AMÉRICAS

Jefe criminal sudamericano capturado en Nueva York después de un alboroto mortal

Gianfranco Torres-Navarro, un notorio jefe criminal sudamericano vinculado con al menos 23 asesinatos en Perú, fue capturado en Nueva York la semana pasada. Su arresto, junto con el de su novia, puso fin a una búsqueda de meses y planteó serias dudas sobre los procedimientos de inmigración de Estados Unidos.

Gianfranco Torres-Navarro, uno de los criminales más buscados de Sudamérica, fue detenido en Nueva York la semana pasada, lo que marcó el final de una dramática búsqueda internacional. Torres-Navarro, de 38 años, es el líder de la violenta pandilla “Los Asesinos de Ventanilla y Callao”, que ha aterrorizado a partes de Perú con una brutal campaña de asesinatos y extorsión. Su captura, junto con la de su novia Michelle Sol Ivanna Ortíz Ubillús, trajo alivio a muchos en Perú, pero también generó controversia sobre cómo se le permitió al famoso líder de la pandilla ingresar y permanecer en los Estados Unidos.

El arresto se produjo apenas tres meses después de que las autoridades de inmigración estadounidenses detuvieran inicialmente a Torres Navarro cuando cruzó ilegalmente la frontera de México a Texas. Sorprendentemente, a pesar de sus antecedentes peligrosos, fue liberado con un aviso para presentarse a un procedimiento de inmigración. La supervisión ha generado importantes críticas y preguntas sobre la efectividad de los procesos de control de inmigración y seguridad fronteriza de Estados Unidos.

Un notorio líder de pandilla

Gianfranco Torres-Navarro no es un criminal común y corriente. Es el temido líder de “Los Asesinos de Ventanilla y Callao”, una pandilla que ha alcanzado la infamia en Perú por sus tácticas despiadadas y métodos violentos. La pandilla, que se formó en 2022, opera principalmente en las regiones costeras cercanas al principal puerto de Perú, donde ha establecido un control sobre las empresas constructoras locales mediante la extorsión y la violencia. Torres-Navarro, conocido como “Gianfranco 23”, un apodo que hace referencia escalofriante a la cantidad de personas que supuestamente mató o ordenó matar, ha dejado un rastro de muerte y destrucción a su paso.

Antes de fundar “Los Killers”, Torres-Navarro fue miembro de otra notoria organización criminal, “Los Malditos de Angamos”. Su ascenso en las filas del hampa de Perú estuvo marcado por una serie de actos cada vez más violentos, que eventualmente lo llevaron a liderar una de las pandillas más temidas del país. Las autoridades peruanas han tratado durante mucho tiempo de llevarlo ante la justicia, acusándolo de delitos que van desde sicariato hasta extorsión y la operación de una sofisticada empresa criminal.

Michelle Sol Ivanna Ortíz Ubillús, novia y colaboradora cercana de Torres-Navarro, también ha jugado un papel importante en las operaciones de la pandilla. Descrito como su lugarteniente y cajero de la pandilla, Ortíz Ubillús manejaba el lado financiero de la empresa criminal mientras mantenía una imagen pública en las redes sociales, donde hacía alarde de su lujoso estilo de vida. Su participación en la pandilla y la reciente captura de la pareja no han hecho más que aumentar la intriga pública en torno a este caso.

Un rastro de sangre y miedo

Las actividades criminales de Torres-Navarro son tan brutales como extensas. Se cree que es responsable de la muerte de numerosos líderes de bandas rivales y de sus familiares, incluidos mujeres y niños. Según el coronel Franco Moreno, jefe de la División de Investigaciones de Delitos de Alta Complejidad de Perú, el reinado de terror de Torres Navarro tenía como objetivo consolidar su poder y eliminar cualquier amenaza a su imperio criminal.

Uno de los incidentes más impactantes relacionados con Torres Navarro ocurrió en febrero de 2023, cuando supuestamente ordenó el asesinato del líder de una pandilla rival y de cinco miembros de su familia, incluidos dos niños pequeños. Los asesinatos conmocionaron a la comunidad y solidificaron aún más la reputación de Torres-Navarro como un criminal peligroso y despiadado. En otro caso de alto perfil, se sospecha que Torres Navarro está detrás del asesinato del policía retirado César Quegua Herrera, quien fue asesinado a tiros en un restaurante en San Miguel en marzo.

