Reportaje: No estamos reciclando bien en Bogotá
La conciencia para reciclar y darle un segundo uso a materiales reutilizables ha aumentado. Sin embargo, las cifras de material desaprovechado son preocupantes
La conciencia sobre el cuidado del planeta ha crecido en los últimos años. Los diferentes problemas ambientales que enfrenta la Tierra han llevado a que la población se concientice y empiece a actuar para revertir y disminuir su huella. Parte de esta conciencia lleva a tomar decisiones amigables con el planeta como utilizar la bicicleta como medio de transporte y reciclar en hogares y oficinas.
Si bien este tipo de acciones tienen un impacto positivo en el medio ambiente y en nuestra calidad de vida, no siempre su funcionamiento es el mejor. Este es el caso del reciclaje en Bogotá. De acuerdo con El Tiempo, en la capital colombiana se producen 6.300 toneladas de desechos diarios, de las cuales solo el 15% se recicla. Lo lamentable de la situación es que de esta enorme cantidad de desechos, según este mismo medio, podría aprovecharse hasta el 70% de los residuos.
El problema, de acuerdo con lo encontrado en esta investigación, es que el reciclaje empieza a fallar desde el primer paso. Cuando los desechos no son separados incorrectamente en los hogares y empresas, esta labor queda a cargo de los recicladores, quienes muchas veces se encuentran con que el material reciclable no ha sido desechado como debería, por lo que está contaminado. Adicionalmente, estos trabajadores, en la mayoría de los casos, no tienen acceso a los desechos producidos sino hasta cuando los camiones de basura recogen todo el material con destino al relleno de Doña Juana.
Carlos Muñoz, todero de un conjunto residencial en Bogotá, cuenta que si bien con el paso del tiempo los residentes se han concientizado sobre la separación de residuos esta no es suficiente. Muñoz asegura que usualmente se encuentra con desechos mezclados y contaminados que no pueden ser reutilizados. La mezcla de residuos, en opinión de este todero, se debe a que no hay una normativa clara sobre cómo se deben separar los materiales reciclables de los desechos no reutilizables.
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Actualmente, según la Alcaldía de Bogotá, los residuos aprovechables deben ir en bolsas blancas; a saber, “empaques de comida limpios, cartón, plástico, latas de aluminio, vidrios, revistas, papel y botellas de plástico, entre otros”. En bolsas negras se debe desechar “pañales usados, los residuos de la caneca del baño, las cáscaras y residuos de alimentos y todo el material orgánico”.
Sin embargo, esta normativa cambiará a partir del 1 de enero de 2019 cuando entre en vigor una nueva norma que modifica la resolución 668 de 2016. Desde el próximo año, los ciudadanos deberán desechar sus productos de la siguiente forma:
- Bolsa de color verde: Residuos ordinarios no reciclables
- Bolsa de color gris: Residuos de papel y cartón
- Bolsa de color azul: Residuos de plástico, vidrio, metales, multicapa
La resolución 668 de 2016 se implementó con el fin de disminuir el uso de bolsas plásticas en la ciudadanía por lo que se prohibió el uso de entrega de bolsas de tamaño menor a 30 x 30 y se empezó a gravar el uso de estas bolsas. En este momento, adquirir una bolsa plástica en un supermercado tiene un impuesto $30, para 2020 una bolsa costará $50.
¿Está fallando el reciclaje en Bogotá?
Para Muñoz es claro que la separación de materiales es indispensable, pero el modelo actual es ineficiente. Por un lado, hay quienes desechan todo en una sola bolsa o utilizan los colores de las bolsas de forma inversa. Por otro lado, la cadena de reciclaje no funciona correctamente. La raíz del problema es la falta de claridad y educación sobre cómo reciclar correctamente.
En teoría, según información de la Alcaldía, los residentes de Bogotá deben identificar a los recicladores asociados para que ellos puedan hacer el levantamiento de los desechos y poder llevarlos a los centros de reciclaje. Es aquí en donde el proceso de reciclaje falla una vez más. Por prejuicios sociales, temor y desconocimiento, los bogotanos no confían en la labor de los recicladores. Muñoz cuenta que para que los recicladores puedan acceder a los materiales del conjunto donde trabaja, él debe separar los materiales y dejarlos en la calle en donde los recicladores lo recogen.
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“Los residentes del conjunto no se sienten cómodos con los recicladores dentro de las instalaciones. Por eso se tomó la decisión de cada martes y jueves, cuando pasa el camión [de la basura] de que yo trate de separar los desechos lo más que se pueda para que ellos puedan ir a vender”. El todero narra que esta situación se produce en todos los estratos y sectores de Bogotá. La desconfianza por el trabajo de los recicladores entorpece la labor de los recicladores y de paso la cadena de reciclaje.
