Panamá: islas paradisíacas en riesgo de desaparecer
Debido al cambio climático, el nivel del mar ha aumentado entre 10 y 20 centímetros en los últimos 10 años y ya hay islas que han empezado a sufrir las consecuencias
El aumento del nivel del mar parece ser un peligro inevitable. Varias investigaciones han demostrado que de no remitir los niveles de carbono en la atmósfera, las aguas en los océanos aumentarían al punto de cubrir por completo ciudades como Miami, Nueva Orleans, Nueva York y Barcelona.
Mediante mediciones por satélite y mareógrafos, grupos de expertos han determinado que en los últimos 20 años, el aumento del nivel del mar ha sido dos veces más rápido, comparado con la velocidad media en los últimos 100 años. Esto se debe a razones que bien ya conoce la humanidad: dilatación térmica, deshielo de los glaciares y pérdida de hielo en Groenlandia y la Antártida Occidental.
De acuerdo con estas proyecciones, para el 2040 ya veremos las consecuencias del aumento del mar. Sin embargo, varias comunidades insulares ya enfrentan este problema. En Panamá, las islas caribeñas que conforman la región autónoma de Guna Yala se han visto fuertemente amenazadas por el incremento del mar en la última década. Por ello, una de estas comunidades indígenas trabaja de manera organizada y perseverante en la búsqueda de una solución para protegerse de los efectos del cambio climático que empeoran con el paso del tiempo.
La comunidad en movimiento
En la costa norte panameña se encuentra el puerto de Cartí, un sitio turístico por excelencia a donde decenas de viajeros llegan a diario para bucear y nadar alrededor de las más de 300 islas en la zona. Pero mientras los turistas disfrutan despreocupados del hermoso panorama y la riqueza cultural de estás comunidades indígenas, los gunas trabajan sin cansancio para mover su población de más de 2.000 personas hacia tierra firme.
Desde 2010, varios habitantes de las islas comenzaron a limpiar pedazos de selva en un sector de Panamá al sur del puerto Cartí. Esta comunidad indígena ya poseía las tierras, hecho que facilita la reubicación de la población. El proyecto pretende reservar 17 hectáreas para construir una escuela, 300 casas, un centro de salud y todo lo necesario para iniciar una vida nueva en el pueblo al que llamarán: La Barriada.
Con la financiación del Banco Interamericano de Desarrollo y el gobierno de Panamá, la construcción de la escuela y el centro de salud está casi finalizada. No obstante, las obras fueron paralizadas debido a que no se ha podido determinar la manera en que la comunidad podrá obtener electricidad y agua. Pero esto no ha sido un impedimento para los gunas, quienes continúan recaudando fondos y presionando al gobierno para avanzar con la construcción del pueblo que salvará sus vidas.
Además de las inundaciones y el riesgo latente de ser devorados por el mar, la comunidad vive en condiciones casi de hacinamiento, puesto que apenas tienen terreno para construir sus casas y carreteras de arena, pero no hay lugar para que los niños puedan jugar fútbol y ni pensar en la posibilidad de construir nuevas viviendas. Cada año el nivel del mar aumenta en promedio 3,2 milímetros. En los últimos 10 años ha incrementado entre 10 y 20 centímetros. Pareciera poco, pero es un crecimiento acelerado y peligroso que de continuar avanzando a este ritmo conseguirá sepultar bajo el agua varias de las ciudades costeras más conocidas del mundo.
Latin American Post | Krishna Jaramillo
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