Acuerdo electoral resalta la crisis institucional de Venezuela
La propuesta del partido gobernante de Venezuela de un acuerdo incondicional para aceptar los resultados de las próximas elecciones presidenciales pone de relieve la profunda crisis institucional del país, dice el consultor político Giulio Cellini.
La propuesta del régimen chavista de firmar un acuerdo de apoyo incondicional a los resultados de las próximas elecciones presidenciales del 28 de julio subraya la grave crisis institucional que enfrenta Venezuela, según el abogado y consultor político Giulio Cellini.
Esta idea fue expuesta por el equipo oficial de campaña y reiterada en varias ocasiones por Nicolás Maduro, quien ha manifestado su disposición a que el Consejo Nacional Electoral (CNE) lo llame a firmar tal acuerdo. El CNE, una institución clave en el proceso electoral de Venezuela, aún no se ha pronunciado sobre la propuesta. La oposición mayoritaria desconfía de esta propuesta, pese al argumento de Maduro de que de las 30 elecciones su partido ha ganado 28, por lo que un acuerdo para reconocer el boletín electoral leído por el CNE la noche del 28 de julio anunciando los resultados evitaría acusaciones de fraude.
La controvertida propuesta
Hasta el momento, el organismo electoral no se ha pronunciado sobre la convocatoria a candidatos para firmar un acuerdo, aunque el candidato Luis Eduardo Martínez anunció que asistiría este jueves. Ante la propuesta, Cellini dijo a Efe que es “inaudito” firmar un documento para respetar los resultados de las votaciones. Sin embargo, también destacó los beneficios potenciales de la propuesta, como prevenir acusaciones de fraude y reconstruir la confianza en el proceso electoral. La propuesta, si se acepta e implementa efectivamente, podría mejorar significativamente la transparencia y credibilidad del proceso electoral en Venezuela.
“Esto demuestra la gravedad de la situación institucional en Venezuela. Que sea necesario hacer una propuesta de reconocimiento del resultado, venga de quien venga, es la primera peculiaridad, por no decir locura, de nuestro entorno”, afirmó.
El Acuerdo de Barbados
Cellini señaló que en lugar de preparar un nuevo acuerdo, los actores políticos venezolanos deberían retomar el Acuerdo de Barbados ya firmado. Este acuerdo, firmado en octubre por el Gobierno y el grupo opositor de la Plataforma de la Unidad Democrática (PUD), es un instrumento “importante” con respaldo internacional. Compromete a los partidos a proporcionar y respetar garantías electorales, incluida una amplia observación internacional. Sin embargo, su implementación ha sido un desafío, particularmente el establecimiento de una comisión de seguimiento para supervisar el cumplimiento.
Cellini explicó que este acuerdo iba a ser desarrollado por ambas partes e incluso establecer una comisión para vigilar su cumplimiento, pero esto no ha sido posible. También señaló que si bien la administración de Maduro y el PUD firmaron el Acuerdo de Barbados, este brinda garantías para todos los partidos políticos y otros candidatos fuera de estos dos grandes bloques. “No es sólo para un grupo de la oposición, es para todo el país… los beneficiarios de ese acuerdo son toda la dinámica política nacional, pero también los ciudadanos”, añadió.
Crítica y aceptación
Maduro, que busca su tercer mandato consecutivo, dice estar dispuesto a firmar un acuerdo, mientras los otros nueve candidatos debaten la pertinencia de un documento que respalde los resultados electorales. El partido Movimiento Al Socialismo (MAS), que apoya al candidato del PUD, Edmundo González Urrutia, ha sugerido la necesidad de un acuerdo, que podría ser impulsado por el CNE, con una mayoría de miembros de la directiva chavista, incluido su presidente, Elvis Amoroso. La propuesta de acuerdo, de ser aceptada, podría impactar significativamente el proceso electoral y el panorama político del país, particularmente en términos de confianza y transparencia.
