Políticos y escándalos sexuales: ¿Un cóctel cada vez más frecuente?
En los últimos dos años, al menos 100 líderes políticos de EE.UU. y Reino Unido se han visto involucrados en líos sexuales. ¿Las cifras van en aumento?
En los últimos dos años, los escándalos sexuales de líderes políticos y personajes públicos parecen haberse triplicado. Movimientos como #MeToo y #TimesUphan han expuesto, en las principales portadas de medios, casos de acoso y abuso contra la mujer perpetrados por rostros conocidos en la sociedad. Sin embargo, ¿realmente se han vuelto más frecuentes estos incidentes o se trata solo de una nueva manera de informar?
Read in english: Politicians and sex scandals: A more frequent combination?
En enero de 2018, un escándalo sexual sacudió al presidente de Estados Unidos, Donald Trump, luego de que medios de comunicación revelaran que su abogado había pagado 130.000 dólares a la actriz de películas para adultos, Stormy Daniels, con el objetivo de comprar su silencio respecto a un encuentro íntimo consensuado que se habría llevado a cabo en 2006 entre ambos.
Durante el pasado mes de junio, las conductas sexuales de Trump volvieron a ser noticia tras filtrarse una grabación en donde el mandatario analiza con su abogado cómo comprar los derechos de testimonio de una ex-modelo Playboy, con quien también habría tenido un encuentro íntimo hace una década.
No obstante, Donald Trump no es el único líder político empañado en situaciones de dicha índole. De acuerdo con reportes de medios como CNN y BBC, desde enero de 2017, al menos 60 políticos estadounidenses y 36 británicos se han visto involucrados en escándalos sexuales. La cifra ha encendido las alarmas de las organizaciones que defienden los derechos de la mujer. Sin embargo, para algunos expertos este tipo de conductas más que aumentar han simplemente ganado mayor visibilidad.
¿Más casos o más tecnología?
Según lo explica Ross Benes, periodista y autor del libro Turned On (publicación que explica cómo la sexualidad permea y moldea cada aspecto de la sociedad), aunque en la actualidad parezca cada vez más frecuente que personajes públicos y líderes políticos tienen conductas sexuales inapropiadas, es responsabilidad del cubrimiento mediático que se conozcan a nivel global los escándalos.
Según Benes, hasta los años 60, la vida privada de los políticos era tema prohibido para la prensa y quien se atreviera a tocarla podría arriesgarse a perder su licencia o fuentes valiosas. Por ejemplo, durante los 11 años de mandato del entonces presidente Franklin D. Roosevelt (1933-1945), el mandatario era pocas veces fotografiado en su silla de ruedas y la prensa no se podía hablar sobre sus cinco amantes.
En Francia, los escándalos sexuales de líderes políticos parecían no conmocionar a la sociedad siempre y cuando su responsabilidad con el pueblo no se viera afectada. Uno de estas situaciones se vivió de 1981 a 1995 durante el mandato de François Mitterrand, quien públicamente reconoció haber tenido dos familias. Sin embargo, solo hasta cuándo se conoció que las mantenía con dineros públicos, la situación se tornó problemática y tema de escrutinio público.
De esta manera y como lo sostiene Ross Benes, con la llegada de las transmisiones de noticias 24 horas en la década de los 90, los medios de comunicación empezaron a abordar la información desde diferentes aristas y la audiencia podía recibir el mensaje en cualquier momento.
En un contexto más contemporáneo, los dispositivos electrónicos, las redes sociales y la participación activa de los usuarios en la distribución de la información mediante comentarios, ‘likes’ y ‘shares’, hace que los escándalos sexuales de personajes públicos tengan más relevancia, se conozcan de manera inmediata y parezcan haberse incrementado.
LatinAmerican Post | Krishna Jaramillo
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