Política

Campesinos paraguayos continúan luchando por la legalización de tierras doce años después de la masacre de Curuguaty

Como han pasado doce años desde la masacre de Curuguaty en el sureste de Paraguay, donde once agricultores y seis policías perdieron la vida durante un conflicto de desalojo de tierras, los campesinos paraguayos persisten en su demanda de legalización de tierras.

En el sitio de Marina Kue, en el departamento de Canindeyú, donde ocurrió la masacre en 2012, se realizó este sábado una ceremonia religiosa presidida por el nuncio apostólico Vincenzo Turturro. Asistieron familiares de los campesinos fallecidos, exigiendo justicia por la masacre y la titulación de las 1.748 hectáreas en disputa.

Darío Acosta, líder de la ‘Asociación de Familiares de Víctimas de la Masacre de Curuguaty’, habló con Efe y destacó que a pesar de que pasan los años, la regularización de tierras de Marina Kue sigue sin resolverse. Acosta destacó que el Nuncio Apostólico mostró “buena voluntad para acompañar” este proceso e interceder ante el Gobierno paraguayo.

“Esta celebración de doce años no se trata sólo del interés por la regularización de tierras sino de mucho más. Se trata de respetar los derechos y la dignidad de los campesinos que luchan por sus tierras. Muerte, nunca más”, afirmó Acosta.

La masacre de Curuguaty ocurrió el 15 de junio de 2012, cuando la policía lanzó un operativo para desalojar a un grupo de unos 70 campesinos que ocupaban tierras por la fuerza. Exigieron ser incluidos en la reforma agraria. Este trágico acontecimiento rápidamente se convirtió en una importante crisis política, que condujo al derrocamiento del entonces presidente izquierdista Fernando Lugo, que había llegado al poder en 2008, poniendo fin a 61 años de dominio del Partido Colorado.

Agitación política y batallas legales

En un rápido juicio político, Lugo fue destituido de su cargo por mal desempeño de sus funciones en junio de 2012, y el vicepresidente Federico Franco completó su mandato. Tras la masacre, once campesinos fueron condenados y ningún policía tuvo que rendir cuentas. Sin embargo, en julio de 2018, la Corte Suprema de Justicia anuló las sentencias y puso en libertad a quienes cumplían entre cuatro y treinta años de prisión.

La organización de derechos humanos Coordinadora de Derechos Humanos del Paraguay (Codehupy) emitió un comunicado este sábado asegurando que “el Estado aún no ha asegurado las tierras ni ha realizado una investigación exhaustiva sobre la muerte de los campesinos”, ni ha sancionado a los responsables. Codehupy también exigió que las instituciones locales implementen medidas efectivas para compensar a las familias de las víctimas.

Mientras tanto, la Policía Nacional de Paraguay conmemoró a los seis agentes fallecidos con un homenaje póstumo en el oriental departamento de Alto Paraná, donde fueron recordados como “mártires heroicos”.

Recuerdo y lucha continua

El telón de fondo de esta lucha en curso por los derechos a la tierra en Paraguay está impregnado de un contexto latinoamericano más amplio, donde los conflictos por la tierra han sido históricamente un punto focal de tensiones sociales y políticas. La distribución de la tierra ha sido un tema polémico en muchos países latinoamericanos debido a las desigualdades históricas y al legado de los sistemas coloniales de tenencia de la tierra.

El conflicto agrario de Paraguay refleja luchas similares en toda la región. Por ejemplo, Brasil ha sido testigo de numerosos enfrentamientos violentos entre trabajadores sin tierra y grandes terratenientes, lo que ha llevado a importantes movimientos sociales que abogan por una reforma agraria. Del mismo modo, en Colombia, los derechos a la tierra han estado en el centro del conflicto interno del país, con los agricultores desplazados exigiendo restitución y protección de sus derechos.

Las raíces de los problemas rurales de Paraguay se remontan a la historia del país en materia de políticas de distribución de tierras, que a menudo han favorecido a la élite. La reforma agraria del presidente Lugo tenía como objetivo abordar estas disparidades, pero su abrupta destitución de su cargo detuvo el progreso. Este patrón de reformas interrumpidas y promesas incumplidas es un tema común en la historia agrícola latinoamericana.

La lucha por la tierra y la dignidad

La masacre de Curuguaty y la subsiguiente agitación política ponen de relieve la naturaleza frágil del progreso social frente a intereses arraigados. La lucha de los campesinos por la regularización de la tierra no es simplemente una cuestión local sino parte de una lucha más amplia por la justicia y la equidad en América Latina. La persistencia de los campesinos y sus partidarios subraya la demanda profundamente arraigada de un cambio sistémico en la región.

Mientras la comunidad conmemora el duodécimo aniversario de la masacre de Curuguaty, su llamado a la justicia y al derecho a la tierra sigue siendo más urgente que nunca. La presencia del Nuncio Apostólico en la ceremonia simboliza un potencial para un diálogo renovado y una promoción a niveles más altos. Sin embargo, el camino para lograr estos objetivos está plagado de desafíos, ya que los agravios históricos y la dinámica política contemporánea continúan dando forma al panorama de la reforma agraria en Paraguay y más allá.

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La conmemoración de la masacre de Curuguaty sirve como un conmovedor recordatorio de las luchas en curso por los derechos a la tierra y la justicia en Paraguay. También refleja el contexto latinoamericano más amplio, donde los campesinos continúan luchando por sus derechos y dignidad contra desigualdades históricas y desafíos políticos. La búsqueda de la regularización de tierras en Marina Kue no se trata sólo de asegurar hectáreas de tierra sino de honrar la memoria de quienes murieron y garantizar que tragedias como estas nunca vuelvan a suceder. El legado de la masacre de Curuguaty es un llamado a la acción para todos aquellos comprometidos con la justicia y los derechos humanos en América Latina.

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