Declaran emergencia en el Alto Paraná de Paraguay en medio de creciente ola de criminalidad
El Alto Paraná de Paraguay enfrenta una emergencia de 30 días debido a la escalada de criminalidad, que afecta la seguridad y la propiedad. Tendencias similares afectan a sus homólogos latinoamericanos, lo que insta a la colaboración regional.
La escalada de actividades criminales provocó el estado de emergencia en Alto Paraná, Paraguay
En una respuesta decisiva a la creciente ola de actividades criminales que han puesto en peligro tanto la seguridad física como la propiedad de sus ciudadanos, el departamento de Alto Paraná en Paraguay, con Ciudad del Este como su capital y una ciudad fronteriza crucial adyacente a Brasil, ha sido declarado oficialmente en estado de emergencia por un período inicial de 30 días, con posibilidad de prórroga. Esta medida, anunciada por el gobernador César Landy Torres, tiene como objetivo combatir lo que han sido calificados como “reiterados hechos delictivos” que han afectado a la región desde principios de año.
Ciudad del Este, conocida por su vibrante comercio y su proximidad a fronteras internacionales, ha sido testigo recientemente de un inquietante aumento de actividades criminales, que van desde asaltos hasta robos de alto perfil que parecen rivalizar con las tramas cinematográficas en su audacia y ejecución. Uno de los incidentes más impactantes que sacudió a la nación a principios de febrero fue un atraco masivo que involucró un túnel hacia una bóveda subterránea, que afectó a 148 operadores de cambio de moneda. Este suceso ha provocado indignación y un clamor desesperado por soluciones prácticas para restablecer la seguridad y el orden.
Medidas urgentes implementadas para contrarrestar la criminalidad
Al detallar la resolución, el Gobernador Torres enfatizó la urgente necesidad de contar con herramientas ágiles para abordar la situación, activando así los mecanismos de respuesta del estado para contrarrestar este aumento de la criminalidad. Tras conversaciones con el ministro del Interior, Enrique Riera, se confirmó que se desplegarían unos 200 agentes de policía en Alto Paraná para reforzar los esfuerzos locales de aplicación de la ley.
La gravedad de la crisis de seguridad ha impulsado a varios sectores de Ciudad del Este a movilizarse. Los operadores de cambio de divisas, gravemente afectados por el aumento de la inseguridad, han organizado una marcha exigiendo justicia y seguridad. Además, el alcalde de la ciudad, Miguel Prieto, anunció el cierre de varias oficinas municipales como forma de protesta contra la violencia actual, resaltando el carácter insostenible de la situación con referencias a “robos históricos” que han dejado a la comunidad con miedo e incredulidad.
Pide medidas drásticas y potencial militarización
El llamado a medidas drásticas ha llevado incluso a sugerencias de figuras de la oposición, como la senadora Yolanda Paredes del partido Cruzada Nacional, de considerar la militarización de la ciudad como un medio para restablecer la paz y la seguridad.
Sin embargo, la difícil situación de Paraguay no es aislada. Otros países latinoamericanos están lidiando con desafíos de seguridad similares. Países como Colombia, Venezuela y Brasil enfrentan sus propias batallas contra el crimen organizado, el narcotráfico y la violencia relacionada con las pandillas, que no sólo amenazan la tranquilidad interna sino que también plantean desafíos importantes para la estabilidad y la cooperación regionales.
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Esta situación en Alto Paraná es un crudo recordatorio de los complejos dilemas de seguridad de América Latina. Subraya la necesidad de un esfuerzo concertado entre las naciones de la región para desarrollar estrategias integrales que aborden las causas fundamentales del crimen, fomenten oportunidades económicas y garanticen la seguridad y el bienestar de todos los ciudadanos. A medida que los países navegan por sus respuestas individuales y colectivas a estos desafíos, la importancia de la solidaridad y la colaboración regionales se vuelve cada vez más evidente, destacando la necesidad de un frente unido para luchar contra el flagelo de la delincuencia que trasciende las fronteras.