AMÉRICAS

Honduras: la marcha de las cacerolas

Entienda la encrucijada democrática en que ese encuentra este país centroamericano

Honduras: la marcha de las cacerolas

El pasado junio, en la Asamblea General de la Organización de Estados Americanos (OEA), la canciller hondureña instaba a Venezuela sobre la crisis democrática y humanitaria de este país e invitaba al diálogo y a la voluntad política para poder superar esta situación. Lo irónico es que lo mismo podría aplicar hoy para Honduras. Las pasadas elecciones del 26 de noviembre para elegir presidente se convirtieron en caos ante la potencial victoria del candidato del partido Alianza Oposición Salvador Nasralla quién, con la mitad de las mesas escrutadas, ganaba por 4 puntos al actual presidente Juan Orlando Hernández quién busca la reelección, prohibida constitucionalmente.

El recuento de votos se detuvo alegando problemas técnicos y más de una semana ha pasado sin resultado oficial. Este hecho profundiza el déficit democrático de las instituciones hondureñas que ya estaban menoscabadas desde la crisis política y social del 2009, que acabó con la destitución de Manuel Zelaya y que, en un amplio consenso internacional, se interpretó como un golpe de estado.

En esta situación de extrema desconfianza, con cacerola en mano, la gente salió a la calle a protestar exigiendo transparencia por la posible cooptación del Tribunal Supremo Electoral (TSE) por parte del gobierno. Una fuerte represión de las fuerzas de seguridad dejó como resultado 11 personas muertas, según la ONU y la CIDH. Días después, parte del cuerpo de la policía se negó a reprimir las protestas alegando que los ciudadanos están en su derecho.

Por otro lado, la visita de la misión electoral de la OEA declaró una serie de irregularidades, como la compra de votos en 3 departamentos y el uso de dinero del estado en la campaña para la reelección del actual presidente Hernández, entre otras. Todos estos hechos demuestran el calado de la crisis en Honduras.

Nueve días después, el TSE declaró como ganador al actual presidente Hernández por cerca de un punto de ventaja, a lo que el opositor Nasralla no estuvo de acuerdo y se declaró como ganador de la contienda. Hernández responsabiliza a la oposición por la agitación social, con lo cual pretende demostrar que él no tiene nada que ver con esta crisis.

La oposición pidió la revisión de las actas electorales y el gobierno dice estar dispuesto. Podría parecer que hay un esfuerzo de diálogo, pero dependerá de la actitud de los candidatos y de una respuesta satisfactoria para los ciudadanos, quienes viven en uno de los países más desiguales del continente con altos niveles de miseria y pobreza. En este escenario, la desconfianza es tal que, independientemente de quién se pueda proclamar como presidente de la república, la situación del país puede ir a peor mientras los gritos en las calles y las cacerolas reclaman una ciudadanía que no es tenida en cuenta, incluso cuando votan. 

El país centroamericano esta en medio de una crisis sociopolítica que lleva incubándose casi 10 años. Analistas políticos han dicho que cualquier alternativa a la derecha conservadora est vista como una amenaza y se estigmatiza. Han explicado que sobre esa base, no es posible construir democracias fuertes.

 

Latin American Post | César Amaya Sandino

Copy edited by Laura Rocha Rueda

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