Rusia y su estrategia con Venezuela
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Desde el apoyo a Maduro hasta la llegada de varios aviones militares, Rusia tiene bajo su mirada a Venezuela
Cuando Juan Guaidó se autoproclamó presidente interino de Venezuela el 23 de enero de 2019, más 50 países y varias organizaciones decidieron reconocer su mandato, como una forma de desaprobar la gestión de Nicolás Maduro como presidente. Lo anterior, debido a la fuerte crisis social y económica que atraviesa el país.
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Sin embargo, países como Cuba, Turquía, Irán, China, Rusia, entre otros, dejaron clara su desaprobación ante la medida de Guaidó, manifestando el apoyo al mandato de Nicolás Maduro. Las afinidades ideológicos de estos países permitieron que el mandato de Maduro todavía tuviera oxígeno para respirar en medio de la presión internacional y una de las peores crisis humanitarias del continente.
Es por esto que Rusia, uno de los países con más capacidad económica y militar, decidió cuidar más de cerca al país, el cual está rodeado no sólo por gobiernos de oposición sino por la persistente presencia de los Estados Unidos. Un país encabezado por Donald Trump, quien en repetidas ocasiones ha lanzado fuertes críticas a Maduro y su forma de manejar la situación.
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Rusia y el control de Venezuela
Es evidente que Rusia no va a dejar desamparado a uno de los pocos países que todavía mantiene el socialismo como su modelo económico y social. La desestabilidad política, social y económica resulta el escenario ideal para influenciar en las decisiones del país. Pero, ¿a qué costo?
La llegada de aviones militares de combate rusos puso en alerta a la comunidad internacional, quienes temen una posible intervención militar como forma de resolver la crisis. Si bien en su momento no hubo una respuesta clara de los motivos de su llegada al país, su presencia más los “dos aviones de transporte militar IL-62 y AN-124 con 100 militares comandados”, según Política Exterior, evidencia el deseo de mantener a Nicolás Maduro como presidente.
A lo anterior se le tiene que sumar la Carta enviada por el embajador ruso en Bogotá, Sergei Koshkin, a Alejandro Chacón, presidente de la Cámara de Representantes del Congreso colombiano, en la cual se manifestaba “que cualquier tipo de incursión a Venezuela, que sea respaldada por los países que han apoyado la oposición al régimen de Nicolás Maduro –como es el caso de Colombia– será interpretada por Moscú como una amenaza a la paz y a la seguridad internacional”, de acuerdo con El Tiempo.
Además, la cercana relación entre Rusia y Venezuela ha permitido el ingreso de medicamentos y comida, siendo ésta prácticamente la única ayuda internacional aceptada por Maduro para la población venezolana; producto de una relación de años atrás en donde Hugo Chávez se encargó de fortalecerla no solo visitando el país europeo alrededor de 11 veces, sino solicitando créditos para la compra de armamento militar ruso.
Por otro lado, la llegada militar rusa es una advertencia a Estados Unidos, país que, en caso de una intervención militar, es el único que tiene la capacidad de contenerlo. En varias ocasiones Donald Trump ha mencionado la necesidad de una intervención militar como método efectivo y rápido para acabar con la situación venezolana, sin medir los verdaderos impactos en el continente.
Mientras Estados Unidos siga con esta idea en mente, más se verá la influencia rusa en Venezuela. Situación que cada día se evidencia más, pues el pasado 5 de abril, “se firmaron 11 acuerdos de importancia estratégica: Petróleo, finanzas, agricultura, comercio, cultura, educación y ciencias y tecnología. Subcomisión especial electricidad y pesca. Apoyo en medicamentos e insumos”, de acuerdo con Radio Chile.
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¿Qué es lo que realmente quiere Rusia?
Quedarse por un buen tiempo en Venezuela no es un negocio barato. Tampoco lo es tratar de salvar una economía en la que su inflación supera el 348.2%, según El Nuevo Herald, y en la que puede caer también la latinoamericana. El gobierno de Vladimir Putin puede jugar la carta “Venezuela” para beneficio propio:
Venezuela y Crimea
Según Política Exterior, la influencia sobre Nicolás Maduro podría ser de bastante ayuda en un problema que se encuentra lejos del continente. “Alexandr Kubishkin, profesor de la Universidad de San Petersburgo, anticipa un eventual quid pro quo si EEUU deja de intervenir en Ucrania”. Lo anterior se refiere al problema entre Rusia y Ucrania por la península de Crimea y en la que Estados Unidos ha ejercido presión.
Aquí, el papel de Maduro sería como el de una ficha de negociación, en donde Estados Unidos podría ofrecer no entrometerse en la situación de Crimea, a cambio de que Rusia corte cualquier tipo de ayuda con Venezuela. A fin de cuentas, la península se encuentra más cerca de lo que está el país suramericano, y podría representar más ganancias que pérdidas.
Por otro lado, el posicionamiento geoestratégico de Venezuela le resulta perfecto para controlar a Cuba, uno de los principales países socios de Rusia. De igual manera, le ayuda a ejercer presión a Estados Unidos, quién en los últimos tiempos ha estado más ocupado en los conflictos de Oriente, dejando que la influencia de Rusia y de China lleguen poco a poco a latinoamérica.
Es así como la presencia de Rusia podría volverse no sólo más notoria sino más grande, todo con el objetivo de preservar a Nicolás Maduro en el poder y así seguir manejando las situaciones de ese país.
LatinAmerican Post | Laura Viviana Guevara Muñoz
Copy edited by Juliana Suárez