Masacre en Tumaco: ¿a quién creerle?
Los hechos en la población colombiana han hecho pensar que la paz todavía no es una realidad
Los hechos recientes que ya cobran la vida de 13 personas en Tumaco, Nariño, dejan más preguntas que respuestas, entre ellas, la que resuena es sobre quién perpetró el acto. Para las autoridades y demás entes que devienen del gobierno, los hechos fueron llevados a cabo por la disidencia de las FARC que opera en la zona comandados por alias “Guacho” mientras que para medios de comunicación alternativos y organizaciones cocaleras que hacen sus labores de sustitución voluntaria de cultivos en en la zona la masacre fue perpetrada por miembros del ejército nacional. En este panorama ¿A quién creerle?
Sin implementación peligra la paz
Lo sucedido en Tumaco se da en el marco de la sustitución voluntaria de cultivos de uso ilícito, punto número 4 de los acuerdos de La Habana, que a su vez viene ligado con el número 1 reforma rural integral con enfoque territorial, que sugiere dar beneficios de tierras y modernización del agro colombiano con el fin de reducir la desigualdad del sector rural y mitigar la concentración de tierras del país. Estos dos elementos son cruciales para el desarrollo del país, pero las trabas en la implementación y el afán de dar resultados sobre la lucha antidrogas impiden dar cuenta de lo acordado.
El acuerdo no fue entre la insurgencia y el gobierno como sectores de la oposición al proceso de paz afirman: este es un acuerdo que beneficia a los colombianos en general y principalmente a los pobladores del sector rural del país en la medida que propone una reforma agraria (necesaria desde hace años para el país. Sin embargo, con las trabas en su implementación, campesinos que no tienen alternativa al cultivo de coca y la reciente declaración del presidente de Estados Unidos sobre quitar a Colombia la certificación de lucha contra las drogas, la erradicación forzada queda servida. En este contexto, organizaciones de campesinos que siembran coca buscan evitar la erradicación impuesta, panorama en el cual se dan los hechos de Tumaco.
Medios de comunicación tradicionales de la mano de sectores oficiales del gobierno sostienen la autoría de las disidencias de las FARC al sonido de ráfagas de metralletas y explosiones de pipetas de gas, incluso en los días recientes han ofrecido una recompensa por pistas que den con la captura de Alias “Guacho”. Lo que llama la atención en este caso, es que es una versión totalmente opuesta a la ofrecida por pobladores de la región.
Testigos de los hechos y algunos videos que circulan por las redes sociales apuntan a una misma seguidilla de sucesos, resistencia a la erradicación-búsqueda de mediación con el ejercito-los disparos que dejan el saldo actual de trece personas muertas y una veintena de heridos, desmienten las versiones oficiales en tanto no hay rastros de explosiones de los cilindros bomba como tampoco registran miembros de fuerza pública heridos o muertos.
Las investigaciones continúan según fuentes del gobierno, mientras que líderes cocaleros solicitan presencia de miembros de la comunidad internacional para esclarecer los hechos. Este asesinato masivo, se da dentro del mayor desprestigio que ha tenido el gobierno, no solo por los sonados casos de corrupción de los partidos de coalición y de otras instituciones entre ellas las militares, sino en el incumplimiento de la implementación de lo acordado en La Habana. La versión que ofrece más detalles de lo sucedido es la de los pobladores de la región, asimismo las fuerzas militares en regiones apartadas del país se han visto mal paradas en términos humanitarios, lo sucedido el jueves no es algo nuevo en la historia del país.
Latin American Post | Diego Romero