El Acuerdo de Paz avanza a paso de tortuga
La dejación de armas y la campaña política del partido Fuerza Revolucionaría del Común parece ser lo único importante para los negociadores
Mientras los reflectores de los medios de comunicación estaban sobre ambas partes negociadoras hubo, medianamente, el compromiso de cumplir con las fechas acordadas. Si bien hubo modificaciones en el cronograma, la firma y refrendación del Acuerdo, el traslado de los excombatientes a las Zonas Veredales, la Ley de Amnistía, la dejación de armas y la creación e inauguración del partido FARC; se dieron en los tiempos estipulados.
Con el cambio en la agenda de la opinión pública, el tema pasó a segundo plano y los puntos siguen prorrogándose cada vez más. La Oficina del Alto Comisionado para la Paz dispone de una pagina web que expone cronológicamente los grandes avances de la implementación del Acuerdo de Paz, sin embargo la última publicación fue el 13 de junio de 2017, un video que evidencia el progreso que tuvo la dejación de armas. ¿Desde entones no ha habido avances? O ¿no son tan importantes para ser publicados?
Del Acuerdo de Paz se desprenden 558 disposiciones que se dividen en acciones a corto, mediano y largo plazo de las cuales aproximadamente 55% no han iniciado y solo el 17% están terminadas. Los documentos en las oficinas gubernamentales pueden esperar, sin embargo las personas refugiadas tienen necesidades que no pueden aplazar. Los ahora denominados ‘Espacios Territoriales de Capacitación y Reincorporación’ no cuentan con un eficiente servicio de salud, las condiciones de salubridad empeoran con el paso del tiempo y el miedo de los excombatientes por no tener un futuro asegurado incrementa cada día.
Las metas de los negociadores en la Habana fueron demasiado ambiciosas. Pero una vez pactados los puntos se convierten en un compromiso con los ex guerrilleros que dejaron los fusiles con la esperanza de tener un mejor mañana, los campesinos que esperan algún día volver al campo para vivir de la tierra y los colombianos que soñamos con un país en paz. La falta de compromiso del Estado preocupa a los defensores de la implementación y la incertidumbre que rodea las elecciones presidenciales va a acompañada de la zozobra de que el nuevo mandatario no priorice los acuerdos y se siga prorrogando la paz.
Latin American Post | Lina Vargas