Entrevista: “Los glaciares nos necesitan y necesitamos reducir el desconocimiento que hay” fundadora de Cumbres Blancas.
Marcela Fernandez, fundadora de Cumbres Blancas, habló con LatinAmerican Post sobre su trabajo para proteger los glaciares que quedan en nuestra región
Fotos: IG-marcelapulga
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LatinAmerican Post | Vanesa López Romero
El derretimiento de los glaciares es una de las consecuencias del cambio climático más reconocidas. Pero lo que pocos saben es que en países como Colombia, México, Ecuador o Venezuela hay glaciares que también están sufriendo los efectos del calentamiento global. Estuvimos hablando con Marcela Fernández, fundadora del proyecto Cumbre Blancas, sobre estos gigantes blancos en Latinoamérica, el peligro en el que se encuentran, las acciones que están tomando desde la fundación y lo que nosotros podemos hacer para aportar a la defensa de los glaciares ecuatoriales y tropicales.
LatinAmerican Post: ¿De dónde surge el proyecto Cumbres Blancas?
Marcela Fernández: Cumbres Blancas surge de la ignorancia. Hace cuatro años leí una entrevista al glaciólogo colombiano Jose Luis Ceballos, ahí mencionaban la existencia de 6 glaciares en el país y quedé sorprendida porque no sabía que en Colombia hubieran glaciares, no sabía que quedaban 37 kilómetros cuadrados de nieve y, mucho menos, que hace un siglo 8 glaciares habían desaparecido y que los que quedan morirán en 30 años.
Así nació Cumbres Blancas, con esas preguntas y con el propósito de tener un libro, un documental y de hacer expediciones científicas que permitieran explorar y estudiar a estos enfermos terminales del cambio climático. Formamos un equipo multidisciplinario con montañistas, fotógrafos, documentalistas, científicos y artistas. A partir del montañismo como deporte, espiritualidad y ciencia, nos unimos este grupo de personas, nos volvimos una familia a favor de esta causa en Colombia y ahora también en otros países como Ecuador, México y Venezuela. El caso de Venezuela es especial, porque es el primer país del mundo que verá desaparecer todos su glaciares, le queda menos de medio kilómetro de nieve.
L.P.: En Colombia están 2 de los 24 frentes de deforestación del mundo. ¿Cómo se relaciona el impacto ambiental de la deforestación que vivimos en nuestra región con el derretimiento de los glaciares?
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M.F.: A los glaciares hay que verlos como seres vivos y como un ecosistema integrado. La liberación de carbono, por fracking, deforestación, ganadería extensiva, monocultivos, etc., hace que se libere muchísimo carbono a la atmósfera y que la temperatura aumente, lo que provoca que se acelere el derretimiento de los glaciares.
L.P.: ¿Cómo está el panorama de derretimiento de glaciares en Latinoamérica?
M.F.: Ecuador, Colombia, México, Bolivia y Venezuela tienen glaciares tropicales. Los de Chile y Argentina son andinos. Los tropicales siempre están entre cáncer y capricornio, lo que hace que los de Colombia y Ecuador sean ecuatoriales.
Como región podemos unirnos en las buenas prácticas de conservación y protección de glaciares. Ecuador es pionero en la medición de microplásticos que hay en los glaciares, por ejemplo. Movimiento como Cumbres Blancas ha logrado unir no solo la ciencia, sino también el montañismo, el arte y la espiritualidad para que los glaciares tengan una voz que no necesariamente tienen que responder a lo científico. Estas conversaciones pueden suceder en la mesa, en el congreso, en las empresas. Los glaciares nos necesitan y necesitamos reducir el desconocimiento que hay.
L.P.: En el caso de Colombia, ¿cómo ha sido la respuesta por parte del Estado? ¿Ha sido funcional?
M.F.: Hace unos años logramos traer a Heïdi Sevestre, una glacióloga francesa muy reconocida. Esto generó un boom mediático y logramos llevar el tema a una audiencia pública y al Congreso de la República, lo que despertó el interés de muchos congresistas y se creó una comisión accidental para la alta montaña. Lastimosamente ahí quedó el asunto. Hay conocimiento de esta realidad, pero son tantas las causas y las realidades que no se ha priorizado la alta montaña. El presupuesto que se tiene para monitoreo y estudio en nuestro país, que lo hace el IDEAM, no ha crecido.
No se han tomado medidas en los que se demuestre que el país está más preocupado por los glaciares. Ahora debemos tener nuestros ojos en el bosque alto andino, en su restauración y recuperación de fauna y flora, porque es el primer ecosistema de la alta montaña, el primero en generar neblina o niebla, a través de las cuales se produce nieve por encima de 4.500 metros.
Nosotros ahorita estamos trabajando en un segundo libro. El primero fue en homenaje a los glaciares, el segundo será en homenaje a los frailejones. Tenemos más de 90 especies identificadas, pero muchas no han sido fotografiadas y están en lugares remotos de nuestro país y no conocemos su estado de conservación. Con el libro buscamos que sean más reconocidos.
L.P.: De cara a las elecciones, y en nuestro diario vivir, ¿qué podemos hacer nosotros como individuos para proteger los glaciares de nuestra región?
M.F.: Debemos informarnos sobre las propuestas de los candidatos. Ver su profundidad, qué tanta prioridad tienen y qué tan coherentes son. Debemos ser activos al informarnos sobre esto.
En cuanto a las acciones individuales, revisar qué es lo que hacemos día a día. Que nuestra ducha sea más corta, que lo que vestimos no sea fast fashion, cómo separamos nuestros residuos en casa, hacer compost, tener una huerta, reciclar, etc. Es hacer una revisión de nuestro estilo de vida. Debemos preguntarnos: ¿a qué hábito podemos morir para que nuestros glaciares vivan más? Cada uno tiene un llamado, en este proceso de aprendizaje cada uno puede tomar las decisiones que se alineen con el estilo de vida. Para mí son los glaciares.