Lenín Moreno nuevo presidente de Ecuador
Tras una reñida elección y en medio de denuncias de fraude electoral, Lenín Moreno es oficialmente el nuevo presidente de Ecuador.
Esto es, cuatro años más para la Revolución Ciudadana -el proceso político iniciado por Rafael Correa en 2007- para continuar, rever o profundizar los cambios iniciados hace una década.
Con más del 99% de mesas escrutadas, el Consejo Nacional Electoral informó que el resultado de la segunda vuelta electoral celebrada este 2 de abril es irreversible: 51,16% de los votos para la fórmula Lenín Moreno/ Jorge Glas de Alianza País frente al 48,84% de la fórmula Guillermo Lasso / Andrés Páez de la Alianza Creo – Suma – Participa.
Lasso, quien el domingo celebró por anticipado tras escuchar que varios sondeos a boca de urna lo declaraban ganador, se ha negado a aceptar la derrota y se manifestó a favor de un conteo voto a voto, debido a presuntas irregularidades en el proceso.
Las dudas que mantiene el liderazgo del principal partido opositor sobre la limpieza del proceso y la división que arrojó el resultado de la segunda vuelta son el primer escollo que debe sortear Moreno ahora que ha sido declarado presidente.
“El principal desafío político que enfrentará tiene que ver con la alta polarización presente actualmente en la sociedad ecuatoriana, que le restaría legitimidad ante buena parte de la ciudadanía”, dice a BBC Mundo Paolo Moncagatta, catedrático de Ciencia Política de la Universidad San Francisco.
Para el académico, el nuevo gobierno “tendrá que buscar acuerdos con sectores importantes de la población que han sido identificados como enemigos en el régimen correísta: los empresarios, la prensa, los movimientos sociales, y hasta cierto punto, las Fuerzas Armadas”.
Pablo Beltrán, doctor en política pública, cree que el resultado de la segunda vuelta ha confirmado lo que se respiraba antes de la elección.
“Si algo es concreto después de diez años de correísmo es que existe una gran división de la población, una total polarización: no hay puntos intermedios, la gente está a favor de Correa o en contra de Correa”, afirma.
Moreno parece estar consciente de esta polarización ya que uno de sus primeros tuits después de los comicios indicaba que sería el presidente de todos: “¡Todos! Todos vamos a trabajar por nuestro querido Ecuador”.
La economía, otra inquietud
La división del país no es el único obstáculo que deberá sortear el nuevo binomio presidencial.
La situación económica por la caída del precio del petróleo dos años atrás, fue uno de los principales motivos de preocupación manifestado por los electores durante la campaña electoral.
Vicente Albornoz, decano de economía de la Universidad de las Américas, considera que el desafío inmediato en materia económica es el déficit fiscal.
“El año pasado, de cada tres dólares que gastó el gobierno, un dólar vino del déficit, o sea, de la deuda: por cada tres dólares que gasta el gobierno, tiene que endeudarse en uno”.
Albornoz indica que la deuda pública, en términos relativos al tamaño de la economía, no es tan grande comparada con la de otros países del mundo, pero es una deuda cara.
“Ecuador paga altos intereses y es una deuda de corto plazo, al país le prestan solo en plazos cortos porque tiene una mala fama de pago de deudas”, dice.
Beltrán, por su parte, afirma: “A corto plazo el nuevo gobierno va a tener que comenzar a pagar a esa deuda pública, los intereses o la amortización, lo cual le restaría solvencia al Estado para poder cumplir con los otros compromisos que tiene”.
Para Albornoz la salida a este problema está en controlar el gasto público: “Estoy muy consciente de que la solución que estoy dando no es una solución fácil, es una solución políticamente difícil y socialmente compleja: el asunto es que no hay dinero”.
Un recorte en el gasto público en el Estado -que se convirtió con Correa en el motor de la economía y una de las principales fuentes de trabajo del país- puede implicar un serio problema para el nuevo presidente, en un escenario político que tampoco se avizora sencillo.
Política, puertas afuera y puertas adentro
Aunque el mandatario electo contará con la mayoría en la Asamblea Nacional (74 de 137 legisladores), Moreno deberá lidiar con un Lasso que no reconoce su legitimidad.
Además, tendrá en la acera de enfrente a otros líderes de la oposición -como Cintya Viteri y Francisco Moncayo- que apoyaron a Lasso en la segunda vuelta aunque no coincidieran completamente con su línea ideológica.
Los académicos y periodistas consultados por BBC Mundo creen que el escenario externo no es tan complicado como el interno y se preguntan cuál será la relación de Moreno con dos figuras clave dentro de su partido: su antecesor, Rafael Correa, y su vicepresidente, Jorge Glas.
“El mayor desafío que tiene Lenín Moreno es estructurar su propio gobierno a la sombra de Rafael Correa, que estará vigilante, en donde se encuentre. Y teniendo como vicepresidente a Jorge Glas, escogido por Correa, que tiene más lealtades para el actual presidente que para su binomio en campaña”, afirma el periodista Marlon Puertas.
Y agrega: “Su espacio de maniobra en el poder luce reducido de entrada. Si Moreno quiere poner su marca, tendrá que incomodar a quienes lo pusieron de candidato. Cuando eso ocurra habrá pugna y entonces se conocerá si tiene o no liderazgo político”.
Santiago Basabe, profesor de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO), considera que el candidato preferido de Correa para sucederlo parecía ser Jorge Glas, pero Moreno aparecía mejor posicionado en las encuestas.
Entonces, según Basabe, el desafío político de Moreno será “tratar de consolidar un gobierno cuando él mismo no goza de un liderazgo importante dentro de Alianza País”.
Su rol en la historia
Más allá de la política y de la economía, Moreno tiene un desafío personal que será dejar su huella en la historia ecuatoriana luego de una década de Rafael Correa, un mandatario que hizo todo para entrar en los anales del país, empezando por ser el único presidente que ha gobernado esta nación por diez años seguidos.
“Si miramos la historia republicana de Ecuador, estamos llenos de caudillos. Ubicamos los sucesos históricos desde los apellidos de aquellos caudillos”, explica Caroline Ávila, catedrática de Comunicación Política de la Universidad del Azuay.
Pero Ávila indica que es muy difícil recordar quién ocupó la presidencia luego de esos hombres fuertes del país como Gabriel García Moreno, Eloy Alfaro o José María Velazco Ibarra.
“Yo creo que nadie quiere quedar fuera de los libros de la historia, pero sin lugar a dudas Rafael Correa va a tener gran impacto en la memoria ecuatoriana y, tras ese gigante, va a tener que trabajar el próximo presidente. Ese es su gran desafío”.
Desde el 24 de mayo, Lenín Moreno comenzará a escribir su propia historia como líder ecuatoriano.
Para sus detractores, un político que no aceptó debatir en la campaña, que compareció ante la prensa sin aceptar preguntas y que prefiere las preguntas de los periodistas por adelantado no está preparado para responder a los desafíos del gobierno.
Para sus seguidores, por el contrario, un hombre que superó el perder la movilidad de sus piernas en un robo y convirtió esa tragedia personal en su principal misión política durante su vicepresidencia -el apoyo a las personas con discapacidad- y llegó luego a la presidencia del país, tiene más herramientas para lo que le depara el futuro.