La antigua ciudad sin nombre de Ecuador: Una maravilla prehispánica escondida en el Amazonas
En lo profundo de la Amazonía ecuatoriana se encuentra una ciudad prehispánica sin nombre, un importante hallazgo arqueológico que sugiere que existió una sociedad desarrollada hace 2.500 años, desafiando las percepciones históricas de la región.
Revelando la antigua maravilla del Ecuador
En la exuberante vegetación de la Amazonía ecuatoriana, se ha hecho un descubrimiento notable: una gran ciudad prehispánica sin nombre, que evidencia por primera vez la existencia de una sociedad desarrollada en este territorio selvático. Esta ciudad, que data de hace 2.500 años, alguna vez contó con alrededor de 7.400 estructuras, incluidos montículos, plazas y una extensa red de caminos.
Según Catalina Tello, directora del Instituto Nacional de Patrimonio Cultural (INPC), estas estructuras arquitectónicas revelan una ciudad completa con calles, plazas, áreas residenciales y espacios ceremoniales, indicando una sociedad con importante organización política, social y económica. Esta ciudad, que se extiende sobre 300 kilómetros cuadrados en la provincia de Morona Santiago, cerca del alto río Upano, podría ser aún más significativa, ya que aún se están analizando estudios con tecnología avanzada en 600 kilómetros adicionales.
Aunque no es nuevo, el descubrimiento ha llamado la atención recientemente debido a una publicación en la revista científica Science, que habla de una “ciudad perdida”. El conocimiento de este tipo de estructuras en el alto Amazonas del Ecuador se remonta a la década de 1980. En la década de 1990, el Instituto Francés de Estudios Andinos realizó exploraciones de campo que revelaron un gran asentamiento urbano.
En 2015 se produjo un avance significativo cuando el INPC lanzó un programa de investigación utilizando tecnología LiDAR. Esta técnica de detección y alcance de luz o detección y alcance de imágenes láser utiliza puntos láser para generar imágenes de estructuras arquitectónicas, incluso aquellas ocultas bajo una densa vegetación.
Un polígono de protección
En esta zona, el paisaje natural del Amazonas está marcado por grandes estructuras que, si se miran más de cerca, se asemejan a pirámides y tolas. Tello señala que gran parte del área de 300 kilómetros está habitada por comunidades indígenas Shuar y Achuar e incluye tierras agrícolas. Afortunadamente, no ha habido una explotación extensiva del territorio que destruiría estos sitios arqueológicos.
Para proteger esta ciudad, casi colindante con el Parque Nacional Sangay, coronado por el volcán Sangay, el INPC prevé trabajar este año con los habitantes y gobiernos locales para delinear un polígono de protección. Este esfuerzo pasará por la cartografía para definir los distintos usos del suelo de esta gran ciudad, que, como subrayó Tello, “no tiene nombre”.
Desentrañando los misterios
Respecto a los habitantes de esta antigua ciudad, se barajan varias hipótesis: ¿desaparecieron por la erupción del vecino volcán Sangay, o se vieron obligados a huir por la dureza del clima? Tello menciona que en las excavaciones iniciales se han descubierto muros y cerámicas, pero los suelos aún están en estudio.
En cuanto a los huaqueros, Tello reconoce que ha habido alguna explotación arqueológica ilícita en la Amazonía. Sin embargo, cree que es poco probable que se produzca una ola de excavaciones ilegales, dado el difícil acceso a la región y el sólido control territorial de las comunidades locales empoderadas.
Un siglo de investigación por delante
Los misterios que rodean a esta espléndida ciudad son enormes. Tello estima que hay suficiente para un siglo de investigación para responder preguntas sobre quiénes vivían allí, su estilo de vida, dieta, vestimenta, cómo murieron y qué enfermedades tenían. El momento de empezar a responder estas preguntas acaba de comenzar.
Además, hasta el momento sólo se han analizado los datos de 300 kilómetros, quedando aún pendientes de revisión los 300 kilómetros restantes mediante tecnología LiDAR.
Este descubrimiento ha hecho añicos el mito de que no existían grandes sociedades en el Amazonas. Tello destaca la importancia de integrar la investigación arqueológica con las tradiciones de los pueblos indígenas de la zona de Upano. Estas comunidades poseen tradiciones orales, vestimenta y prácticas agrícolas heredadas durante miles de años, cruciales para comprender el contexto histórico de la región.
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El descubrimiento de esta antigua ciudad sin nombre en la Amazonía ecuatoriana añade un nuevo capítulo a la historia de las sociedades prehispánicas en América del Sur y abre una gran cantidad de posibilidades para futuras investigaciones arqueológicas y antropológicas. Este descubrimiento desafía puntos de vista arraigados desde hace mucho tiempo y ofrece una oportunidad única para explorar y comprender la compleja historia y el patrimonio cultural de la región amazónica.