AMÉRICAS

La Supercarretera de la Cocaína en la Hidrovía Paraguay-Paraná

Imaginada originalmente como el Mississippi de América del Sur, la hidrovía Paraguay-Paraná se ha convertido en una ruta principal para el tráfico de cocaína, alimentando la creciente demanda europea de esta droga. Esta ruta crítica genera preocupación, ya que los traficantes aprovechan su vasta red para el comercio ilícito.

Un Río de Promesas y Peligros

La hidrovía Paraguay-Paraná, con una longitud de aproximadamente 3,400 kilómetros, atraviesa cinco países sudamericanos: Brasil, Bolivia, Paraguay, Argentina y Uruguay. Diseñada para ser un eje clave de la actividad económica, conecta 150 puertos y mueve millones de toneladas de carga al año, alimentando esperanzas de crecimiento económico. Inaugurada en 1992, esta importante arteria buscaba competir con las grandes rutas comerciales globales, enlazando las áreas agrícolas del continente con los mercados mundiales.

Sin embargo, como señaló The Washington Post, este río de comercio se ha transformado en un río de peligro. Con el tiempo, los traficantes han tomado el control de esta promesa, utilizándola como una ruta clave para el contrabando de cocaína hacia Europa. Datos recientes de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC) revelan un aumento de cinco veces en las incautaciones de cocaína relacionadas con la hidrovía entre 2010 y 2021, lo que destaca su creciente papel en el comercio mundial de drogas.

De la Agricultura al Cargamento Ilícito

Históricamente, Paraguay ha sido conocido por sus exportaciones agrícolas, como soja, carne y azúcar. No obstante, su geografía y la limitada capacidad de sus fuerzas de seguridad lo han convertido en un atractivo punto de tránsito para los traficantes. A diferencia de sus vecinos, Paraguay carece de radares aéreos, facilitando que los traficantes transporten cocaína desde Bolivia —a menudo origen de la cocaína colombiana y peruana— a través de pistas de aterrizaje no reguladas en el norte poco poblado del país.

Una vez que la cocaína llega, los traficantes la transportan en camiones hasta almacenes, donde la ocultan en cargamentos legítimos, como azúcar, semillas de sésamo o pellets de maíz. Estos contenedores se cargan luego en barcazas que navegan por la hidrovía Paraguay-Paraná hacia puertos más grandes en Argentina y Uruguay, antes de cruzar el Atlántico rumbo a Europa.

A pesar de los esfuerzos por modernizar las aduanas con escáneres de alta tecnología, los traficantes continúan superando a las autoridades. Según Deny Yoon Pak, fiscal a cargo de un reciente caso de cocaína de alto perfil, “¿Cuánta carga ha sido enviada sin que tuviéramos idea?”.

En 2023, Paraguay recibió con entusiasmo nuevos escáneres donados por Taiwán, creyendo que podrían frenar el crimen organizado. Sin embargo, solo unas semanas después, un cargamento con más de 12 toneladas de cocaína, oculto bajo semillas de sésamo negro, llegó sin ser detectado a Hamburgo, Alemania. Este gran hallazgo en Europa subrayó las dificultades de las fuerzas del orden y la capacidad de los traficantes para adaptar sus métodos.

Un Centro de Crimen y Corrupción

La ciudad de Rosario, en Argentina, conocida como el lugar de nacimiento del futbolista Lionel Messi y del revolucionario Che Guevara, ha ganado notoriedad como un centro de tráfico de cocaína. Situada a lo largo del río Paraná, Rosario es un punto clave de transbordo donde la carga de Paraguay se transfiere a buques oceánicos con destino a Europa y más allá.

En los últimos años, Rosario también se ha convertido en la ciudad más violenta de Argentina, azotada por asesinatos relacionados con pandillas y guerras de drogas. Los almacenes locales sirven como centros de operaciones encubiertas para los traficantes. En agosto de 2022, las autoridades descubrieron 1.5 toneladas de cocaína ocultas en pellets de maíz marcados con el logotipo de Louis Vuitton en un almacén de Rosario. Las drogas tenían como destino España.

El nuevo gobierno de Argentina, liderado por el libertario radical Javier Milei, ha comenzado a luchar contra las pandillas que controlan las calles y los puertos de Rosario. Han enviado recursos militares, como un buque de combate de fabricación israelí, para demostrar su seriedad en detener el comercio de cocaína.

Al sur, Buenos Aires y el estuario del Río de la Plata abren el camino al Atlántico. Desde allí, el viaje continúa hacia grandes puertos europeos como Róterdam, Amberes y Hamburgo, donde crece la insaciable demanda de cocaína en el continente.

Las Implicaciones Globales de una Crisis Local

La transformación de la hidrovía Paraguay-Paraná en una supercarretera de cocaína destaca las dimensiones globales del narcotráfico. Aunque América del Sur sigue siendo el epicentro de la producción de cocaína, el aumento de la demanda europea ha reconfigurado las rutas y estrategias de tráfico.

Los puertos europeos han registrado incautaciones récord de cocaína en los últimos años, y los contenedores procedentes de América del Sur se han convertido en un denominador común. En 2023, la incautación en Hamburgo, la mayor fuera de América del Sur ese año, mostró la magnitud del problema.

La debilidad de la aplicación de la ley en Paraguay se agrava con los problemas políticos. Este año, la agencia antidrogas del país suspendió temporalmente su cooperación con la Administración para el Control de Drogas de EE. UU. (DEA), poniendo en riesgo importantes investigaciones contra carteles. Aunque algunos vieron esto como un intento de proteger a figuras políticas poderosas, la indignación pública obligó a revertir la decisión.

Mientras los traficantes siguen utilizando la hidrovía, los expertos advierten sobre las consecuencias a largo plazo para la gobernanza y la seguridad de América del Sur. “El crimen organizado ha cambiado más rápido que las fuerzas de seguridad”, dijo Óscar Chamorro, jefe de la guardia costera de Paraguay, subrayando la urgente necesidad de cooperación y reformas entre los países.

Trazando un Camino Hacia Adelante

La hidrovía Paraguay-Paraná es vital para los sueños económicos de América del Sur, pero también se ha convertido en una ruta clave para la cocaína, exponiendo debilidades en las fuerzas del orden locales y los gobiernos. Resolver este problema requiere trabajo en equipo entre los países de la región y apoyo internacional.

Invertir en tecnología, infraestructura y capacitación es importante, pero no suficiente. Es crucial confrontar la corrupción y el involucramiento político para desmantelar las redes del narcotráfico. La transparencia y la responsabilidad son esenciales para restaurar la confianza en las instituciones y garantizar que la hidrovía cumpla su objetivo original de ser una fuente de crecimiento económico y unidad regional.

En última instancia, el futuro de la hidrovía Paraguay-Paraná refleja los problemas más amplios que enfrenta América del Sur mientras lidia con la globalización y el crimen organizado. Su destino como símbolo de progreso o como una historia de advertencia dependerá de las decisiones de sus líderes y ciudadanos.

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Cuando el barco Josamo salió de Asunción hacia Montevideo con 292 contenedores, su viaje representó tanto la esperanza como el peligro de esta vital hidrovía. Las apuestas son altas, no solo para América del Sur, sino también para el mundo que depende de la integridad de sus rutas comerciales.

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