Cabify: seguridad, comodidad, ¿feminicidio?
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En México, la empresa ha sufrido sanciones por el caso de Mara Fernanda Castilla
Cada tres horas y media muere una mujer en México por feminicidio, nombre que se le da a los asesinatos a mujeres propiciados por abuso sexual, uso de la fuerza o violencia doméstica. El caso más reciente fue el de una joven de 19 años, quien se convirtió en víctima luego de tomar un taxi de Cabify. Fue secuestrada, abusada y por último asfixiada por el conductor del vehículo, sujeto que hasta el momento es considerado por las autoridades como el principal sospechoso.
La desaparición de la joven identificada como Mara Fernanda Castilla se reportó el pasado 8 de septiembre en Puebla, México. Ocho días después el cuerpo sin vida fue encontrado en una zona rural del mismo municipio. Este caso se suma a las 2.000 muertes anuales que se registran en México a causa de feminicidios, de los cuales la justicia y las autoridades no llevan a cabo investigaciones rigurosas para condenar a los responsables.
De acuerdo con información revelada por miembros de Amnistía Internacional, gran parte de los feminicidios en México son investigados como “accidentes” o simplemente ignorados. Como consecuencia de ello, los agresores terminan en libertad o nunca son judicializados. La estructura cultural machista de los países latinoamericanos y las falencias de las instituciones reguladoras se convierten en el ambiente perfecto para incrementar los feminicidios, sucesos en los que incluso se llega a justificar el asesinato al insinuar que es el culpa de la mujer por llevar determinado atuendo o estar en determinado lugar.
Amnistía Internacional también revela que seis de cada diez mujeres son violentadas en México, una cifra que demuestra la incapacidad de las autoridades de dimensionar la gravedad de estos sucesos, ya que no parecen contar con la relevancia requerida para abrir investigaciones similares a las practicadas en casos de narcotráfico u otros homicidios.
¿Responsabilidad de Cabify?
El feminicidio de la joven Mara no solo desenmascara la violencia de género en el país Azteca. También pone en tela de juicio a unos de las aplicaciones colaborativas más populares del mundo: Cabify.
La aplicación de transporte hace alarde de su servicio confiable y sobre todo, seguro. Pero este suceso deja en entre dicho todo lo anterior, ya que Mara habría sido secuestrada, violada y luego asesinada por el conductor del taxi, sujeto que además fue despedido como conductor de Uber por mal comportamiento y aún así aceptado para trabajar en Cabify.
Según información de las autoridades, desde que se reportó el suceso la compañía de transporte colaboró con la investigación compartiendo detalles del fatal viaje. Sin embargo, la empresa se libra de toda culpa con sus políticas de privacidad, en donde explica que la aplicación funciona solo como intermediaria entre el conductor y el usuario y por tanto, todos los problemas que puedan surgir son responsabilidad exclusiva de las partes.
Como respuesta a este suceso el gobierno de Puebla sacó de circulación a la empresa Cabify y abrirá una investigación en contra de la compañía. Mientras tanto, Cabify anunció que trabajará para aumentar los controles de seguridad de sus usuarios, al incluir el desarrollo de un botón de pánico que permita alertar a las autoridades en caso de peligro. Cabify además explica que la aplicación sigue siendo la más segura del mercado ya que piden antecedentes penales y datos de domicilio a todas las personas que se postulan como conductores. ¿Es esto suficiente?
Lo cierto es que para frenar el feminicidio en México se necesitará mucho más que un botón de pánico o un ‘silbato’. Se requiere que las autoridades y la justicia aprendan a otorgar la relevancia que estos asesinatos ameritan y que la estructura social deje de ver a la mujer como un objeto inferior e indefenso que además debe sentirse culpable por su manera de hablar, vestir o pensar.
Latin American Post | Krishna Jaramillo
Copy edited by Laura Rocha Rueda