de nuestro mundo y el riesgo siempre presente de enfermedades infecciosas emergentes. La capacidad del virus para propagarse a través de continentes, junto con su potencial para causar enfermedades graves y defectos de nacimiento, lo convierte en un importante problema de salud pública que exige atención inmediata.

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Mientras la comunidad mundial continúa lidiando con los desafíos de las enfermedades infecciosas, el caso del virus Oropouche subraya la importancia de la vigilancia, la preparación y la cooperación internacional. Al invertir en investigación, mejorar las capacidades de diagnóstico y fortalecer la vigilancia, podemos protegernos mejor contra la propagación de este y otros patógenos emergentes, salvaguardando la salud pública para todos.

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