Costa Rica debate referéndum que amenaza supervisión de fondos públicos
La propuesta de referéndum de Costa Rica para reformar la Contraloría General genera controversia. Los críticos argumentan que amenaza la supervisión de los fondos públicos, mientras que el gobierno insiste en que es necesario para la eficiencia. El debate resalta preocupaciones más amplias sobre la transparencia en América Latina.
La Contraloría General de la República (CGR) de Costa Rica, una institución independiente responsable de supervisar la legalidad, la economía, la eficiencia y la eficacia de la administración pública, ha encendido las alarmas sobre un referéndum respaldado por el gobierno para reformar la institución. La CGR afirma que esta iniciativa busca “desmantelar el control sobre los fondos públicos”, lo que podría conducir a un gasto descontrolado y una reducción de la rendición de cuentas. Actualmente, la Contraloría tiene la facultad de auditar entidades públicas, revisar contratos públicos y emitir recomendaciones para mejorar el uso de los fondos públicos.
Marta Acosta, Contralora General, envió un análisis a los medios, expresando serias preocupaciones sobre el referéndum propuesto. Afirmó que las reformas facilitarían contratos “seleccionados a dedo” sin licitaciones públicas, dificultarían el registro de la deuda pública e impedirían la identificación y denuncia oportuna de ilegalidades en proyectos públicos. Acosta advirtió que tales cambios podrían llevar a una falta de medidas preventivas contra las ineficiencias y la corrupción.
El 5 de junio, el presidente costarricense, Rodrigo Chaves, presentó una propuesta legislativa al Congreso, abogando por un referéndum para introducir reformas a la CGR. La ‘Ley Jaguar’, que lleva el nombre del poderoso felino que Chaves compara con la economía costarricense, busca modificar seis artículos de la Ley Orgánica de la Contraloría General de la República y uno de su Ley de Control Interno. La propuesta se encuentra actualmente bajo revisión por el Congreso y, de ser aprobada, será sometida a referéndum nacional. El cronograma para el proceso del referéndum aún no se ha determinado, pero podrían pasar varios meses hasta que se redacte, debata y apruebe la legislación necesaria.
Chaves afirma que las reformas apuntan a “fortalecer la Contraloría en interés de la nación”, evitando lo que califica como “interpretaciones absurdas, arbitrarias e ilegales” por parte de la CGR. Visualiza una institución más eficiente que facilite el progreso en lugar de obstruirlo. Los cambios propuestos, según Chaves, agilizarán los procesos, reducirán la burocracia y atraerán más inversión extranjera, impulsando así la economía del país. Sin embargo, analistas y críticos sostienen que los cambios propuestos debilitarán la capacidad de supervisión de la Contraloría, disminuyendo su poder para hacer cumplir obligatoriamente sus resoluciones.
Implicaciones para la supervisión pública
En su análisis, Acosta enfatizó que reducir las facultades de la Contraloría privaría al Congreso de información esencial para controlar los fondos públicos. “Cuando la entidad auditada, en este caso el Poder Ejecutivo, diseña su modelo de fiscalización, naturalmente elige uno que es débil y de alcance limitado”, remarcó.
Acosta destacó que las reformas propuestas crearían brechas significativas en los mecanismos de supervisión, impidiendo que la Contraloría emita advertencias oportunas para evitar daños económicos al erario público. En cambio, la Contraloría sólo podría actuar después de los daños, eliminando las medidas preventivas que actualmente ayudan a frenar posibles ineficiencias, irregularidades o actividades corruptas.
La tensión entre la Contraloría y el Poder Ejecutivo en Costa Rica no es nueva. El Presidente Chaves ha criticado constantemente a la Contraloría General de la República durante sus dos años en el cargo, particularmente por sus advertencias sobre un proyecto de 450 millones de dólares con el Banco Centroamericano de Integración Económica (BCIE) para construir y arrendar edificios gubernamentales en terrenos estatales. La CGR advirtió que la legislación costarricense vigente no contempla este modelo. Otro caso fue cuando la CGR señaló posibles preocupaciones legales con una asociación público-privada destinada a desarrollar una marina de 850 millones de dólares en la provincia de Limón. Estos ejemplos resaltan el papel de la Contraloría en la prevención de posibles riesgos financieros y legales.
