Áreas verdes en las ciudades, claves para mejorar la salud física y mental de sus habitantes
Un estudio realizado en la ciudad de Barcelona da cuenta de cómo las zonas verdes dentro de entornos urbanos pueden contribuir decisivamente a mejorar la salud mental de quienes residen en ellos
Foto: Pixabay
LatinAmerican Post | Julián Andrés Pastrana Cuéllar
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Read in english: Green Areas in Cities, Key to Improving the Physical and Mental Health of its Inhabitants
Son conocidos los múltiples beneficios que las zonas verdes aportan a la salud y el bienestar de los habitantes de zonas urbanas. En eso coincide Nathalie Robbel, oficial técnica del departamento de salud pública y determinantes sociales de la salud de la Organización Mundial de la Salud, para quien los parques, espacios verdes y cuerpos de agua dentro de las ciudades representan un muro de contención frente a los estragos de la urbanización desmedida.
Según esta experta, las áreas verdes en entornos citadinos sin duda contribuirían a paliar los efectos del cambio climático, la contaminación del aire e, incluso, aquellos derivados de la poca actividad física. Robbel menciona que las zonas verdes incentivan la práctica de actividades deportivas, a la vez que permiten el contacto social. Todo esto redundaría en mejores resultados en los embarazos y una reducción no solo de la depresión, sino también de las tasas de morbilidad asociadas a afecciones cardiovasculares, diabetes y obesidad.
En lo referente al cambio climático, los espacios verdes ayudarían a combatir este fenómeno, por un lado, decreciendo los niveles de contaminantes climáticos de corta vida y, por el otro, a través de cuerpos de agua como fuentes, estanques y lagos que regulan la temperatura en las urbes y aminoran el efecto conocido como isla térmica. La experta de la OMS calcula que, cada árbol sembrado en las ciudades ayudaría a disminuir la necesidad del uso de aires acondicionados, lo que se traduciría en una reducción de cerca de 10 kg de emisiones de carbono procedentes de las centrales eléctricas.
El caso de Barcelona
Un estudio reciente de ISGlobal parece confirmar lo expresado por Robbel. Este estudio concluyó que la aplicación de la regla completa de 3-30-300 de espacios verdes habría incidido en una mejoría de la salud mental, menor uso de medicamentos y menos visitas a psicólogos.
La mencionada regla, de autoría del silvicultor urbano Cecil Konijnendijk, parte de la premisa de que cada persona pueda observar al menos tres árboles desde su casa, disfrutar de un 30 % de cobertura arbórea en su barrio y acceder a un parque o zona verde que se encuentre a no menos de 300 metros de su lugar de residencia.
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Esta investigación partió de una muestra de 3.145 personas con edades comprendidas entre los 15 y 97 años y radicadas en Barcelona, las cuales participaron de una encuesta realizada por las autoridades sanitarias de esta ciudad española. Dicha encuesta arrojó datos interesantes, entre los que se destacan que el 8,1 % de los participantes había consumido antidepresivos recientemente, el 8,3 % había acudido a un psicólogo y el 18 % sentía tener una mala salud mental.
Los mencionados datos se cotejaron con otros hallazgos que apuntaban a que solo el 4,7 % de los encuestados cumplía con la regla 3-30-300. Alrededor del 47 % de los evaluados tenía tres árboles a 15 metros a la redonda, el 62 % contaba con un espacio verde a menos de 300 metros de distancia y el 8,7 % vivía en una zona con suficiente cobertura vegetal. Llamó la atención que el 22,4 % de los entrevistados manifestó no tener acceso a ninguno de estos tres aspectos.
Al respecto, Mark Nieuwenhuijsen, primer autor del estudio, hizo hincapié en la necesidad de dejar atrás la tiranía del asfalto y apostarle a la siembra de más árboles que les permitan a los habitantes de ciudades como Barcelona disfrutar de una mejor salud, pero que también sean coadyuvantes en la captura de CO2 y la lucha contra el cambio climático.