Candidatura olímpica de Chile 2036: un fuerte contendiente con un rico legado latino
Chile está intensificando sus esfuerzos para albergar los Juegos Olímpicos de 2036, prometiendo un “compromiso de Estado” con el Comité Olímpico Internacional (COI). Basándose en sus exitosos Juegos Panamericanos, Chile aspira a sumarse a las filas de los anfitriones olímpicos latinoamericanos.
Un compromiso respaldado por el Estado para la candidatura de Chile
Chile confía en su trayectoria probada y el compromiso del gobierno para asegurar los Juegos Olímpicos de 2036. El ministro de Deportes de Chile, Jaime Pizarro, dejó claro en una reciente entrevista exclusiva con EFE que el gobierno respalda plenamente la candidatura del país para albergar el evento. Enfatizó que el Estado garantizará la infraestructura, la logística y la coordinación necesarias para traer los Juegos Olímpicos a Chile.
Pizarro llamó la atención sobre la coordinación fluida entre múltiples administraciones durante la preparación del país para los Juegos Panamericanos y Parapanamericanos de 2023, que implicó años de planificación y ejecución. “El Estado es el garante de que la infraestructura y la organización de los Juegos se realicen según lo previsto”, afirmó Pizarro, reflejando su confianza en la capacidad de Chile para ejecutar una tarea de tal envergadura.
Este compromiso se basa en el éxito de los recientes eventos deportivos de Chile, incluidos los próximos Juegos Parapanamericanos de la Juventud 2025 y los Juegos Mundiales de Olimpiadas Especiales 2027, ambos con énfasis en la inclusión y la accesibilidad. La inversión a largo plazo de Chile en infraestructura deportiva, como el Centro Deportivo Paralímpico en el Parque del Estadio Nacional de Santiago, subraya la preparación del país para albergar eventos de clase mundial.
Legado Olímpico De la Ciudad de México a Río
La candidatura de Chile para albergar los Juegos Olímpicos de 2036 se basa en la rica historia de América Latina como anfitriona de los Juegos, con momentos memorables que han dejado una marca indeleble en el escenario mundial. La Ciudad de México, en 1968, se convirtió en la primera ciudad latinoamericana en albergar los Juegos Olímpicos, marcando un momento crucial en la historia deportiva de la región. Los juegos fueron memorables no solo por sus desafíos de gran altitud, sino por actuaciones icónicas, como el revolucionario Fosbury Flop en el salto de altura del atleta estadounidense Dick Fosbury, que cambió el deporte para siempre. Otro momento inolvidable fue cuando el saltador de longitud estadounidense Bob Beamon rompió el récord mundial con un salto de 8,90 metros, un logro que se mantuvo durante 23 años.
Río de Janeiro, Brasil, fue la sede en 2016 de los primeros Juegos Olímpicos en América del Sur. Estos juegos presentaron desafíos logísticos significativos, pero demostraron la capacidad de Brasil para llevar a cabo un evento global de gran envergadura. Río 2016 también tuvo momentos inolvidables, como la tercera medalla de oro consecutiva del velocista jamaiquino Usain Bolt en los 100 metros, consolidando su legado como uno de los mejores atletas de todos los tiempos.
Chile aspira ahora a continuar con esta tradición de excelencia latinoamericana ofreciendo una experiencia distinta, marcada por su geografía y cultura deportiva únicas. Pizarro y su equipo están aprovechando las lecciones de la Ciudad de México y Río, centrándose en ofrecer unos Juegos Olímpicos que destaquen los diversos paisajes del país y, al mismo tiempo, aborden los desafíos logísticos de frente.
Aprovechar la infraestructura deportiva de Chile
Uno de los pilares fundamentales de la candidatura olímpica de Chile es su capacidad para aprovechar la infraestructura y la experiencia desarrolladas durante los Juegos Panamericanos de 2023. Pizarro destacó cómo la organización de los Juegos Panamericanos y Parapanamericanos le dio al país una experiencia invaluable en la gestión de eventos a gran escala en múltiples sedes. “Los Juegos Panamericanos vieron a tres gobiernos consecutivos trabajando juntos para asegurar su éxito”, señaló Pizarro, subrayando la estabilidad política e institucional que le da a Chile una ventaja competitiva en el proceso de candidatura.
