Patrimonio

Caral en Perú descubre la civilización más antigua de América

La antigua ciudad de Caral, en el norte de Perú, es anterior a los olmecas y al imperio inca y revela los orígenes de la civilización en América. Caral sigue siendo un tesoro arqueológico declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, que ofrece una visión de una cultura de 5000 años de antigüedad.

Enclavada en el árido paisaje del valle de Supe, en el norte de Perú, se encuentra uno de los sitios arqueológicos más extraordinarios del mundo: la Ciudad Sagrada de Caral. Esta antigua ciudad, que es anterior a los olmecas en 1500 años y al imperio inca en cuatro milenios, es la civilización más antigua conocida en América. Aunque Caral ha sido reconocida como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO y se la compara con el más famoso Valle Sagrado de Perú, ha permanecido principalmente en las sombras desde su redescubrimiento hace 30 años. Sin embargo, las pirámides intactas de Caral, las plazas hundidas y las alineaciones astronómicas revelan una civilización sofisticada y pacífica que sentó las bases para las futuras culturas andinas.

El redescubrimiento de Caral

La historia del redescubrimiento de Caral comienza con la arqueóloga peruana Ruth Shady Solís, quien, en 1994, reconoció la importancia de los montículos polvorientos esparcidos por el valle de Supe. Aunque otros habían explorado el área antes que ella, la Dra. Shady fue la primera en sospechar que estas formaciones eran más que simples colinas naturales: eran los restos de una antigua ciudad. Sus excavaciones posteriores revelaron un centro urbano planificado que databa del año 3000 a. C., lo que hace que Caral sea contemporáneo de las primeras civilizaciones de Mesopotamia y Egipto.

La ubicación estratégica de Caral en una llanura aluvial, alimentada por el río Supe, sustentaba a una próspera comunidad agrícola. El fértil valle producía aguacates, maíz, maracuyá y chile, que probablemente sustentaban a los habitantes de la ciudad. Los cielos nocturnos despejados del valle también lo convertían en un lugar ideal para las observaciones astronómicas, una práctica central para la vida cultural y religiosa de Caral.

Una ciudad construida por las estrellas

El diseño de Caral refleja un profundo conocimiento de la astronomía y su influencia en la vida cotidiana. Las seis pirámides, las áreas residenciales y las estructuras ceremoniales de la ciudad estaban orientadas según las estrellas y los movimientos de los cuerpos celestes. La más grande de estas pirámides, la Gran Pirámide, domina el paisaje y sirve como punto focal para las actividades religiosas y sociales.

Una de las características más intrigantes de Caral es la Huanca, una piedra monolítica utilizada para observaciones astronómicas. Esta piedra, junto con la punta de un observatorio recientemente descubierta, indica que la gente de Caral era muy hábil en el seguimiento de las estrellas y su uso para guiar sus prácticas agrícolas y eventos ceremoniales. Estas alineaciones sugieren que los líderes de Caral eran gobernantes, astrónomos y sacerdotes cuyo conocimiento de los cielos reforzaba su autoridad.

Una civilización pacífica

Caral se destaca entre las civilizaciones antiguas por su aparente falta de guerra. La evidencia arqueológica sugiere que los habitantes de Norte Chico que habitaban Caral eran pacíficos y no estaban motivados por la conquista. Caral carece de señales de fortificaciones, armas o estructuras defensivas, a diferencia de otras sociedades antiguas. En cambio, la ciudad era un centro de comercio, cultura y rituales religiosos.

Los artefactos encontrados en Caral, incluidas figuras de arcilla sin cocer, amuletos de conchas marinas e instrumentos musicales hechos con huesos de cóndor y llama, revelan una sociedad profundamente comprometida con el arte, la música y las ceremonias. Estos elementos probablemente se usaban en los numerosos festivales y rituales de la ciudad, que son componentes críticos de la vida de Norte Chico. La ausencia de cerámica en Caral, una característica de muchas culturas andinas posteriores, enfatiza aún más su lugar único en la historia como sociedad precerámica.

La influencia de Caral en culturas posteriores

La importancia de Caral se extiende más allá de su propia época, ya que sentó las bases para futuras civilizaciones en los Andes. El uso innovador que hace la ciudad del quipu, un sistema de hilos anudados para registrar información, es milenariamente anterior al más famoso uso que hacían los incas del mismo sistema. Esta forma temprana de llevar registros, junto con la compleja planificación urbana y el conocimiento astronómico de Caral, influyeron en culturas posteriores como la de Chavín, Nazca e Inca.

