Política

Elecciones venezolanas generan preocupación regional por la crisis migratoria

La cuestionada reelección del presidente Nicolás Maduro ha provocado conmociones en toda América Latina, generando temores de una nueva crisis migratoria venezolana. A medida que la ansiedad crece desde Colombia hasta Chile, los expertos advierten sobre los desafíos que enfrenta la región.

La reelección del presidente Nicolás Maduro en Venezuela, a pesar de las acusaciones generalizadas de fraude electoral, no sólo ha sumido al país en una agitación política más profunda, sino que también ha desatado temores de una nueva crisis migratoria en toda América Latina. Associated Press (AP) informó que durante la última década, el colapso económico bajo el gobierno de Maduro ha obligado a aproximadamente 7,7 millones de venezolanos a huir de su tierra natal, y muchos de ellos han buscado refugio en países vecinos. Ahora, con el control de Maduro sobre el poder aparentemente fortalecido, la perspectiva de que aún más venezolanos huyan de su país cobra gran importancia.

Según Jesús Seguias, director de la encuestadora regional Datincorp, millones de venezolanos habían puesto sus esperanzas en el cambio político durante las recientes elecciones. El hecho de que ese cambio no se haya materializado ha dejado a muchos sintiéndose frustrados e inseguros acerca de su futuro. “Ahora están atrapados en la incertidumbre, decidiendo si abandonar su país y reunirse con familiares que ya se han ido”, dijo Seguias a la AP.

Esta incertidumbre se siente mucho más allá de las fronteras de Venezuela. En Perú, que se ha convertido en un destino importante para los inmigrantes venezolanos, la ansiedad es palpable. En la capital, Lima, los vendedores del mercado de ropa al aire libre más grande de la ciudad expresaron su preocupación por la posible afluencia de más inmigrantes venezolanos. Diana Yaranga, una costurera de 38 años, compartió sus preocupaciones con la AP y señaló que los venezolanos ya representan más del 20% de los 100.000 vendedores del mercado. “Habrá una lucha por los puestos de trabajo”, lamentó, añadiendo que la situación podría empeorar a medida que lleguen más inmigrantes.

Crecientes tensiones en Chile y países vecinos

La perspectiva de otra ola de inmigrantes venezolanos también está causando alarma en Chile, donde las autoridades ya han tomado medidas para fortalecer las fronteras del país. Según informó AP, la ministra del Interior de Chile, Carolina Tohá, reconoció que su escala podría aumentar significativamente mientras se mantenga el flujo migratorio. “Debemos prepararnos”, dijo, destacando la adquisición por parte del gobierno de cámaras térmicas para monitorear los cruces ilegales y el posible despliegue de fuerzas de seguridad adicionales a lo largo de las fronteras con Bolivia y Perú.

Chile ya ha visto una reacción violenta contra los inmigrantes venezolanos en los últimos años, y el sentimiento público se vuelve cada vez más contra los recién llegados. En 2021, turbas enfurecidas incendiaron un campamento venezolano en el norte de Chile, un claro indicio de la creciente xenofobia. Desde entonces, el gobierno chileno ha endurecido los requisitos de visa para los venezolanos, una medida reflejada por otros países de la región como Perú y Ecuador. Estos países ahora exigen que los venezolanos presenten un pasaporte y no tengan antecedentes penales, entre otros documentos, lo que hace que la entrada legal sea cada vez más complicada.

Sin embargo, los expertos advierten que estas medidas restrictivas podrían resultar contraproducentes. Cristián Doña-Reveco, sociólogo chileno y experto en inmigración de la Universidad de Nebraska, dijo a AP que tales políticas pueden alentar la migración ilegal, aumentando así los riesgos para los migrantes. “Cuando se intenta disuadir la inmigración cerrando fronteras y no proporcionando formas seguras para que los inmigrantes soliciten asilo, se está aumentando la vulnerabilidad, el tráfico, los peligros y la muerte de inmigrantes”, dijo.

Esta advertencia tiene eco en Colombia, donde ha aumentado el número de migrantes venezolanos que atraviesan la peligrosa selva del Darién, una notoria ruta migratoria que conecta a Colombia y Panamá. El Tapón del Darién, como se lo conoce, está plagado de peligros, incluidos peligros naturales y grupos criminales que se aprovechan de los migrantes vulnerables. La senadora colombiana Angélica Lozano, del Partido Verde, describió la situación como una “alerta humanitaria”, subrayando las terribles condiciones que enfrentan quienes realizan el viaje.

El papel de las redes criminales en la explotación de los migrantes

A medida que los migrantes venezolanos continúan huyendo de su país, son cada vez más víctimas de grupos criminales organizados que operan en toda América Latina. La AP destacó las actividades de la pandilla más grande de Venezuela, el Tren de Aragua, que ha extendido su alcance a varios países vecinos, incluido Chile. Esta red criminal ha estado implicada en una variedad de actividades ilícitas, desde la trata de personas hasta el contrabando de drogas, a menudo dirigidas a migrantes vulnerables y desesperados por escapar de la pobreza y la violencia.

