El Debate sobre las Hidrovías en Brasil: El Progreso No Puede Significar Redes Vacías y Ríos Silenciados

El plan del gobierno para dinamitar afloramientos rocosos a lo largo del Tocantins y abrir una vía navegable de 100 metros de ancho promete abaratar el transporte de soja. En Tauiry, Pará —sede de la COP30—, los pescadores solo oyen explosiones en el horizonte, y los tribunales coinciden en que la comunidad no ha sido debidamente consultada antes de que avancen los permisos.
Un Río que Alimenta Más que Barcazas
De pie sobre el Pedregal de Lourenço se aprende rápido que un río no es una tubería. Entre las vetas oscuras de roca que recorren 40 kilómetros del Tocantins, el agua se calma en remansos donde la vida se concentra.
“Las aguas quietas se llenan de peces durante la luna nueva; es su hogar”, dijo el pescador Ernandes Soares, de 52 años, apoyado en su remo como bastón mientras describía los ritmos del tucunaré, el pez pavón apreciado por su tamaño y sabor, a la agencia EFE.
Para unos 6.500 pescadores de la región, esas rocas no son obstáculos; son arquitectura: viveros de desove, rompe-corrientes, despensas naturales. Si se quita el andamiaje, el edificio colapsa.
Sin embargo, el plan federal propone precisamente eso: detonar kilómetros de roca, dragar el lecho del río y “abrir” el Tocantins a barcazas de gran calado.
La aritmética luce impecable en el papel: se transportarían 20 millones de toneladas de soja y maíz al año, medio millón menos de camiones, y un ahorro del 30% en costos de transporte. Es el mismo discurso que respalda cada nueva hidrovia en Brasil.
Pero ¿barato para quién y limpio según qué medida, cuando los cálculos omiten el deber primero de un río: sostener la vida?
El Espejismo de la Navegación “Sostenible”
Las autoridades presentan la hidrovia del Tocantins como una alternativa “eficiente y sostenible”.
Pero en este tramo, los jardines de roca que detienen a las embarcaciones son los mismos microhábitats que mantienen vivas las pesquerías después de que las represas aguas abajo ya han limitado las rutas de migración.
“Por las hidroeléctricas, algunas especies solo se reproducen en este tramo”, advirtió el biólogo Alberto Akama, del Museu Paraense Emílio Goeldi, en declaraciones a EFE.
La dinamita aquí no es una mejora, sino una desaparición.
Mientras tanto, Pará se prepara para recibir al mundo en la COP30, prometiendo liderazgo bajo los reflectores de la diplomacia climática. Sin embargo, en Tauiry, el proyecto estrella del estado ha sido suspendido por los tribunales, después de que los fiscales argumentaran que no hubo consulta significativa con los pescadores y que el estudio pesquero era peligrosamente deficiente.
Incluso la autoridad ambiental que emitió los permisos preliminares se ha retractado, exigiendo “garantías” para los ingresos de los pescadores.
Las garantías entre comillas rara vez alimentan una familia.
“Mientras el desarrollo avanza, nosotros, que vivimos en la orilla y dependemos del río, perecemos”, dijo Soares a EFE. “Si quitan las rocas, no podremos pescar allí”.
Memoria, Justicia y el Precio de las Promesas
Tauiry sabe cómo suenan las promesas cuando se rompen.
En la década de 1980, una represa gigantesca transformó el pueblo.
“Tuve que mudarme a una ciudad cercana”, recordó Graçinha Pereira, de 75 años, a EFE, señalando que las casas prometidas nunca llegaron.
Quince años después regresó, más vieja y más sabia: insistir en que todo quede “por escrito”, y aun así confiar con cautela.
A lo largo de los corredores de megaproyectos en Brasil, la “compensación” ha significado demasiadas veces trámites interminables, programas sociales insuficientes o acuerdos que sobreviven a las propias víctimas.
Sí, Brasil necesita logística de bajas emisiones. Las carreteras son caras y peligrosas; los trenes están saturados; los compradores globales premian cadenas de suministro más verdes. El transporte fluvial reduce emisiones y congestión.
Pero llamar “sostenible” a un proyecto que ignora fracturas sociales y pérdidas ecológicas es el truco más viejo de la política de desarrollo.
Si la hidrovia del Tocantins es realmente un bien público, sus impulsores deberían dar la bienvenida a estudios de impacto transparentes y auditados, fondos de compensación vinculados a resultados medibles, y un proceso de permisos paso a paso que detenga las detonaciones hasta que las protecciones sean reales, no solo promesas.
Eso sería la primera prueba de sinceridad.

Un Plano Mejor que la Dinamita
Existen formas más innovadoras de conciliar la logística con los ríos vivos.
Respetar la pausa judicial no como un obstáculo, sino como una oportunidad de rediseño.
Co-crear el plan con quienes viven del río: pescadores, comerciantes, científicos y líderes municipales.
Usar hidroacústica moderna y conocimiento ecológico tradicional para mapear hábitats críticos y marcar zonas estrictamente prohibidas.
Donde sea inevitable expandir la navegación, diseñar canales estacionales que eviten picos de desove y acompañar cualquier remoción de roca con estructuras artificiales que imiten afloramientos naturales.
Exigir una línea base pesquera independiente y una junta de monitoreo a largo plazo donde los pescadores tengan asientos reales y poder de veto.
Crear el fondo de compensación por adelantado, con capital proporcional a los riesgos, y vincular los pagos a medios de vida reales, no a simples cursos de “reentrenamiento”.
Y ampliar el portafolio: modernizar flotas más pequeñas que ya navegan, mejorar las conexiones ferroviarias a los puertos e invertir en almacenamiento para suavizar los picos de cosecha.
El objetivo no es congelar el río en el tiempo, sino mantenerlo reconocible para las personas y especies que le dan nombre.
Más tarde este mes, un juez visitará Tauiry antes de dictar sentencia. Pereira ha preparado una canción:
“Pedimos a las autoridades que nos presten más atención… quitar el pescado de nuestra mesa es una gran humillación.”
En un año en que Pará recibirá al mundo para hablar de la protección de la naturaleza y las personas, el discurso más creíble del estado no saldrá de un podio en Belém, sino de un pacto honesto con Tauiry.
Que el Tocantins siga siendo un río que transporta barcazas y aún alimenta las manos que lo han guiado por generaciones.