Iván Duque anunció a la nueva directora del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar, el órgano que muchas veces representa al Estado en las regiones más apartadas

El pasado 5 de agosto, el nuevo presidente de Colombia anunció por medio de Twitter que Juliana Pungiluppi será la nueva directora del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (ICBF). Pungiluppi es politóloga de la Universidad de Los Andes y tiene una maestría en Políticas Públicas de la Universidad de Princeton y otra en Gestión Política de la Universidad de George Washington, como reportó El País. Además, como resaltó Duque en su trino, tiene “más de 15 años de experiencia en la creación y ejecución de políticas de desarrollo social”.

En el mismo trino, Duque dijo que Pungiluppi “será garantía del manejo transparente de los recursos de la infancia”. Con esto en mente, ¿qué podemos esperar de su gestión? 

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Según la Resolución no. 11500 de 9 noviembre de 2017, el jefe directo del Director General del ICBF es el Presidente de la República. Además, su propósito principal es “Dirigir la prestación del servicio público de bienestar familiar cifrando su atención en los niños, niñas, adolescentes, familias y comunidades colombianas, que demandan el reconocimiento, garantía, prevención y/o restablecimiento de derechos, mediante la coordinación con las entidades y organismos competentes y de acuerdo con las políticas del Gobierno Nacional y las normas vigentes”. Por lo tanto, Pungiluppi desempeñará un cargo ejecutivo, más que político. 

El problema más grande: la desnutrición en La Guajira

El ICBF ha sido fuertemente criticado en los últimos años por la crisis de desnutrición de los niños de La Guajira. Según el Banco de la República, en un documento del 19 de abril del 2017, “Los fallecimientos de niños wayuu asociados a la desnutrición son motivo de preocupación nacional. El debate ha enfatizado el mal manejo de los recursos por los guajiros, pero la problemática se origina en múltiples factores de carácter estructural y coyuntural”.

Si bien este es un problema estructural que deben enfrentar múltiples actores del estado, el ICBF es el ente nacional que debe estar al frente de este problema. Lo ha hecho por medio de la llamada #OperaciónGuajira, una campaña de la Directora General Karen Abudinen. Aunque se lograron diferentes avances, como que “En el marco de la #OperaciónGuajira, el ICBF desde la oficina de Aseguramiento a la Calidad, verificó que el Centro de Recuperacion Nutricional cumple con los requisitos para la atención a los niños y niñas que se han rescatado y requieren el proceso de recuperación”, aún hay mucho por hacer. 

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Pungiluppi ha trabajado con el Banco Mundial, el Banco Interamericano de Desarrrollo, la Fundación Mario Santo Domingo por el Desarrollo Sostenible en Colombia, entre otros, lo cual evidencia que está preparada para enfrentar este reto. 

El otro gran reto: la explotación sexual de menores

Luego de la revelación del éxito de la Operación Vera I, durante la cual fue capturada “la mayor proxeneta del país, Liliana Campos Puello”, en Cartagena, como reportó El Heraldo. Esta operación de la Fiscalía General de la Nación, con el apoyo de la Policía, es considerada exitosa. Sin embargo, le corresponde al ICBF trabajar por la protección de los niños, niñas y adolescentes en condiciones de vulnerabilidad que pueden acabar en una red de explotación sexual. Este es otro de los problemas que se espera que, con Pungiluppi a la cabeza, el ICBF pueda enfrentar. 

LatinAmerican Post | Laura Rocha Rueda