El candidato opositor Antonio Ecarri expresó su disposición a firmar un acuerdo, siempre que primero haya un debate entre los candidatos presidenciales, propuesta a la que el oficialismo aún no ha respondido. José Brito, otro candidato que se dice opositor, cree que en un “país normal” no harían falta acuerdos para reconocer los resultados electorales. Mientras tanto, González Urrutia, candidato apoyado por el partido Movimiento Al Socialismo (MAS), criticó la idea del presidente venezolano, argumentando que ya violó el Acuerdo de Barbados. “¿Firmar un acuerdo para qué? El gobierno es el primero en violar los acuerdos que firma; tenemos los acuerdos de Barbados, que han quedado letra muerta”, dijo el ex embajador a los periodistas.
Mientras tanto, González Urrutia criticó la idea del presidente venezolano, argumentando que ya violó el Acuerdo de Barbados. “¿Firmar un acuerdo para qué? El gobierno es el primero en violar los acuerdos que firma; tenemos los acuerdos de Barbados, que han quedado letra muerta”, dijo el ex embajador a los periodistas.
La crisis institucional
El llamado a un acuerdo para aceptar los resultados electorales pone de relieve el frágil estado de las instituciones democráticas de Venezuela. La situación pone de relieve la profunda desconfianza entre el gobierno y la oposición, exacerbada por años de agitación política y colapso económico. La necesidad de tal acuerdo refleja una falta de fe en el proceso electoral y en las instituciones responsables de supervisarlo.
Se suponía que el Acuerdo de Barbados, firmado con mucha fanfarria, garantizaría un proceso electoral justo y transparente. Sin embargo, es necesario mejorar su implementación. La imposibilidad de establecer una comisión de seguimiento para supervisar el cumplimiento del acuerdo señala los desafíos para lograr un consenso político en el entorno altamente polarizado de Venezuela.
La comunidad internacional está comprometida con el resultado de las elecciones de Venezuela. La estabilidad política del país es crucial para la región y los observadores internacionales siguen de cerca los acontecimientos. El llamado a la observación internacional en el Acuerdo de Barbados fue un paso para garantizar la transparencia, pero la situación actual plantea dudas sobre la efectividad de estas medidas. Los observadores internacionales, que desempeñan un papel crucial para garantizar la integridad del proceso electoral, aún no han comentado la propuesta de acuerdo, pero es probable que sus opiniones influyan en la configuración del debate.
Un camino a seguir
Para que Venezuela avance, es esencial reconstruir la confianza en sus instituciones. A pesar de sus defectos, el Acuerdo de Barbados tiene el potencial de proporcionar un marco de garantías electorales que podría restaurar significativamente la credibilidad del proceso. Sin embargo, esto requiere un compromiso genuino de todas las partes para respetar el acuerdo y trabajar para su plena implementación.
Las próximas elecciones no son simplemente un evento más en el calendario político de Venezuela, sino una prueba crítica para su democracia. El resultado no sólo determinará el liderazgo del país para el siguiente mandato, sino que también sentará un precedente para futuros procesos electorales. Garantizar que estas elecciones se lleven a cabo de manera justa y transparente no sólo es importante, sino crucial para el futuro democrático del país.
Las observaciones de Giulio Cellini resaltan la importancia de volver a los principios establecidos en el Acuerdo de Barbados. Esto requiere voluntad política tanto del gobierno como de la oposición para participar de manera constructiva y priorizar la salud democrática del país por encima de los intereses partidistas. La comunidad internacional, que tiene un interés personal en la estabilidad política de Venezuela, puede brindar apoyo en este proceso, pero la responsabilidad principal recae en los líderes políticos de Venezuela. Su compromiso con el acuerdo y su capacidad para trabajar juntos serán cruciales para determinar su éxito.
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El llamado a un acuerdo incondicional para aceptar los resultados electorales subraya la profunda crisis institucional de Venezuela. El Acuerdo de Barbados ofrece un camino a seguir, pero su éxito depende del compromiso genuino de todas las partes involucradas. Las próximas elecciones son cruciales para la democracia de Venezuela, y garantizar su integridad es primordial para la futura estabilidad y salud democrática del país.