207 años de patria boba
La polarización que ha impedido el progreso de Colombia
Hoy, 20 de julio del 2017, se celebran 207 años desde que Colombia se independizo de España. La época pos-independentista se caracterizo por un periodo de incertidumbre y guerras civiles con el objetivo de dar forma a la república naciente. Han pasado más de dos siglos desde que Antonio Nariño utilizó el término “patria boba” por primera vez en 1810 para referirse a las tensiones de la construcción del Estado-nación, cuestiones que aún hoy no se han logrado resolver debido a la polarización política del país.
El curioso calificativo lo recibió en aquel entonces una tierra diversa que no había terminado de consolidar una identidad nacional, y mucho menos poner a los próceres de la patria de acuerdo sobre la manera de conformar el Estado. Al parecer, aún hoy se poseen las mismas tensiones y Colombia sigue siendo un país dividido por las pugnas de poder de próceres, políticos y hasta capos.
Ha habido centralistas o federalistas, liberales o conservadores, paramilitares o guerrilleros, ‘santistas’ o ‘uribistas’. El aferro a una posición ha sido tan fuerte, que llegamos a matarnos por ello. Los grandes políticos son los que han polarizado el país y los colombianos más humildes son los que han puesto los muertos, solamente el conflicto armado desde 1960 ha dejado 8´472,134 víctimas según los datos de la Unidad de Atención y Reparación Integral para las Víctimas.
La situación no ha cambiado mucho, hoy la patria sigue siendo boba, de un modo diferente, pero boba, al fin y al cabo, porque sigue existiendo una línea que separa la oligarquía del pueblo. Mientras los grandes políticos se enfocan en peleas por apellidos, trinos e ideologías, el pueblo sigue teniendo los mismos problemas de 1810.
Un fragmento de Indalecio Liévano Aguirre hace referencia a lo que ocurría hace 207 años, pero al leerlo parece que se refiera a la actualidad. “El visible contraste entre la destreza de que dieron muestras [los oligarcas,] cuando se trató de utilizar el gobierno para sus propios y egoístas fines y la lamentable ceguera e insensibilidad que les distinguió en todos los momentos en que se requería una auténtica comprensión de las necesidades y esperanzas de nuestro pueblo, fue el origen de su rápido desprestigio y la causa de esa atmósfera de mediocridad que le imprimieron indeleblemente a su época”.
Colombia sigue teniendo un Estado que no logra abarcar todo su territorio, que no tiene el monopolio de la fuerza, políticos que utilizan los recursos en beneficio propio, mientas que la población no tiene los mínimos vitales de salud, educación, vivienda digna. Según cifras del DANE el índice de necesidades básicas insatisfechas, NBI, en Colombia alcanza el 27% de la población.
Trascender los discursos de odio y de confrontación, abre la oportunidad para reformular las preguntas de 1810, que después de todo no eran tan bobas, como hacer que la descentralización departamental gestione recursos de forma efectiva en el territorio nacional, como lograr que el Estado tenga asistencia en materia de salud y educación en aquellas veredas, donde el conflicto no permitió que se llegara antes.
Latin American Post| Diana Cárdenas
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