Venezuela: Cuando el petróleo no alcanza para acabar con el hambre
Una de las naciones que solía ser de las más pudientes, ahora vive su crisis más aguda
Venezuela, un país ubicado al sur del continente americano. Rico en ecosistemas y recursos naturales, poseedor del oro negro y con una privilegiada ubicación geográfica que la hace apetecible para quienes no pueden prescindir del petróleo. Con una democracia joven que alcanzó en 1958 cuando se derrotó la dictadura de Marcos Pérez Jiménez.
El país publicitado por sus mujeres bellas, por las hermosas playas y la receptividad de su gente, hoy vive una de las peores crisis de su historia y ve mermar la calidad de vida de sus habitantes. Aquello del petróleo para todos no lo vive en su día a día el venezolano que, con un salario por debajo de los 40 dólares mensuales, debe hacer frente a la grave crisis económica que atraviesa la nación.
Sobrevivir en el país suramericano se ha convertido en una tarea titánica. Innegable el hecho de la existencia de privilegiados a quienes la crisis parece no golpearlos, pero no es ésta la generalidad. En Venezuela, la triste y dolorosa imagen de la pobreza crítica se ha convertido en una fotografía repetida en los distIGNORE INTOs rincones de Caracas.
El Fondo Monetario Internacional (FMI) habla de una inflación que superaría el 700%; las cifras oficiales no aparecen para debatir estas estimaciones, la percepción de la gente convierte en incalculable este fenómeno económico que aseguran no deja de crecer.
Ir a un mercado a comprar alimentos se convierte en toda una experiencia. Luego de varios meses de un fuerte desabastecimiento de productos, los anaqueles presentan otra cara, la del deseo no cumplido. En los estantes reapareció medianamente la oferta de productos, muy lejos de aquellos llamados precios justos que aún el gobierno pregona, pero que en la realidad no existen.
El precio de alimentos, productos de aseo personal y demás insumos hace inalcanzable la canasta alimentaria que según el Centro de Documentación y Análisis Social de la Federación Venezolana de Maestros se ubica en un millón 68 mil 643,25 bolívares, algo más de 3,6 salarios mínimos. Un monto inalcanzable para cualquier ciudadano.
Si a esto sumamos que los precios son fijados subjetivamente por el especulador, no hay planificación que aguante ni ahorro posible frente a la realidad. En el país suramericano, un kilo de arroz cuesta 12 mil bolívares (1,5 dólares), un kilo de leche 22 mil bolívares ( 5 dólares), cada kilo de pollo tiene un costo aproximado de 7 mil 500 bolívares (1 dólar) y nada te garantiza que en una semana estos precios se mantengan.
Ante los hechos, en los hogares abundan los malabares para poder comer. Algunos han reducido las comidas del día, otros han modificado por completo su plan de alimentación, eso de la alimentación balanceada no aplica, pero no todos corren con la suerte de poder garantizar el alimento del día. La basura se ha convertido en la fórmula para la supervivencia de muchos venezolanos.
La triste imagen de jóvenes, niños, adultos y ancianos hurgando entre la basura, comiendo de ella y cuidando su territorio, lastimosamente, ha pasado a ser una generalidad.
El Gobierno asegura que en Venezuela no hay hambre y hace frente a la crisis con el plan de distribución de bolsas de comida en sectores popular conocidos como CLAP cuya frecuencia de entrega no es segura y de la que tampoco se beneficia toda la población.
Sin embargo, si nos apegamos al concepto de hambre que hace referencia al estado general de carencia de alimentos e inseguridad alimentaria que afecta a una nación y si nos basamos en el método de la observación directa y la encuesta de casos, podemos asegurar que en Venezuela hay gente que hoy pasa hambre.
Si bien Venezuela nunca fue uno de los países más pobres de América Latina y la reducción de la pobreza extrema fue reconocida por Naciones Unidas en 2003, eso es solo historia del pasado reciente.
La FAO ha señalado que el deterioro de la situación alimentaria, nutricional y de salud en Venezuela se ha profundizado durante el último trienio 2014-2016, “cuando los indicadores de alimentación, nutrición y salud han exhibido cifras nunca antes vistas en Venezuela, con el surgimiento de fenómenos que expresan situaciones extremas de inseguridad alimentaria y hambre en toda la población, en especial en los grupos vulnerables”.
Mientras las cifras van y vienen en uno de los países más ricos del continente, el hambre sigue dando la batalla.
Latin American Post | Yeimy Ramirez Ávila
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