El programa ampliado de refugiados de Biden transforma la migración en América Latina
La iniciativa “Lawful Pathways” de la administración Biden, destinada a proporcionar rutas de inmigración más seguras para los latinoamericanos, ha aumentado significativamente las admisiones de refugiados a los EE. UU., lo que ha provocado un debate sobre su impacto y ejecución
En una medida audaz para abordar la inmigración desde América Latina, la administración Biden ha “potenciado” su programa “Lawful Pathways”, que ha facilitado la entrada de decenas de miles de refugiados latinoamericanos a los Estados Unidos. Esta iniciativa, conocida como Safe Mobility Office Initiative, se lanzó en mayo de 2023 y ha visto su capacidad ampliada significativamente esta primavera. El programa tiene como objetivo agilizar el proceso de reasentamiento de refugiados, incluso para aquellos de nacionalidades que rara vez han calificado para el estatus de refugiado antes.
Según un análisis del Centro de Estudios de Inmigración (CIS), el Servicio de Ciudadanía e Inmigración de los Estados Unidos (USCIS) y las Naciones Unidas han establecido oficinas en Ecuador, Colombia, Costa Rica y Guatemala. Estas oficinas han otorgado el estatus de refugiado a 21.000 personas de siete países latinoamericanos diferentes en el primer año del programa, y la mitad de estos refugiados ya habían llegado a los EE. UU. en mayo.
Un nuevo enfoque para el reasentamiento de refugiados
Los refugiados admitidos en el marco de esta iniciativa proceden de Haití, Venezuela, Nicaragua, Cuba, Guatemala, Ecuador y Colombia. El programa se ha ampliado para incluir a migrantes de Honduras y El Salvador, con el objetivo de ofrecer una alternativa más segura a los temibles corredores migratorios que muchos habrían utilizado de otro modo.
Tradicionalmente, Estados Unidos concede el estatus de refugiado a las personas que demuestran un “temor fundado” de persecución por motivos de raza, religión, nacionalidad, opinión política o pertenencia a un grupo social determinado. Sin embargo, el análisis del CIS sugiere que muchos recién llegados podrían clasificarse normalmente como migrantes económicos en lugar de refugiados que huyen de la persecución. Una encuesta de 2024 realizada por el Centro de Migración Mixta descubrió que el 90% de los participantes del programa indicaron que su principal motivación para viajar a Estados Unidos era la oportunidad económica y un nivel de vida más alto en lugar de escapar de la persecución.
El gobierno de Biden ha aumentado significativamente el número de plazas asignadas a los refugiados de América Latina, aumentando el límite de menos de 5.000 cuando el presidente Biden asumió el cargo a 50.000 en 2024. Marta Youth, subsecretaria adjunta principal de la Oficina de Población, Refugiados y Migración del Departamento de Estado, testificó ante un comité del Congreso en marzo y afirmó: “En la vía de los refugiados, nuestro objetivo es reasentar entre 35.000 y 50.000 personas en el año fiscal 2024, un objetivo histórico y ambicioso que equivaldría a un aumento del reasentamiento de refugiados del hemisferio occidental de más del 450 por ciento con respecto al año pasado”.
El gobierno justifica esta expansión argumentando que ofrece una alternativa más segura para los migrantes que, de lo contrario, podrían arriesgarse a realizar viajes peligrosos hasta la frontera sur de Estados Unidos. Este argumento, sin embargo, ha sido criticado por algunos sectores.
Críticas y preocupaciones
Los críticos sostienen que el programa amplía la definición de “refugiado” y podría abusar del sistema de refugiados de Estados Unidos. Lora Ries, directora del Centro de Seguridad Fronteriza e Inmigración de la Heritage Foundation, expresó sus preocupaciones a Fox News Digital: “Tenemos un proceso de visado para que puedan ir a una embajada, solicitar un visado y volar a Estados Unidos de forma segura. Esto es abusar y distorsionar por completo el proceso de refugiados. Es abusivo e ilícito”.
Ries también señaló que el programa podría no ayudar a los países de origen de la migración y podría plantear riesgos a los ciudadanos estadounidenses debido a una investigación de antecedentes potencialmente inadecuada. “Si se fijan cifras elevadas y luego se adjudica, concede, procesa y reasienta rápidamente, entonces no se están investigando por completo”, dijo. “Solía llevar alrededor de un año o medio completar todo el proceso de refugiados”. Según el análisis del CIS, el proceso para algunos migrantes ahora puede completarse en cuestión de días, lo que Ries calificó de “ridículo”, lo que implica que no se está llevando a cabo una investigación exhaustiva.
El programa ampliado de refugiados también plantea interrogantes sobre su impacto en los países de origen. Al facilitar la migración de un gran número de personas, la iniciativa podría conducir a una fuga de cerebros, privando a estos países de individuos capacitados y capaces. Además, traslada la carga de abordar cuestiones económicas y políticas de estos países a los EE. UU. en lugar de promover soluciones dentro de la región.
Sin embargo, los partidarios del programa argumentan que proporciona un salvavidas muy necesario para las personas que enfrentan condiciones económicas extremas y oportunidades limitadas en sus países de origen. Al ofrecer una vía legal y segura para llegar a los EE. UU., el programa tiene como objetivo reducir la dependencia de rutas migratorias peligrosas y la explotación de los migrantes por parte de contrabandistas y traficantes.
Desafíos y perspectivas futuras
Los ambiciosos objetivos de reasentamiento de refugiados de la administración Biden tienen importantes desafíos logísticos y administrativos. Para garantizar que el creciente número de refugiados sea examinado, integrado y apoyado adecuadamente a su llegada a Estados Unidos se requieren recursos y coordinación sustanciales. Los críticos han destacado la rápida tramitación de las solicitudes, lo que plantea inquietudes sobre la minuciosidad de los procedimientos de investigación y los posibles riesgos asociados con el reasentamiento acelerado.
De cara al futuro, el éxito del programa ampliado “Lawful Pathways” dependerá de la capacidad de la administración para equilibrar los objetivos humanitarios con las consideraciones de seguridad y logísticas. El impacto del programa en Estados Unidos y los países de origen será monitoreado de cerca, lo que dará forma a las futuras políticas y prácticas de inmigración.
El programa ampliado de refugiados de la administración Biden representa un cambio significativo en la política de inmigración de Estados Unidos, que refleja un compromiso de proporcionar vías más seguras y legales para los migrantes latinoamericanos. Si bien la iniciativa ha sido elogiada por sus objetivos humanitarios, también ha enfrentado críticas y ha suscitado inquietudes sobre los procedimientos de investigación, los posibles abusos del sistema de refugiados y el impacto en los países de origen.
A medida que el programa siga evolucionando, su éxito a largo plazo dependerá de que se aborden estos desafíos y se garantice que los beneficios de brindar refugio a quienes lo necesitan se equilibren con las responsabilidades de mantener la seguridad y apoyar la integración. La iniciativa marca un nuevo capítulo en el enfoque de Estados Unidos hacia la inmigración desde América Latina, con implicaciones que resonarán en toda la región y más allá.