Si vive en Latinoamérica, ¿cómo le afecta la guerra en Siria?
Aunque la región tiene poco para aportar al conflicto, dos países podrían estar en el ojo del huracán
Lo que empezó en marzo de 2011 como un levantamiento pacífico en contra del régimen de Bashar al-Asad, es hoy una sangrienta guerra que en siete años ha dejado más de 470.000 muertos y ocasionado la salida de la región de 5,6 millones de ciudadanos, según se indica en los últimos reportes del Centro Siria de Investigación en Políticas y el Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR).
Reaad in english: If you live in Latin America, how does the war in Syria affect you?
Quienes no han huido o fallecido en medio de la guerra, enfrentan sus propias batallas cada día para encontrar comida, agua, medicamentos o simplemente permanecer con vida. Más de 6,1 millones de desplazados internos renunciaron a todo en busca de un ‘intento’ de protección. Y mujeres y niñas son explotadas sexualmente por miembros de los equipos encargados de proveer ayuda humanitaria en la zona, a cambio de un poco de comida.
Analistas de guerra y expertos en política, coinciden en afirmar que ha sido la intervención internacional la responsable de que la guerra en Siria se haya extendido durante años. Sus apoyos militares, financieros y políticos, tanto para el gobierno sirio como para los grupos opositores rebeldes, han impedido la derrota de alguno de los participantes del conflicto y se han transformado en un intercambio de intereses de potencias que parecen haber olvidado las vidas de civiles inocentes que caen en el medio del conflicto.
¿Una guerra de intereses?
Los actores del conflicto en la guerra de Siria se han ramificado hacia dimensiones globales. Por una lado se evidencia la batalla entre gobierno y rebeldes, por otro se intenta controlar la escalada de organizaciones terroristas como ISIS. Rusia y EE.UU., cada uno con sus respectivos aliados, pelea por demostrar su poderío y América Latina observa distante un escenario que podría replicarse en Venezuela.
Rusia como principal aliado de al-Asad, vela por el beneficio particular que obtiene con Siria, quien le permite al Kremlin sostener un flujo ininterrumpido de petróleo y armas mediante un puerto sirio protegido. Mientras tanto EE.UU apoya a los rebeldes con el supuesto objetivo de liberar al pueblo de las cadenas del régimen y luchar contra el terrorismo y ataques a civiles.
Por su parte América Latina condena los ataques químicos contra la población y rechaza, aunque no de manera rotunda, la escalada violenta emprendida por EE.UU., Francia y Reino Unido sobre Siria. Si bien la región latinoamericana no tiene intereses directos en la guerra Siria, su papel de observador lleva a algunos países a evidenciar lo que podría suceder en sus tierras si EE.UU. decidiera usar su fuerza contra el régimen.
Este sería el caso de los gobiernos de Nicolás Maduro en Venezuela y Daniel Ortega en Nicaragua, naciones que estarían a favor de Rusia debido a las alianzas comerciales que mantienen con el Kremlin.
Venezuela: ¿La Siria latinoamericana?
Tras la respuesta de EE.UU. y sus aliados contra los ataques químicos en Siria, organismos internacionales y numerosos países, aprobaron el acto considerándolo “moralmente correcto”. Este hecho despertó la inquietud de diferentes entes en América Latina que se cuestionaron sobre la razón por la cual EE.UU. ha evitado una penetración militar en Venezuela.
Para muchos analistas, el motivo por el que EE.UU. no ha desplegado una intervención humanitaria en el país petrolero latinoamericano, responde a que no hace parte de una de las prioridades de la administración de Donald Trump y su bajo interés de despertar un conflicto con las naciones que se oponen a dicho acto. Además de esto, los costos de una avanzada militar parecen no verse remunerados.
Una región con poco para ofrecer a los refugiados
Debido a las dificultades socioeconómicas de la mayoría de los países latinoamericanos, la región no representa una opción viable para los miles de refugiados que huyen de la guerra en Sria cada día.
Solo Brasil, Argentina, Chile y Uruguay han estructurado planes gubernamentales para recibir refugiados sirios. Según datos proporcionados por el Comité Nacional para los Refugiados de Brasil (CONARE), en mayo de 2016 los sirios conformaban la mayor comunidad de refugiados, con 2.298 de los 9.000 que vivían legalmente en este país, convirtiéndose así en la nación sudamericana en acoger a la mitad de los refugiados que llegan a la región.
De acuerdo con estadísticas de ACNUR, a Latinoamérica han llegado cerca de 5.000 refugiados sirios en los últimos años. Aunque la cifra va en ascenso, sigue siendo significativamente inferior a la registrada en Europa. Esto no solo debido a la distancia entre las regiones, sino a los altos índices de desempleo y pocas ayudas económicos que encuentran los sirios en las naciones latinoamericanas.
Latin American Post | Krishna Jaramillo
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