Nicaragua pierde a su poeta de la Alegría
La ganadora del premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana 2017 falleció a sus 93 años, según la confirmación de sus familiares a los medios nicaragüenses
Las letras, toda su vida
Nacida el 14 de mayo de 1924 en Estelí, Nicaragua, y bautizada como Clara Isabel Alegría pasó a llamarse en el medio literario como la conocimos, fundiendo sus dos nombres en uno y, a la vez, como lo hacen los grandes poetas, inventando una nueva palabra y fundando un nuevo nombre de pila. Estudió en los Estados Unidos de América en la década del 40. Allí contrajo matrimonio con Sarwin J. Flakoll, con quien firmó algunos escritos y tradujo a Robert Graves. El matrimonio mantuvo amistad con figuras destacadas de las letras hispanoamericanas como Juan Rulfo, Julio Cortázar, Carlos Fuentes o Mario Vargas Llosa, entre otros. El fallecimiento de su esposo la marcó profundamente, así como a su producción literaria, tanto que, contaba con recurrencia a sus amigos, le impidió escribir por un tiempo. Por lo tanto realizó un viaje espiritual por Asia, en donde visitó templos budistas y paraísos relajantes. Tal periplo le sirvió de limpieza espiritual y años después se refugiaría en la poesía. «Fue una salvación total. Mi marido y yo tuvimos una amistad enorme, y cuando él murió creí que el mundo se me venía abajo y que ya no iba a escribir. Y vino la poesía y la poesía me salvó», dijo en una entrevista. En resumen, Claribel vivió rodeada, encerrada, circundada, y repleta de letras a lo largo de toda su vida, incluso luego de la muerte de su amado.
Claribel dio alegría
La casa de Claribel, ubicada en el mismo en el barrio de la de Ernesto Cardenal y la de Sergio Ramírez, era un punto de peregrinación para amigos y admiradores por igual. Ella los recibía cada tarde, con su suave voz y su discutir acompasado y, como si estuviera recitando uno de sus poemas, narraba las anécdotas que habían marcado su vida. Entre esas que fue discípula de Juan Ramón Jiménez, miembro de la llamada Generación Comprometida, su compromiso con la resistencia no violenta en contra de los regímenes dictatoriales y de las guerras e injusticias sociales.
Premios
Si bien el mejor premio para un autor, y esto se ha dicho hasta la saciedad, es que sea leído. Pero Claribel Alegría, traducida a 14 lenguas, recibió, entre otros galardones, el Premio Reina Sofía (en el que figuran poetas gigantes como Colinas, García Marruz, Cardenal, Vitale, Júdice), la Orden Gabriela Mistral, la Orden de las Artes y las Letras de Francia y el Premio de Poesía Casa de las Américas. En 2011, fue homenajeada en el VII Festival Internacional de Poesía de Granada y en 2011 obtuvo una mención especial de la Red Internacional de Escritores por la Tierra en los premios Ondas Mediterráneas.
En sus palabras
Claribel se reconoció por su sabiduría de viejo y su paciencia de árbol. Entre sus frases más recordadas está una que dio en una de sus últimas entrevistas: «Dicen que mi poesía es comprometida, pero no es una poesía comprometida. Lo que pasa es que el sufrimiento de mis pueblos se refleja en mí, porque yo soy ser humano antes de ser poeta y me duele mucho lo que sufren mis pueblos». Otra, si no la más, es aquella de su poema Amor: «Todos lo que amo/ está en ti/ y tú/ en todo lo que amo».
Latin American Post | Sergio Marentes
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