De manera similar, Chaves ha discrepado con la advertencia de la CGR contra una asociación público-privada destinada a desarrollar una marina de $850 millones en la provincia de Limón. El proyecto involucra inversión privada en terrenos estatales y la CGR señaló posibles preocupaciones legales.
Este debate es parte de un tema más amplio en América Latina, donde el equilibrio entre desarrollo económico y supervisión pública es a menudo polémico. En México, por ejemplo, los esfuerzos por simplificar los procesos burocráticos y atraer inversión extranjera a veces han chocado con la transparencia y las medidas anticorrupción. Mientras tanto, los poderosos órganos de supervisión en Brasil y Argentina son fundamentales para monitorear obras públicas extensas y prevenir la corrupción, incluso si ocasionalmente retrasan los proyectos.
Posibles consecuencias del referéndum
Si se aprueba el referéndum, Costa Rica podría enfrentar cambios significativos en la gestión y supervisión de los fondos públicos. Los críticos argumentan que sin una supervisión sólida, existe un mayor riesgo de corrupción y mala gestión, lo que podría erosionar la confianza pública en las instituciones gubernamentales. Además, el potencial de gasto descontrolado y uso ineficiente de los fondos públicos podría afectar negativamente la reputación del país en materia de transparencia y rendición de cuentas, lo que a su vez podría afectar su capacidad para atraer inversión extranjera y mantener relaciones internacionales sólidas.
Una de las principales preocupaciones es que la falta de supervisión preventiva podría conducir a un aumento de la deuda pública y la inestabilidad financiera. Al permitir que los proyectos avancen sin un escrutinio exhaustivo, el gobierno puede respaldar inadvertidamente iniciativas ineficientes o demasiado costosas, cargando a las futuras administraciones y contribuyentes con gastos innecesarios. Esto también podría afectar las relaciones internacionales del país y su capacidad para atraer inversión extranjera, ya que los inversores potenciales pueden verse disuadidos por la aparente falta de transparencia y rendición de cuentas en la gestión de los fondos públicos.
Además, las reformas propuestas podrían socavar la capacidad de la Contraloría para hacer cumplir las normas legales y éticas. Esto podría crear un entorno en el que las actividades ilegales no se controlen hasta que sea demasiado tarde para mitigar el daño, exacerbando aún más los problemas de transparencia y rendición de cuentas.
Muchas voces abogan por la preservación de una Contraloría fuerte e independiente a la luz de estos peligros potenciales. La supervisión eficaz es crucial no sólo para prevenir la corrupción sino también para garantizar que los fondos públicos se utilicen de manera eficiente y en el mejor interés de la nación. Una Contraloría sólida puede proporcionar los controles y contrapesos necesarios para responsabilizar al gobierno y salvaguardar los recursos públicos.
Al defender el papel de la Contraloría, Acosta y otros defensores de una supervisión fuerte sostienen que la eficiencia y el progreso no tienen por qué producirse a expensas de la transparencia y la rendición de cuentas. Al trabajar dentro del marco existente y mejorar los procesos actuales, es posible lograr tanto desarrollo económico como una supervisión rigurosa.
Equilibrando la eficiencia y la rendición de cuentas
El debate sobre el referéndum propuesto para reformar la Contraloría General de la República de Costa Rica destaca un tema crítico que enfrentan muchos países latinoamericanos: equilibrar una gobernanza eficiente con el imperativo de mantener una supervisión y rendición de cuentas sólidas. Mientras Costa Rica navega por este complejo tema, el resultado afectará significativamente la estabilidad financiera del país y la confianza pública en sus instituciones. Es crucial que los ciudadanos comprendan las implicaciones de los cambios propuestos y participen en el proceso del referéndum para garantizar que sus voces sean escuchadas y sus intereses protegidos.
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Para las naciones latinoamericanas, el caso de Costa Rica sirve como un crudo recordatorio del valor de la transparencia y los peligros asociados con el debilitamiento de los mecanismos de supervisión. Al compartir experiencias y esforzarse por lograr mejores prácticas, la región puede avanzar hacia un futuro en el que el progreso económico y la rendición de cuentas no sean mutuamente excluyentes.