La historia de cómo la Mafia Mexicana rastreó a un hombre desde una prisión en EE. UU. hasta un campamento de personas sin hogar
Samuel “El Negro” Villalba murió violentamente en 2021. Décadas antes, perdió el apoyo de la Mafia Mexicana. Su historia de vida muestra el poder de esta organización incluso fuera de la prisión. Su comportamiento despiadado llega a todas partes. Este hecho es significativo.
Una fuerza creciente en un mundo peligroso
Samuel “El Negro” Villalba comenzó su relación con la Mafia Mexicana en la década de 1980. Estaba en la prisión de Folsom en ese entonces. Se unió a uno de los grupos criminales más temidos de Estados Unidos. Villalba pronto se ganó la confianza de la Mafia. Desempeñó un papel crucial en su plan para controlar las pandillas callejeras mediante el cobro de “impuestos” forzados.
Las reuniones tenían lugar en parques y centros comunitarios. Estas reuniones eran más que simples negocios; eran una muestra de poder. Los líderes de las pandillas advertían claramente que no pagar tendría consecuencias brutales, tanto en las calles como en prisión. Villalba prosperó en este entorno peligroso, aplicando estos “impuestos” con una dedicación inquebrantable y sin dudar.
Su implicación alcanzó su punto máximo en la década de 1990. Participó en decisiones de alto riesgo, como votar para eliminar a otros miembros de la Mafia que habían perdido el favor del grupo. Un caso destacado fue el del asesor de la película American Me (1992), Charles “Charlie Brown” Manriquez. La película enfureció a la Mafia porque mostraba la violación de un miembro fundador. Manriquez pagó el precio máximo por su asociación con la película, siendo asesinado en 1992.
Sin embargo, la carrera criminal de Villalba sufrió un duro golpe en 1994. Fue acusado junto con otras 21 personas en un extenso caso de crimen organizado. Huyó de las autoridades y logró evadir su captura durante un año antes de ser arrestado en un motel en Buena Park. Esta acusación marcó el inicio de una larga condena en prisión y el comienzo de su caída dentro de la organización.
Un error fatal
Durante su tiempo en prisión, Villalba tomó una decisión que probablemente selló su destino: atacó a James “Rube” Soto, un líder muy respetado de la Mafia Mexicana. Este acto fue visto como una grave violación de las estrictas reglas y jerarquías de la organización.
Las consecuencias llegaron rápido y fueron severas. Cámaras en prisión captaron los hechos. Un recluso golpeó inesperadamente a Villalba, seguido de dos más que se unieron al brutal ataque. Aunque sobrevivió, quedó aislado y marcado para morir. La Mafia lo expulsó oficialmente, convirtiéndolo en un blanco visible.
Fuera de prisión, Villalba intentó mantenerse oculto. Se refugió en un campamento de personas sin hogar cerca de la autopista 91 en Long Beach. Su cuerpo, antes robusto, se había debilitado, y su salud era frágil. Intentó pasar desapercibido, pero quedarse cerca de áreas controladas por la Mafia resultó ser un gran error.
Cazado hasta el final
El 10 de enero de 2021, el pasado de Villalba finalmente lo alcanzó. Según los fiscales, dos hombres armados ingresaron al campamento donde vivía. Testigos declararon que los hombres preguntaban específicamente por Villalba antes de dispararle y dejarlo morir.
Las autoridades eventualmente arrestaron a Andrew Reyna, un conocido asociado de la Mafia Mexicana, en relación con el asesinato. Aunque Reyna no era un miembro pleno de la organización, presuntamente ejecutó el asesinato por órdenes de la Mafia. Desde entonces, Reyna se ha declarado inocente de los cargos.
Ramon “Mundo” Mendoza, un exmiembro de la Mafia Mexicana, calificó la decisión de Villalba de permanecer cerca de áreas bajo la influencia de la organización como un error grave. “Siempre hay alguien vigilando”, explicó Mendoza. “En el momento en que apareces en su órbita, estás tan bueno como muerto”.
El despiadado control de la Mafia
El asesinato de Villalba demuestra el aterrador poder de la Mafia Mexicana para encontrar y castigar a quienes los traicionan, sin importar cuánto tiempo haya pasado. Esta pandilla exige una lealtad absoluta y utiliza una venganza implacable contra los traidores. Su influencia se extiende mucho más allá de los muros de la prisión.
La organización cuenta con una red de informantes, ejecutores y cómplices. Operan tanto en las calles como dentro de las cárceles. Exmiembros como Villalba son historias de advertencia para aquellos que creen que pueden escapar de las garras de la Mafia. “No es solo la violencia lo que fortalece a la pandilla”, dicen los investigadores, “sino el miedo mismo”. Este miedo, junto con la venganza, garantiza el silencio y la complicidad.
Lea también : Los hermanos Menéndez de Argentina: El caso Schoklender en medio de llamados a una resentenencia
La vida de Samuel “Negro” Villalba es un ejemplo de cómo ascendió en la Mafia Mexicana, solo para caer y morir. Su odisea ilustra el poder de la organización y su memoria imborrable. Fue un miembro que dejó la Mafia hace años, pero su pasado lo alcanzó. Nadie puede salir de la Mafia Mexicana después de traicionarla. Su historia es un testimonio escalofriante de su legado de asesinato y caos.