Pólvora: entienda por qué es fatal para el medio ambiente
En época de celebraciones navideñas, los valores promedios de contaminación en una ciudad sin restricciones de uso de pólvora incrementa entre un 60% y 70% según organismos de control
En países latinoamericanos como Colombia, la pólvora se ha convertido en una negra celebración navideña. No ha terminado diciembre y en la nación sudamericana ya se registran cerca de 200 quemados, la mitad de estos menores de edad.
Durante años las autoridades han intentado controlar el uso de la pólvora, por medio de educar a la población sobre los riesgos de la manipulación de fuegos artificiales y sus letales consecuencias tanto para humanos, como para animales. Sin embargo, existe un factor que pocas veces es mencionado cuando se habla sobre los perjuicios del uso de pólvora: el impacto ambiental.
Un estudio publicado en la revista científica ‘Environmental Science and Technology’ demostró hace ya varios años que los compuestos químicos de los fuegos artificiales, contaminan el aire, el agua, deterioran la fauna e incluso pueden generar incendios. A partir de estos descubrimientos, diferentes especialistas han corroborado que los gases artificiales liberados durante una explosión de pólvora, como el monóxido de carbono, pueden tardar entre dos y tres días en desaparecer totalmente del aire, y aunque estos efectos son pasajeros, contribuyen con el aumento progresivo de la polución.
De acuerdo con estadísticas de organismos de control, durante la época navideña los valores promedios de contaminación en una ciudad que no cuente con restricciones de uso de pólvora incrementa entre un 60% y 70%. La explosión de juegos pirotécnicos, ya sea a gran escala o de manera individual, aumenta los índices de concentración de partículas nocivas denominadas PM 2,5. Estas partículas, según lo explica en un comunicado la Organización Mundial de la Salud (OMS), se consideran altamente perjudiciales para la salud humana puesto que al ser inhaladas pueden penetrar directamente en los pulmones, lo cual cuasa enfermedades respiratorias, complicaciones cardiacas y accidentes cerebro-vasculares.
Más allá de las consecuencias humanas, encontramos también los daños producidos a la fauna. En el caso de Colombia, país que cuenta con el 19% de la biodiversidad global de aves, las celebraciones decembrinas representan una especie de ‘bombardeo’ para esta especie animal. Las aves son altamente sensibles a los sonidos y las explosiones, cuando un suceso como este tiene lugar de manera repentina –en especial durante la noche en su momento de descanso- el ritmo cardiaco de estos animales aumenta a tal punto que literalmente mueren infartados.
Esta misma reacción la sufren otras especies animales como perros, gatos, vacas y caballos. Para ponerlo en un plano humano imaginemos una habitación donde duermen plácidamente e inalterados un par de bebés recién nacidos, acto seguido un paquete de papeletas es estallado junto a sus cunas. La reacción y consecuencias que tendría esto en los recién nacidos es igual e incluso peor en animales expuestos a ambientes con pólvora.
Los fuegos artificiales producen tres tipos diferentes de contaminantes:
- Perclorato de sodio: Agente oxidante utilizado en la propulsión del cohete.
- Metales pesados: Van en la sección explosiva y son los encargados de proporcionar el color.
- Aerosoles sólidos: Generados como subproducto de la detonación.
Cuando estos materiales son detonados cerca de lagos o fuentes hídricas se registran concentración de perclorato de sodio en el agua de entre 24 y 1.000 veces mayores a los niveles normales. Esto crea un daño en los microorganismos y fauna del ecosistema e incluso, podría propiciar IGNORE INTOxicación en humanos en caso de consumo.
Ante estos daños ambientales ocasionados por los fuegos artificiales, ciudades como Beijing han prohibido los juegos pirotécnicos en sus calles. En Latinoamérica países como Colombia y México también implementan regulaciones en sus principales ciudades, con las cuales multan a los ciudadanos que hagan uso indebido de la pólvora, pero estas normativas no se cuentan como una prohibición nacional y otras ciudades continúan propagando la venta y manipulación de pólvora sin ninguna restricción.
Latin American Post | Krishna Jaramillo
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