Corrupción: la epidemia latinoamericana
Los escándalos han salpicado hasta a las más altas esferas del poder
Debido al escándalo de Odebrecht, la corrupción vuelve a ser tema de conversación y portada de diarios. Pero eso que hoy sale a la luz no es más que un nuevo capítulo de una serie en la que los sobornos, las condenas, las órdenes de captura y hasta las solicitudes de extradición son eventos habituales. Según el último Índice de Percepción de la Corrupción, dado a conocer a principios de 2017 por Transparencia Internacional, las cosas en América Latina han empeorado frente a la tendencia global, lo que puede deberse a la falta de instituciones democráticas fuertes.
Los presidentes y ex-presidentes a los que se les ha acusado de beneficiarse económicamente de sus posiciones privilegiadas son varios. A continuación, un resumen de los casos con mayor alcance judicial en los últimos tiempos:
El pasado 12 de julio, el expresidentes de Brasil Luiz Inácio Lula da Silva fue condenado a nueve años y medio de prisión por corrupción y lavado de dinero, acusado de recibir una vivienda avaluada en 1,2 millones de dólares, como soborno de parte de la constructora estatal OAS, implicada en el caso Petrobras. El expresidente podrá apelar y seguir en libertad hasta que haya una sentencia firme en segunda instancia, pero tiene pendientes cuatro juicios más por otros casos, situación que pone en peligro su aspiración a la presidencia en 2018.
Pero Brasil no ha sido el único país en el que han estallado escándalos presidenciales en los últimos meses. El 13 de julio un juez ordenó 18 meses de prisión preventiva para el ex-mandatario peruano Ollanta Humala y su esposa Nadine Heredia, acusados de haber recibido 3 millones de dólares de Odebrecht, dinero que habría sido usado para financiar la campaña de Humala en 2011. Alejandro Toledo, otro ex-presidente peruano, y su esposa Eliana Karp también fueron puestos bajo prisión preventiva como parte de las investigaciones del caso Ecoteva. Toledo, que se encuentra en Estados Unidos, ya contaba con orden de prisión preventiva con fines de extradición, acusado de haber recibido 20 millones de dólares de la constructora Odebrecth. Si se llegara a efectuar la extradición solicitada, Toledo sería el segundo ex-presidente peruano tras las rejas, pues Alberto Fujimori está pagando condena de 25 años de prisión por corrupción y violación a los derechos humanos.
Otro ex-mandatario ad portas de ser extraditado es Ricardo Martinelli de Panamá, quien fue detenido el 12 de junio por autoridades norteamericanas mientras salía de su casa en el barrio Coral Gables de Miami. Se le acusa de un desfalco de 45 millones de dólares en un programa de alimentación escolar y de haber utilizado fondos públicos para espiar a cerca de 200 opositores panameños. También es acusado de haber recibido fondos de Odebrecht con los que habría adquirido un helicóptero que fue confiscado.
El 3 de septiembre de 2015, Otto Pérez Molina, presidente de Guatemala en ese entonces, presentó su renuncia ante el Congreso al emitirse una orden de captura en su contra por delitos de corrupción en el caso La Línea. Casi un año después, fue vinculado junto a su ex-vicepresidenta Roxana Baldetti a un proceso penal por cohecho pasivo y lavado de dinero. Se le acusa de dirigir una estructura criminal que saqueó al Estado entre 2012 y 2015.
Elías Antonio Saca y Mauricio Funes, ex-presidentes de El Salvador, también han protagonizado dos casos recientes. Al primero se le sindica de transferir cerca de 246 millones de dólares a cuentas de empresas y particulares. El segundo pidió asilo en Nicaragua tras ser acusado de enriquecimiento ilícito al no poder comprobar el origen de 738.000 dólares de su patrimonio, dinero que se supone estaría vinculado a sobornos hechos por Petrobras.
A este paso, no habrá mandatario latinoamericano que no esté acusado de corrupción.
Latin American Post | María Andrea Otero
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