Las técnicas arquitectónicas desarrolladas en Caral, en particular las camisas (bolsas tejidas a partir de fibras vegetales que se utilizan en la construcción) demuestran un conocimiento avanzado de la ingeniería y la resistencia a los terremotos. Las estructuras de la ciudad, construidas con materiales orgánicos del valle, han resistido la prueba del tiempo y siguen brindando información sobre la destreza tecnológica de los habitantes del Norte Chico.

Celebraciones culturales y astronómicas

Hoy en día, Caral sigue siendo un sitio arqueológico activo donde se están realizando excavaciones. Los visitantes de la Zona Arqueológica Caral (ZAC) tienen la oportunidad única de presenciar estas excavaciones de primera mano mientras exploran las ruinas de la ciudad más antigua de América. La ZAC se dedica a preservar el patrimonio cultural de Caral a través del turismo responsable, que incluye la capacitación de los pobladores locales como guías arqueológicos y el apoyo a la agricultura sostenible en la región.

La importancia cultural de Caral se celebra a través de eventos anuales que marcan fechas astronómicas e históricas esenciales. Uno de los más notables es Caral Raymi, un festival que se lleva a cabo a fines de octubre para conmemorar el aniversario del proyecto del Dr. Shady. Durante este evento, las pirámides se iluminan con hogueras y se realizan presentaciones musicales bajo las estrellas, recreando la atmósfera ceremonial que una vez llenó la antigua ciudad. Otro evento, Runa Raymi, presenta una feria culinaria y de arte que resalta las tradiciones culturales de la región.

Un viaje al pasado

Para aquellos interesados ​​en explorar Caral, el sitio es accesible como una excursión de un día desde Lima. El viaje a Caral toma alrededor de tres horas en auto, siguiendo la carretera Panamericana Norte a través de un paisaje desértico y neblina. Sin embargo, el valle de Supe disfruta de un sol perpetuo, que contrasta marcadamente con las regiones costeras, a menudo sombrías. Se recomienda a los visitantes traer protector solar y mucha agua, ya que el calor del desierto puede ser intenso.

El sitio arqueológico está abierto todos los días de 9:00 a. m. a 5:00 p. m., y la entrada cuesta 11 soles peruanos (aproximadamente $ 3). Los visitantes deben contratar un guía de habla hispana por una tarifa de 20 soles ($ 5) por grupo de hasta 10 personas. Estos guías, muchos de los cuales son aldeanos locales capacitados por la ZAC, ofrecen información valiosa sobre la historia y el significado de Caral.

Para aquellos que prefieren no conducir, los autobuses desde la Gran Terminal Terrestre Plaza Norte de Lima viajan al pueblo de Supe, donde se pueden contratar taxis para llegar al sitio. Alternativamente, se ofrecen tours para grupos pequeños desde Lima, que incluyen transporte, entrada y un intérprete bilingüe, por alrededor de $130 por persona. Estos tours a menudo incluyen una parada en el cercano pueblo de Barranca, donde los visitantes pueden probar platos tradicionales peruanos. Uno de ellos es el tacu-tacu, una tortita de arroz originaria de la región.

Explorando más allá de Caral

Caral es solo uno de los aproximadamente 30 asentamientos antiguos del valle de Supe. Estos pueblos satélite, conectados a través de una iniciativa del Ministerio de Cultura, ofrecen oportunidades adicionales para explorar la rica historia de la región. Entre estos sitios se encuentra Chupacigarro, un centro astrológico que proporciona más evidencia de la comprensión avanzada de las estrellas por parte de los pueblos del Norte Chico. Otros sitios cercanos incluyen el pueblo pesquero de Áspero y la comunidad agrícola de Végueta, que desempeñaron un papel esencial en el desarrollo de la economía y la cultura de la región.

Lea también: El descubrimiento de un culto al agua preincaica de 3.800 años de antigüedad en Perú

Los viajes culturales a estos sitios, disponibles como excursiones compartidas o privadas desde Lima, permiten a los visitantes adentrarse más en la historia del norte de Perú. Cada sitio ofrece su perspectiva única sobre el surgimiento de la civilización en las Américas, complementando la experiencia de visitar Caral.

Related Articles

Botón volver arriba