La tragedia de las mujeres Rohingya para dar a luz en Bangladesh
Casi 50 mil mujeres se preparan para tener a sus bebés lejos de su país natal y en condiciones de extrema pobreza
Durante las próximas semanas, cientos de mujeres de la tribu Rohingya darán a luz. En lo que se ha considerado como un caso increíble, cerca de 48 mil mujeres (muchas de ellas adolescentes) se encontrarán en trabajo de parto en un hecho sin precedentes. Sin embargo, aún más impresionante que la cifra, es la forma en la que estas mujeres quedaron en embarazo.
“Un frenesí de violencia sexual”
Los Rohingya son una minoría procedente de Myanmar (antigua Birmania), la cual compone uno de los campos de refugiados más grandes del mundo. Desde finales del 2017, cerca de 700 mil rohingays han buscado asilo en la frontera con Bangladesh, debido a los ataques organizados por el gobierno de Myanmar.
Al ser este país en su mayoría de creencia budista, los líderes de éste ven en el sentir musulmán de los Rohingya una amenaza para el resto de sus habitantes. Por esta razón, desde 2012, se ha iniciado una segregación racista por parte de las autoridades sobre los Rohingya, según consideran algunos expertos, con el fin de “acabar la etnia”.
“En gran parte se debe a la campaña de estigmatización emprendida desde el gobierno, con la que se señala que podría haber terroristas entre ellos”, explica la directora de la International State Crime Initiative (ISCI), Penny Green. En consecuencia, la campaña militar en contra del pueblo Rohingya, en agosto del 2017, fue una de las más impactantes, en relación con los actos de racismo presentados a escala mundial.
El 25 de ese mes, el ejército entró a los campos de concentración delimitados para cerca de 120 mil Rohingya, y desde ese día, además de asesinar a más de 400 personas, violaron brutalmente de las cerca de 48 mil mujeres que a día de hoy esperan para ver nacer a sus hijos en un país ajeno al suyo.
“Inevitablemente habrá un aumento en los nacimientos debido al frenesí de violencia sexual en agosto y septiembre del año pasado”, indicó el subsecretario general de la ONU para los Derechos Humanos, Andrew Gilmour. No obstante, el líder de la comunidad rohingya, Abdur Rahim, no quiere dejar todo en cifras, sino que recordó a las autoridades internacionales que “el ejército de Myanmar las violó. Estos bebés son (…) evidencia de sus crímenes”.
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La agonía de dar a luz
Además, surge otra problemática dentro del mismo campo de refugiados, pues, cientos de mujeres que presentan estado de embarazo han buscado la forma de abortar o de tener a sus bebés en secreto. “No solo se trata de una mujer que ha estado (…) traumatizada, también podría haber un niño que básicamente no es deseado”, dijo la representante de Médicos Sin Fronteras, Marcella Kraay.
Por lo mismo, los expertos han iniciado una carrera por hallar a todas las mujeres embarazadas, antes de que den a luz o de que decidan abortar por medios muy pocos seguros para su salud y la del bebé que está gestando. No obstante, la vergüenza por reconocer la forma en la que quedaron en embarazo y la presión social que los mismos vecinos tienen sobre ellas, hace más difícil que las mujeres tomen la decisión de tener a sus bebés en condiciones mucho más dignas o, simplemente, no asesinarlos.
Una etnia “sin Estado”
Los residentes budistas de Myanmar no consideran a los Rohingya como un grupo étnico, sino como una comunidad de inmigrantes bengalíes que llegaron al país durante la colonización británica en el siglo XIX. Por esto, desde la independencia del país en 1948, la tribu de índole musulmana ha visto cómo sus derechos se han visto vulnerados por los líderes de su país.
Entre las mayores violaciones están la prohibición a casarse con budistas, por el miedo a que estos terminen convirtiéndolos en musulmanes. Aun así, si deciden casarse con una persona de su misma religión, solo lo pueden hacer si el Gobierno así lo permite. Igualmente, son tratados como esclavos al no tener derecho sobre ninguna tierra o propiedad, y en caso de querer viajar, solo lo pueden hacer con un permiso especial de las autoridades. En pocas palabras, no son tenidos en cuenta como ciudadanos.
Por tal razón, se cree que son más de un millón de rohingays los que se han marchado de Myanmar desde que iniciaron las represiones en su contra, hace más de 70 años.
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