Los paisajes naturales y la diversidad geográfica de Chile son fundamentales para la candidatura olímpica propuesta. Desde las olas aptas para el surf de Pichilemu hasta las tranquilas aguas de la Laguna San Pedro en Biobío para remar y hacer canotaje, Chile ofrece escenarios únicos y visualmente impactantes para la práctica de deportes al aire libre. Los eventos de triatlón, que ya han ganado protagonismo en lugares como Viña del Mar y Pucón, muestran la capacidad existente de Chile para albergar competencias internacionales.
Además, la candidatura de Chile se centra significativamente en los deportes urbanos que atraen a un público más joven. Se espera que eventos populares como el BMX freestyle, el baloncesto 3×3 y el breaking, que atrajeron grandes multitudes durante los Juegos Panamericanos de 2023, desempeñen un papel central en el calendario olímpico. Pizarro ve esto como una oportunidad para elevar el estatus global de Chile aprovechando los deportes que resuenan entre las generaciones más jóvenes y los entusiastas urbanos.
Desafíos logísticos y soluciones
Organizar los Juegos Olímpicos es un enorme desafío logístico, pero el gobierno de Chile confía en su capacidad para cumplirlo. Pizarro reconoció que gestionar la afluencia de atletas, funcionarios y espectadores sería exponencialmente más exigente que los Juegos Panamericanos. Aun así, expresó su confianza en las capacidades de transporte e infraestructura de Chile. Una de las lecciones aprendidas de los Juegos de 2023 fue el uso eficaz del sistema de metro de Santiago para transportar a los atletas y al personal entre las sedes, una estrategia que podría ampliarse para los Juegos Olímpicos.
La candidatura olímpica de Chile también propone un enfoque descentralizado para la organización, con eventos distribuidos por todo el país en lugar de concentrados en una ciudad. Esto no solo alivia la presión logística en Santiago, sino que también permite que diferentes regiones del país compartan los beneficios económicos de albergar los Juegos. “La distribución territorial de los eventos asegura que podamos manejar las demandas logísticas de manera efectiva y al mismo tiempo mostrar lo mejor que ofrece Chile”, explicó Pizarro.
Si bien la escala de los Juegos Olímpicos supera con creces la de los Juegos Panamericanos, la experiencia de Chile en la organización de múltiples eventos deportivos internacionales en los últimos años, como la Copa Mundial Sub-20 de la FIFA y el próximo Campeonato Mundial de Ciclismo en Pista, ha reforzado su confianza en la gestión de eventos de gran escala. Estas experiencias han agudizado la capacidad de Chile para coordinar entre varias agencias gubernamentales y organismos deportivos internacionales, una habilidad que será esencial si la candidatura olímpica tiene éxito.
Una visión audaz para 2036
La candidatura de Chile para albergar los Juegos Olímpicos de 2036 representa más que una mera ambición de organizar un evento deportivo de clase mundial; El sueño olímpico de Chile se basa en los éxitos del pasado, pero también mira hacia el futuro, haciendo hincapié en la sostenibilidad, la inclusión y la innovación. Pizarro destacó el compromiso del país con la sostenibilidad, asegurando que las instalaciones y la infraestructura olímpica dejen un legado duradero que beneficie a las generaciones futuras. Por ejemplo, el Centro Deportivo Paralímpico de Santiago no es solo una instalación para atletas de élite, sino también un símbolo del compromiso de Chile con la inclusión en el deporte.
La celebración de los Juegos Olímpicos también supondría un importante impulso económico para Chile, impulsando la inversión en infraestructura, turismo y empleo. Pizarro reconoció que la celebración de los Juegos requeriría recursos financieros sustanciales, pero expresó su confianza en que los beneficios económicos y sociales a largo plazo superarían los costos. “La experiencia de albergar los Juegos Olímpicos traería reconocimiento internacional y beneficios a largo plazo para nuestra economía y sociedad”, dijo.
La audaz candidatura de Chile para los Juegos Olímpicos de 2036 forma parte de una visión más amplia para posicionar al país como líder en el deporte mundial. Si la candidatura tiene éxito, Chile se unirá a las filas de México y Brasil, consolidando aún más el lugar de América Latina en la historia olímpica. Por ahora, todas las miradas están puestas en el COI mientras Chile, junto con otros aspirantes, espera el siguiente paso en el proceso de candidatura. La decisión será un momento crucial para Chile, ya que le ofrecerá la oportunidad de albergar uno de los eventos mundiales más prestigiosos y crear nuevos momentos icónicos en la historia olímpica.