No todo son fallas
No obstante, no todo el proceso falla. Este empieza a mejorar una vez los recicladores llevan el material a los centros de reciclaje donde lo venden. Muñoz dice que la chatarra y el cartón se venden a $300 COP y el archivo a $500 COP el kilo. La ARB, en su última actualización de precios, muestra que el precio del plástico oscila entre los $200 y los $400. COP
Esta entidad señala que “la Asociación Cooperativa de Recicladores de Bogotá -ARB-, contrata con entidades de diferente orden (estatal o privado) a nivel local, regional o nacional la prestación del Servicio de Aseo y Recolección de Basuras, proceso de involucra la recolección, transporte, tratamiento, aprovechamiento, disposición final de Residuos y comercialización de los Residuos Sólidos, también realizamos la recolección y destrucción de materiales de alta seguridad para las entidades como lo son: el archivo muerto, lata, etiquetas, vidrio, plástico, etc”.
¿Qué se puede hacer?
El proceso y la cadena de reciclaje están fallando en los primeros dos pasos. Por esta razón, es fundamental que todos los actores involucrados desempeñen su rol de la forma correcta.
El medio Kien y Ke afirma que el reciclaje no es un oficio único de los ciudadanos o de los recicladores. Por el contrario, se trata de un trabajo en equipo que compete a diferentes actores: “El éxito de la gestión de los residuos sólidos en las ciudades no es exclusiva de las empresas que realizan la actividad de limpieza, barrido y transporte de los desechos, se trata de una tarea conjunta entre: ciudadanos (separación de los residuos); recicladores de oficio (clasificación y transporte); y autoridades (realización de campañas de sensibilización), si se tiene en cuenta que el reciclaje, sin duda alguna, es un pilar fundamental para minimizar todo tipo de impactos en el medio ambiente y promover el uso racional de los recursos naturales.”
Ciudadanos en sus hogares y oficinas deben separar de forma responsable y en las bolsas correspondientes los desechos que generan. Adicionalmente, deben ponerse en contacto con los recicladores para permitir que ellos clasifiquen y lleven a los centros de reciclaje el material que se puede reutilizar.
Una vez en los centros de reciclaje, el material será aprovechado y se le dará un nuevo uso. Si usted mismo desea llevar el material que separa puede hacerlo al centro de reciclaje La Alquería. Este centro está ubicado en la carrera 68 A No. 39 F – 55 sur y pertenece a la Alcaldía Mayor de Bogotá.
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Este centro y la Alcaldía hacen un llamado de atención sobre el oficio del reciclador. “Ser reciclador de oficio y pertenecer a alguna organización de recicladores en estado de pobreza y vulnerabilidad son los requisitos que las personas deben cumplir para laborar en este lugar. Ampliar la capacidad de materiales procesados, ampliar la cobertura de inclusión social a los recicladores y generar nuevo modelo de operación que lo haga autosostenible y rentable es la proyección que el Centro de Reciclaje La Alquería tiene”.
Una vez el material ha sido clasificado, los centros de reciclaje convierten este material e materia prima útil nuevamente con los que se fabrica envases y productos nuevamente. De esta forma, comienza de nuevo la cadena de consumo y reutilización.
A nivel mundial, diferentes empresas han tomado la decisión de ser más amigables con el medio ambiente y reciclar en mayor medida. Por ejemplo, Corona, la compañía cervecera, utiliza únicamente plástico reciclado en su merchandasing con el objetivo de no usar plástico virgen y reducir sus niveles de uso de plástico.
No todo son malas noticias
Si bien las cifras son alarmantes y el panorama parece ser gris, no todo está perdido. Como decíamos al inicio la conciencia por decisiones amigables con el planeta ha aumentado. Evidencia de esto es el aumento en las cifras de material aprovechado.
La Unidad Administrativa Especial de Serivios Públicos (UAESP), en datos recolectados entre 2015 y 2016, muestra que en 2015 se redujo en 13,8% la cantidad de residuos que llegaron al relleno sanitario Doña Juana. Esta cifra equivale a 365.940 toneladas. En el 2016, el porcentaje subió a 14,7% de los materiales fueron aprovechables, es decir 388.919 toneladas.
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Kien y Ke asegura que “Para que estas cifras sigan mejorando la Subdirección de Aprovechamiento ha realizado campañas para impulsar la separación de residuos en la fuente. Una de ellas es: Separar Transforma, que busca hacer presencia en uno de los lugares más concurridos y donde se genera mayor cantidad de desechos sólidos, los centros comerciales de Bogotá.”
Asimismo, de adelantan programas de capacitación y educación sobre cómo reciclar por parte de entidades gubernamentales y otras como la ARB. La Asociación de Recicladores de Bogotá (ARB), desarrolla programas de educación, capacitación y concientización como Reciclaje en la fuente para liderar “acciones de sensibilización y motivación hacia la búsqueda de cambio de actitudes en el manejo de los residuos aprovechables y no aprovechables en el sitio de su generación”.
LatinAmerican Post | Marcela Peñaloza