El impacto de estas redes criminales ha sido particularmente severo en Chile, donde la llegada del Tren de Aragua ha transformado el panorama criminal del país. Como informó AP, la presencia de estos grupos del crimen organizado ha contribuido a un aumento dramático de los delitos violentos, incluidos homicidios, extorsiones y secuestros. En respuesta, el presidente chileno Gabriel Boric se ha visto obligado a adoptar una postura más dura en materia de inmigración, aumentando el gasto en seguridad e implementando medidas más estrictas para controlar la afluencia de inmigrantes.

“La percepción pública de la migración venezolana aquí ha empeorado en los últimos años, especialmente porque hemos visto un aumento de los delitos violentos”, dijo a la AP Juan Pablo Ramaciotti, director ejecutivo del Centro de Políticas Migratorias, un grupo de expertos con sede en Santiago. Este cambio en la opinión pública se refleja en encuestas recientes, que muestran un aumento significativo de chilenos que ven la inmigración como perjudicial para el país. Según una encuesta de Cadem citada por AP, el 61% de los chilenos se opuso a la perspectiva de conceder asilo a los venezolanos tras la reelección de Maduro.

El aumento de la xenofobia y el endurecimiento de las políticas de inmigración en países como Chile han creado un ambiente hostil para los migrantes venezolanos, muchos de los cuales ahora enfrentan desafíos cada vez mayores para encontrar seguridad y estabilidad. Esta situación se ve exacerbada por la percepción de que los recién llegados no se están integrando a la sociedad, lo que genera mayores tensiones sociales y la marginación de las comunidades de inmigrantes.

Soluciones regionales y el camino a seguir

A medida que la situación en Venezuela continúa deteriorándose, es probable que se intensifiquen los desafíos que enfrentan los países vecinos. La AP informó que en Chile, donde la migración se ha convertido en un tema candente antes de las elecciones presidenciales del próximo año, los legisladores están debatiendo varias propuestas para abordar la crisis. Estas incluyen la introducción de cuotas obligatorias para distribuir a los solicitantes de asilo en toda América Latina, una solución que recuerda la respuesta de la Unión Europea a la crisis migratoria de 2015.

Otra propuesta que están considerando los legisladores chilenos es la imposición de penas de prisión para los ingresos ilegales de inmigrantes. Esta controvertida medida ha provocado acalorados debates, y sus opositores argumentan que criminalizaría a familias vulnerables que huyen de la persecución y las dificultades económicas. “Hay familias que se van a escapar de Venezuela. ¿Los meteremos en la cárcel? preguntó Manuel Monsalve Benavides, subsecretario del interior de Chile, en comentarios a AP.

Mientras Chile lucha por gestionar la afluencia de migrantes, Colombia ha adoptado un enfoque más complaciente. En los últimos años, Colombia ha otorgado estatus de protección temporal a casi 2 millones de venezolanos, permitiéndoles vivir, trabajar y acceder a servicios esenciales. Sin embargo, como informó AP, esta generosa política ahora está bajo revisión, y surgen dudas sobre si se extenderá más allá de noviembre de 2023, fecha límite para que los venezolanos soliciten el permiso.

Ronal Rodríguez, investigador del Observatorio de Migraciones de la Universidad del Rosario en Bogotá, dijo a AP que la capacidad de Colombia para seguir apoyando a los migrantes venezolanos está cada vez más tensa. “No tenemos los recursos regionales para manejar la migración desde Venezuela”, advirtió y agregó que el gobierno nacional ya no prioriza los temas migratorios. Si no se extiende el programa de estatus de protección, muchos venezolanos podrían encontrarse en un limbo legal, exacerbando la ya terrible situación humanitaria.

A medida que la crisis se profundiza, queda claro que la respuesta de la región a la migración venezolana requerirá un esfuerzo coordinado que involucre no sólo a países individuales sino a toda la comunidad latinoamericana. Abordar las causas fundamentales de la migración, incluida la inestabilidad política y el colapso económico en Venezuela, será esencial para detener el flujo de migrantes. Mientras tanto, proporcionar vías seguras y legales para los solicitantes de asilo, mejorar la seguridad fronteriza y mejorar la cooperación regional serán fundamentales para gestionar los desafíos que se avecinan.

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La situación es fluida y, como informó AP, muchos venezolanos ya están haciendo planes para abandonar su país, uniéndose a los millones que han huido durante la última década. Las decisiones que tomen los líderes regionales en los próximos meses tendrán consecuencias de gran alcance, no sólo para los propios migrantes sino para la estabilidad y seguridad de toda la región. Mientras América Latina se prepara para el próximo capítulo de la crisis migratoria venezolana, el mundo observará de cerca cómo responde la región.

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