ANÁLISIS

El aprendizaje no justifica la sexualización de menores en las letras de la música latina

La respuesta de la artista colombiana Karol G a las críticas por la letra de su canción “+57” plantea preocupaciones sobre la responsabilidad en la música. Aunque afirma que aún está aprendiendo, usar esto como defensa para letras que algunos consideran que sexualizan a menores es inaceptable.

La influencia pública exige responsabilidad

Artistas como Karol G tienen una influencia innegable, y su trabajo puede moldear actitudes y percepciones culturales. Con su música llegando a millones, el impacto de sus palabras en los fanáticos es profundo. Su reciente lanzamiento, “+57”, con otros artistas colombianos, generó una reacción inmediata por letras que muchos consideraron inadecuadas, insinuando la sexualización de menores. Esto no puede considerarse un malentendido. El poder de las palabras, especialmente en la música, es real, y los artistas deben ser conscientes de la responsabilidad que conlleva su alcance.

Karol G respondió a estas críticas dando contexto a sus letras o abordando las reacciones del público, sugiriendo que las interpretaron mal, y ella se defendió. Sin embargo, algunas frases incomodaron a muchos oyentes. Una línea sobre una “Mamacita desde los catorce años” fue especialmente preocupante, y organizaciones como el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (ICBF) expresaron temor de que expresiones como esta puedan contribuir a la cosificación infantil en el país. Dado que la música es un vehículo de emociones, los artistas, especialmente figuras públicas, deben ser conscientes de sus palabras.

Los peligros de minimizar el contenido dañino

Descartar críticas legítimas diciendo que las letras fueron tergiversadas minimiza el daño real. Las palabras pueden tener consecuencias, especialmente cuando se trata de temas como la sexualización de menores. No se trata de limitar la libertad creativa, sino de ser consciente de la obligación que viene con el poder. En lugares como Colombia, donde la explotación infantil es un problema real, cualquier lenguaje que pueda parecer romantizar o trivializar el tema es preocupante. Los artistas, como figuras públicas, deben considerar cómo estos temas pueden afectar a los oyentes, especialmente en una sociedad que enfrenta estos desafíos.

Ignorar estas preocupaciones crea un ambiente donde los grupos vulnerables no están completamente protegidos. Para Karol G y sus colaboradores, no es suficiente defender “+57” como una simple celebración de la cultura colombiana. Incluye referencias que podrían interpretarse como poco saludables o inapropiadas y entran en un territorio peligroso. Al desestimar estas preocupaciones, envían un mensaje problemático a los fanáticos y a la industria, sugiriendo que este tipo de lenguaje es aceptable. Esto establece un mal estándar, especialmente para los jóvenes admiradores de estos artistas.

Cuando “aprender” se convierte en una excusa

La respuesta de Karol G de que “aún está aprendiendo” puede sonar sincera, pero también parece un intento de evitar la responsabilidad. Decir que están “aprendiendo” no es suficiente cuando se trata de algo tan grave como la sexualización de menores. Crecer como artista debería implicar cambios activos para evitar problemas similares en el futuro, en lugar de usar “aprender” para eludir la responsabilidad en el presente.

Es fácil para las figuras públicas escudarse en la idea de crecimiento sin reconocer realmente el daño causado. Los fanáticos merecen más que una disculpa que responsabilice al público por una supuesta “mala interpretación”. La respuesta de Karol G tendría más peso si abordara directamente las letras y las preocupaciones que generaron. Culpar al público por no entender crea una barrera para el crecimiento genuino y detiene un diálogo significativo.

Responsabilidad en la música

La única forma en que los artistas pueden mejorar es si están abiertos a las críticas y toman acciones concretas hacia la responsabilidad. Una clave es no ofenderse por las preocupaciones de los fanáticos sobre algo tan importante como la seguridad infantil. En el futuro, Karol G y sus colaboradores pueden mostrar verdadera responsabilidad siendo cuidadosos con el lenguaje que podría dañar o explotar a grupos vulnerables.

Una respuesta significativa implica reconocer cuándo se han cometido errores y entender por qué ciertos temas molestan a los oyentes. Los artistas pueden seguir celebrando su cultura e individualidad a través de la música sin cruzar líneas que causen daño. Esto debería ser apoyado por toda la industria del entretenimiento y hacer que los artistas sean conscientes de su poder y alcance. Si esta crítica puede ser una oportunidad para mejorar para Karol G, J Balvin y el equipo de “+57”, que así sea.

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En última instancia, “aprender” nunca debería ser una excusa para ignorar la responsabilidad. La disculpa de Karol G puede ser un comienzo, pero sería más completa con una mirada más profunda al problema y un compromiso de cambio.

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