Las autoridades peruanas han descrito a Torres Navarro como un criminal que se creía intocable. Se le acusa de haber llevado a cabo personalmente algunos de los asesinatos atribuidos a su banda, lo que se suma al miedo y la intimidación que “Los Killers” han sembrado en las zonas bajo su control. Su arresto pone fin a su reinado de terror, pero el legado de miedo que ha dejado probablemente perdurará en los años venideros.

Un sistema de inmigración defectuoso

Las circunstancias que rodearon la entrada de Torres Navarro a Estados Unidos han generado importantes preocupaciones sobre la eficacia del sistema de control de fronteras e inmigración de Estados Unidos. El 16 de mayo, Torres Navarro cruzó ilegalmente la frontera entre Estados Unidos y México cerca de Roma, Texas, donde fue rápidamente detenido por la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de Estados Unidos (CBP). Sin embargo, en lugar de permanecer detenido, fue puesto en libertad con una notificación para comparecer ante un tribunal de inmigración, decisión que desde entonces ha sido objeto de intenso escrutinio.

Al momento de su liberación, parece que las autoridades estadounidenses desconocían los antecedentes violentos de Torres Navarro y su condición de criminal buscado en Perú. Las autoridades peruanas no emitieron una orden de arresto internacional contra Torres Navarro hasta el 3 de julio, cuando ya había sido liberado en el interior de Estados Unidos. No fue hasta el 8 de julio que el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas de Estados Unidos (ICE, por sus siglas en inglés) recibió información sobre su historial criminal y tomó medidas para arrestarlo una vez más.

El caso ha puesto de relieve los desafíos que enfrentan las autoridades de inmigración estadounidenses al examinar e identificar a personas de alto riesgo que intentan ingresar al país. Si bien la CBP ha declarado que emplea una variedad de recursos e información, incluidas bases de datos internacionales, para examinar a los migrantes, el aparente fracaso en identificar a Torres Navarro como un criminal peligroso ha llevado a pedidos de revisión de los procedimientos actuales. Los críticos argumentan que la incapacidad del sistema para impedir que un conocido líder de una pandilla entre y permanezca en Estados Unidos representa un grave fallo en la seguridad nacional.

Batallas legales y deportación

Tras su captura, Torres-Navarro se encuentra actualmente detenido en un centro de detención federal en Nueva York, donde espera una audiencia de inmigración. Su novia, Michelle Sol Ivanna Ortíz Ubillús, también está detenida en un centro de procesamiento en Pensilvania. Es probable que ambos enfrenten la deportación a Perú, donde tendrán que rendir cuentas por sus presuntos crímenes.

Las autoridades peruanas han acogido con satisfacción los arrestos y se están preparando para procesar a Torres Navarro y sus asociados por una letanía de delitos, incluidos asesinato, extorsión y operación de una organización criminal. En los últimos meses, la policía peruana también ha logrado avances significativos en el desmantelamiento de “Los Killers”, arrestando a varios miembros de la pandilla en una serie de redadas coordinadas. Estos arrestos, junto con la captura de Torres Navarro, representan un golpe significativo a las operaciones de la pandilla, aunque aún está por verse el alcance total de sus actividades.

A medida que el caso de Torres Navarro avance, pondrá a prueba la capacidad de los sistemas de inmigración y justicia de Estados Unidos para manejar a criminales internacionales de alto perfil. Si bien parece probable su eventual deportación a Perú, el caso ya ha provocado una conversación más amplia sobre la necesidad de una evaluación más rigurosa y una mejor cooperación internacional para rastrear y detener a personas peligrosas.

Para el pueblo de Perú, la captura de Gianfranco Torres-Navarro es un momento de alivio y una pequeña victoria en la batalla en curso contra el crimen organizado. Sin embargo, también es un recordatorio de los persistentes desafíos que enfrentan las fuerzas del orden al combatir las redes criminales que operan a través de fronteras con impunidad. Puede que el arresto de Torres-Navarro haya puesto fin a un capítulo de violencia, pero la lucha contra bandas como “Los Killers” está lejos de terminar.

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Al final, el caso de Gianfranco Torres-Navarro subraya las complejidades y dificultades del crimen moderno para garantizar justicia a través de líneas internacionales. A medida que las autoridades de Estados Unidos y Perú continúan trabajando juntas, la esperanza es que este caso conduzca a una mejor cooperación y salvaguardias más sólidas para evitar que situaciones similares ocurran en el futuro.

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