En México rescatan bosques donde crecía amapola
Habitantes del estado de Guerrero crean empresas comunitarias de ejidos forestales para recuperar la tierra de cultivos y deforestaciones ilícitas.
LatinAmerican Post | Julieta Gutierrez
El estado de Guerrero es uno de los primeros cultivadores de amapola en México. Pues sus zonas, son las principales fabricantes de goma de opio, sustancia que sirve para producir la heroína. Esto ha generado un ambiente de pobreza y gran división entre sus habitantes. De acuerdo al Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval), el 66.5% de los residentes en Guerrero-México son pobres y el 26.8% viven en pobreza extrema.
Y si se habla de la ciudad de Técpan de Galeana, ubicada en la región de la Costa Grande, la situación no es muy alentadora. Pues los derechos de vivienda, educación y salud, son en realidad privilegios. Y es que el Estado de Guerrero, comenzó a sembrar amapola desde hace más de 50 años. Sin contar la insaciable presencia de grupos armados, que han sembrado muerte y terror en toda la población.
Las armas son el diario vivir en el ejido de Cordón Grande
Con base al sitio web de información sobre conservación y ciencias ambientales “Mongabay”, quien realizó un exhaustivo reportaje sobre la actual situación de los ejidos en México; el campo de Cordón Grande ubicado en Técpan de Galeana, ha tenido que soportar por años a los diferentes grupos armados. Son varias agrupaciones, las que han tomado el mando en el tráfico de drogas y en la actividad forestal de manera ilegal.
De acuerdo a uno de los integrantes de la Organización Política y Legislación Ambiental (POLEA), un biólogo conocido como Salvador Anta, estos delincuentes viven extorsionando a la comunidad con tal de conseguir su cometido: “El crimen organizado penetró cada vez más en todas las regiones del estado. Los ejidos tuvieron que generar otras formas de trabajar o estar en conflicto con el crimen organizado. Las instituciones dejaron de tener recursos y dejaron de trabajar también por lo peligrosa que es esta región”.
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Pese a todo esto, los habitantes de Cordón Grande, cansados de vivir entre una violencia que les robaba sus tierras y su paz; se pusieron en la tarea de reconocer algunas oportunidades económicas que no le hicieran daño a nadie; con el propósito de formar empresas comunitarias que les ayudaran a recuperar lo que de una forma arbitraria e injusta habían perdido.
Rescatar bosques para transformar la historia
En medio de tanto enfrentamiento y perversión con la tierra, Cordón grande se ha convertido en uno de los ejidos forestales que ha logrado darles una buena pelea a los diferentes crímenes organizados.
La página virtual de periodismo ambiental Independiente "Mongabay", informó en su reportaje que gracias a la ayuda de la política mexicana Narcedalia Ramírez, participante del Partido Revolucionario Institucional y uno de los líderes de los defensores de los ejidos, conocido como Rufino Cázares, lograron negociar con los grupos armados hasta llegar a un acuerdo: “Estuvo difícil, tuvimos que hablar con los grupos. Encontramos un mediador y logramos que entendieran”, afirmaron para el sitio web.
Fue así como los 175 campos de siembra que forman parte de Cordón Grande, lograron independizarse del esclavizante y desastroso cultivo ilícito de amapola. Pues gracias a esa lucha colectiva, hoy cuentan con diferentes empresas forestales que tienen diferentes funciones, todas a favor de la comunidad.
Un centro de ecoturismo, un aserradero para fabricar palos de escoba, colmenas para comercializar miel, un cedro para rescatar las zonas deterioradas y un vivero forestal que cambió la amapola por pino, son solo algunas de las empresas comunitarias que se han venido creando, con el propósito de rescatar la tierra, de recuperar su tranquilidad y sobre todo de lograr cambiar su historia.