Brasil ha perdido un tercio de sus áreas naturales
Brasil perderá el 33% de sus áreas naturales para 2023, siendo la Amazonía la más afectada. Esta degradación continua resalta la necesidad urgente de soluciones sostenibles para proteger los ecosistemas críticos del país y combatir el cambio climático.
Brasil, un país mundialmente reconocido por sus vastos y diversos ecosistemas, ha experimentado una dramática disminución de sus áreas naturales en las últimas décadas. Un estudio reciente de la plataforma científica Mapbiomas reveló que para 2023, el país había perdido el 33% de sus paisajes naturales, una cifra asombrosa que subraya los desafíos ambientales de Brasil en la actualidad. Esta pérdida es particularmente alarmante en la selva amazónica, el bosque tropical más grande del mundo, que ha sufrido los daños más importantes.
Según el estudio, que analizó imágenes satelitales de 1985 a 2023, la Amazonia ha perdido 55 millones de hectáreas de su área natural, lo que equivale a una reducción del 14%. La degradación de la Amazonia, a menudo denominada “los pulmones de la Tierra”, es un problema nacional y global, ya que este bosque juega un papel crucial en la regulación del clima del planeta. Reducir un ecosistema tan crítico lo acerca al punto de inflexión, donde su capacidad para funcionar como sumidero de carbono podría verse dañada irreversiblemente.
La Amazonía: acercándose a un umbral peligroso
La selva amazónica es una de las regiones con mayor biodiversidad del planeta, hogar de innumerables especies de plantas, animales y microorganismos. Sus vastos bosques también son esenciales para mitigar el cambio climático al absorber cantidades significativas de dióxido de carbono. Sin embargo, el estudio de Mapbiomas revela que a partir de 2023, sólo el 81% del territorio amazónico permanece cubierto por bosques y vegetación nativa. Esta cifra está peligrosamente cerca del umbral del 75-80% que los científicos advierten que podría conducir a la transformación del Amazonas en un ecosistema similar a una sabana.
Esta transformación tendría consecuencias nefastas para Brasil y todo el planeta. La pérdida de la capacidad del Amazonas para secuestrar carbono aceleraría el calentamiento global, alteraría los patrones climáticos y conduciría a la extinción de innumerables especies. Las comunidades indígenas que han vivido en armonía con la Amazonia durante siglos también enfrentarían la pérdida de sus hogares y medios de vida a medida que el bosque del que dependen continúa desapareciendo.
El impacto más amplio en los biomas de Brasil
Si bien la Amazonía ha atraído la mayor atención, no es el único bioma brasileño que enfrenta desafíos importantes. El Cerrado, la vasta sabana tropical de Brasil, también ha sufrido pérdidas considerables. El Cerrado, que desempeña un papel crucial en el apoyo a los principales sistemas fluviales de Brasil, ha perdido 38 millones de hectáreas de su área natural, una reducción del 27%. El declive de este bioma tiene graves implicaciones para la seguridad hídrica en todo el país, afectando la agricultura, la producción de energía y el suministro de agua urbano.
El Pantanal, el humedal tropical más grande del mundo, también ha experimentado una dramática reducción en su área natural. El estudio encontró que las áreas cubiertas de agua del Pantanal disminuyeron del 21% en 1985 al 4% en 2023. Esta pérdida amenaza la biodiversidad única de la región y su capacidad para regular el flujo de agua, que es esencial para prevenir inundaciones y sequías.
Otros biomas, como la Caatinga, el Bosque Atlántico y la Pampa, también han sufrido pérdidas importantes. La Caatinga, región semiárida, ha perdido 8,6 millones de hectáreas de su área natural. En cambio, la Mata Atlántica, una de las regiones con mayor biodiversidad de la Tierra, experimentó una disminución de 3,7 millones de hectáreas. La Pampa, un bioma de pastizales en el sur de Brasil, ha perdido 3,3 millones de hectáreas, lo que representa una reducción del 28%.
Los impulsores de la degradación ambiental
El estudio Mapbiomas identifica la expansión y transformación del uso de la tierra como los principales impulsores de la degradación de las áreas naturales de Brasil. Durante los últimos 39 años, el país ha visto un aumento significativo de tierras dedicadas a la agricultura y la ganadería, a menudo a expensas de bosques, humedales y otros paisajes naturales.
El área utilizada para la ganadería en Brasil creció un 79% entre 1985 y 2023, mientras que la tierra para cultivos creció un 228%. Esta transformación está impulsada por la demanda global de productos básicos como la carne vacuna y la soja, que ha provocado una deforestación generalizada en el Amazonas y otros biomas. La conversión de estas áreas naturales en tierras agrícolas contribuye a la pérdida de biodiversidad y exacerba el cambio climático al liberar carbono almacenado a la atmósfera.
Tasso Azevedo, coordinador general de Mapbiomas, enfatizó que la pérdida de áreas naturales aumenta los riesgos climáticos al reducir los efectos protectores que estos paisajes brindan durante eventos climáticos extremos. Los bosques y humedales desempeñan un papel crucial en la mitigación de los impactos de inundaciones, sequías y tormentas al regular el flujo de agua y actuar como amortiguadores naturales. A medida que estos ecosistemas se destruyen, Brasil se vuelve más vulnerable a una frecuencia e intensidad cada vez mayores de los desastres relacionados con el clima.
Necesidad urgente de prácticas sostenibles de uso de la tierra
Los hallazgos del estudio Mapbiomas subrayan la urgente necesidad de que Brasil adopte prácticas sostenibles de uso de la tierra que equilibren el desarrollo económico con la conservación del medio ambiente. La continua pérdida de áreas naturales amenaza la rica biodiversidad de Brasil y socava su capacidad para cumplir los compromisos climáticos internacionales y proteger el bienestar de su población.
Se deben priorizar los esfuerzos para frenar la deforestación y restaurar los paisajes degradados, particularmente en la Amazonia y otros biomas críticos. Esto incluye fortalecer la aplicación de las leyes ambientales, promover prácticas agrícolas sostenibles y apoyar iniciativas de reforestación y conservación. Además, se necesita una inversión más significativa en investigación y monitoreo para comprender mejor los impactos de los cambios en el uso de la tierra y desarrollar estrategias más efectivas para gestionar los recursos naturales de Brasil.
La cooperación y el apoyo internacionales también son cruciales para abordar los desafíos ambientales de Brasil. La Amazonía, en particular, es un bien público global y su protección requiere un esfuerzo concertado por parte de la comunidad internacional. Esto incluye brindar asistencia financiera y técnica para ayudar a Brasil a hacer la transición hacia un modelo de desarrollo más sostenible y abordar la demanda global de productos básicos que impulsan la deforestación.
Lea también: Incendios devastadores amenazan los humedales del Pantanal de Brasil
El estudio de Mapbiomas sirve como un claro recordatorio de los desafíos ambientales de Brasil y la urgente necesidad de tomar medidas para proteger el patrimonio natural del país. La continua degradación de los biomas de Brasil amenaza la selva tropical más grande del planeta y otros ecosistemas críticos. Plantea riesgos importantes para el clima global y el bienestar de las generaciones futuras. Brasil y la comunidad internacional deben trabajar juntos para salvaguardar estas áreas naturales vitales y garantizar un futuro sostenible para todos.