La última reclusa acusada de aborto en El Salvador pide un cambio
Tras su liberación, la última mujer encarcelada en El Salvador por cargos relacionados con el aborto, conocida como Lilian, insta al público a dejar de denunciar a las mujeres que experimentan emergencias obstétricas, destacando las duras leyes sobre el aborto del país.
La petición de cambio de Lilian
En un conmovedor llamamiento tras su liberación, conocida como Lilian, la última mujer encarcelada en El Salvador por cargos relacionados con el aborto, pidió que se ponga fin a la denuncia de las mujeres que enfrentan emergencias obstétricas. Su petición marca un momento significativo en el debate en curso sobre una de las leyes de aborto más estrictas de Estados Unidos. Los críticos de estas leyes afirman que penalizan injustamente a las mujeres que sufren abortos espontáneos y muertes fetales, lo que les lleva a severas penas de prisión bajo el pretexto de homicidio infantil.
Lilian, una cosmetóloga de 28 años, enfrentaba una sentencia de 30 años de prisión por homicidio agravado tras una emergencia obstétrica que resultó en un aborto. Después de soportar más de siete años tras las rejas, fue absuelta el mes pasado por un juez que reconoció la vulnerabilidad tanto de ella como de su hija en el hospital cuando ocurrieron los hechos. Su caso, emblemático de un tema más amplio, fue defendido por dos grupos locales de derechos civiles, el Grupo Ciudadano por la Despenalización del Aborto y el Colectivo Feminista.
Durante una conferencia de prensa, Lilian contó su terrible experiencia y compartió su alivio al reunirse con su familia, incluido su hijo de 10 años. Su historia, sin embargo, está lejos de ser única en El Salvador. Muchas mujeres han enfrentado acusaciones similares, sentenciadas a décadas de prisión por matar a sus recién nacidos en casos que a menudo involucran abortos espontáneos, muerte fetal u otras emergencias médicas.
Batallas legales complejas
Los grupos de derechos civiles señalaron que Lilian dio a luz a una niña en un hospital público, donde la bebé falleció 72 horas después bajo atención médica. Pese a ello, Lilian fue procesada por abandono, negligencia y, posteriormente, homicidio agravado. Su caso resalta las complejas y a menudo trágicas intersecciones entre las emergencias médicas, los sistemas legales y los derechos de las mujeres.
Desde 2012, los dos grupos han estado haciendo campaña activamente por la liberación de las mujeres que han sido condenadas a penas de hasta 50 años por cargos de homicidio agravado. Sus esfuerzos han logrado la liberación de 73 mujeres, aunque persisten desafíos. Otros seis casos aún están en trámite y 11 permanecen activos, aunque la Fiscalía General optó por no presentar apelaciones. Estas mujeres, aunque actualmente no están encarceladas, continúan enfrentándose a incertidumbres legales.
Las draconianas leyes sobre el aborto de El Salvador han sido durante mucho tiempo objeto de escrutinio y crítica internacional. Las leyes no distinguen entre abortos intencionales y emergencias obstétricas no deseadas, lo que conduce a graves errores judiciales. Las mujeres, en particular las que provienen de entornos desfavorecidos, a menudo son las más afectadas por estas duras interpretaciones legales, y se encuentran en la intersección de crisis médicas y un sistema legal implacable.
Atención renovada a la difícil situación de las mujeres
La liberación de Lilian y su posterior declaración pública atraen una atención renovada sobre la difícil situación de las mujeres de El Salvador que enfrentan circunstancias similares. Su historia es un crudo recordatorio del costo humano de las estrictas leyes sobre el aborto. También subraya la necesidad de una reforma legal que pueda distinguir entre aborto y emergencias obstétricas, garantizando que las mujeres reciban la atención médica y la protección legal que necesitan.
La lucha actual en El Salvador refleja una conversación global más amplia sobre los derechos reproductivos de las mujeres y la justicia legal. El caso de Lilian cataliza este diálogo, destacando la necesidad urgente de un cambio en países con leyes de aborto igualmente estrictas. Su llamado a dejar de denunciar a mujeres inocentes no es sólo una petición de compasión sino una demanda de un sistema legal más humano y justo.
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Mientras El Salvador y otras naciones con leyes restrictivas sobre el aborto enfrentan estos complejos problemas, las historias de mujeres como Lilian ofrecen un poderoso testimonio del impacto humano de estas políticas. También sirven como un grito de guerra para que activistas, expertos legales y formuladores de políticas reexaminen y reformen las leyes que, en su forma actual, continúan poniendo en peligro la salud, la libertad y la justicia de las mujeres. El viaje de Lilian desde la prisión hasta la libertad es más que una victoria personal; Recuerda la lucha actual por los derechos de las mujeres y la reforma legal en El Salvador y más allá.