ANÁLISIS

El legado centenario de fracaso y controversia de la Patrulla Fronteriza de EE.UU.

Mientras la Patrulla Fronteriza de Estados Unidos celebra su centenario, su historia se ve empañada por acusaciones de violaciones de derechos civiles y políticas de inmigración fallidas. Los críticos argumentan que la agencia sigue plagada de abusos e ineficiencias a pesar del aumento de financiación y tecnología.

Este mes, la Patrulla Fronteriza de Estados Unidos conmemora un siglo de vigilancia fronteriza, marcado por una historia de desafíos y acusaciones de violaciones de derechos civiles. Los defensores de los derechos de los inmigrantes critican el historial de la agencia y la influencia política ejercida por su sindicato.

Fundada el 28 de mayo de 1924, con sólo 450 agentes, la Patrulla Fronteriza ha crecido hasta contar con casi 20.000 miembros encargados de la responsabilidad crucial de proteger las fronteras entre Estados Unidos y México y entre Estados Unidos y Canadá y supervisar los puertos y aeropuertos estadounidenses. Inicialmente integrados por miembros de los Texas Rangers y los departamentos del sheriff locales familiarizados con el terreno y la vida a lo largo de la frontera con México, los primeros agentes recibieron una placa, un arma, un salario anual de 1.680 dólares y el requisito de proporcionar sus propios caballos.

La Patrulla Fronteriza se creó durante un período de intensa xenofobia y nativismo en Estados Unidos. En sus primeros años, la agencia se centró en prevenir la entrada de inmigrantes chinos, y luego amplió sus esfuerzos para incluir a inmigrantes mexicanos. Los cimientos de la agencia estaban impregnados de perfiles raciales y prácticas discriminatorias, una cultura que, según los críticos, persiste hasta el día de hoy.

Después de la Segunda Guerra Mundial, la demanda de trabajadores agrícolas migrantes disminuyó, lo que llevó a que la Patrulla Fronteriza aumentara los recursos para frenar la inmigración. A pesar de su importante papel, los agentes de la Patrulla Fronteriza, a menudo descritos como la “primera línea de defensa”, han enfrentado el escrutinio de organizaciones humanitarias por presuntos abusos en medio de las vacilantes políticas de inmigración de Estados Unidos.

A lo largo de los años, la Patrulla Fronteriza ha sido acusada de numerosos abusos, incluidas golpizas a migrantes, agresiones sexuales a mujeres, tráfico de drogas y uso de fuerza letal. Vicki Gaubeca, directora de Human Rights Watch, destaca los “comienzos cuestionables” de la agencia arraigados en el racismo y la discriminación racial, donde incluso ciudadanos estadounidenses fueron arrestados por su color de piel. Critica la cultura existente dentro de la agencia y señala: “Muchas veces la excusa es la misma, los agentes se estaban defendiendo de un ‘ataque de roca’, pero siempre he dicho que el daño causado por una roca no se puede comparar con el de una bala.”

Entre 1980 y 1990, la Patrulla Fronteriza triplicó su presupuesto y su fuerza laboral, integrando más tecnología como cámaras infrarrojas y sensores de movimiento. Los ataques terroristas de 2001 aumentaron aún más los recursos de la agencia, que ahora cuenta con perros robot y drones no tripulados para la vigilancia fronteriza. En 2003, la Patrulla Fronteriza pasó a formar parte de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de Estados Unidos (CBP), que tiene un presupuesto anual de 25.000 millones de dólares.

Poder e influencia políticos

La influencia política de la Patrulla Fronteriza ha crecido, principalmente desde que su sindicato apoyó al expresidente Donald Trump en las elecciones de 2016. Desde entonces, el sindicato ha respaldado a candidatos políticos en todos los niveles, especialmente aquellos que abogan por una mayor seguridad fronteriza. Gaubeca cuestiona el estatus único del sindicato de la Patrulla Fronteriza y señala que agencias federales como el FBI y la DEA no tienen sindicatos. “Ninguna otra agencia federal tiene un sindicato, especialmente teniendo en cuenta su papel en la seguridad nacional”, afirmó.

María Salazar, en representación del grupo Víctimas de la Patrulla Fronteriza, ha cuestionado las muertes de migrantes a manos de agentes, destacando que incluso ciudadanos estadounidenses se encuentran entre las víctimas. “Se esconden detrás de la ley y nunca han rendido cuentas por sus acciones”, remarcó Salazar.

Según un informe reciente de la Oficina de Responsabilidad Gubernamental (GAO), un organismo de control independiente, desde 2010, las unidades de investigación interna de la Patrulla Fronteriza han respondido a casi 900 “incidentes críticos” que involucraron a sus agentes, incluidos 149 encuentros fatales. Estas unidades han sido acusadas de obstruir la justicia, lo que llevó a que la administración del presidente Joe Biden las desmantelara. Los vídeos que muestran a agentes destruyendo suministros de agua y alimentos dejados por grupos humanitarios para inmigrantes indocumentados en el desierto de Arizona han provocado indignación durante años.

Gaubeca y Salazar sostienen que la falta de supervisión independiente de la Patrulla Fronteriza es un problema importante. A menudo se deja que la agencia investigue por sí misma en casos de presuntos abusos, lo que genera una falta de rendición de cuentas y justicia para las víctimas.

Fracasos históricos y desafíos modernos

Los fracasos de la Patrulla Fronteriza no son sólo problemas contemporáneos sino que están profundamente arraigados en su historia. América Latina, particularmente México, ha sido la más afectada por estas políticas. El enfoque de Estados Unidos hacia la inmigración a menudo se ha caracterizado por una necesidad fluctuante de mano de obra y un deseo simultáneo de controlar y limitar la migración. Esta contradicción ha llevado a ciclos de importación de mano de obra durante los auges económicos y a duras medidas represivas durante las recesiones.

Programas como el Programa Bracero, que trajo trabajadores mexicanos a Estados Unidos durante la Segunda Guerra Mundial, resaltan esta compleja relación. El fin de tales programas a menudo condujo a mayores esfuerzos para frenar la inmigración, con la Patrulla Fronteriza a la vanguardia de estas iniciativas.

No se puede subestimar el impacto de las prácticas de la Patrulla Fronteriza en las comunidades de inmigrantes. Los informes de abuso físico, trauma psicológico e incluso muerte a manos de agentes de la Patrulla Fronteriza pintan un panorama sombrío de los métodos de aplicación de la ley por parte de la agencia. Los defensores de los inmigrantes argumentan que estas prácticas violan los derechos humanos fundamentales y socavan la posición moral de Estados Unidos.

La militarización de la frontera también ha tenido importantes impactos socioeconómicos en las comunidades fronterizas. La presencia de agentes fuertemente armados, tecnología de vigilancia y barreras físicas ha alterado la vida cotidiana de los residentes, muchos de los cuales tienen vínculos familiares y económicos que se extienden a ambos lados de la frontera.

Avanzando: reforma y rendición de cuentas

Se necesitan reformas integrales para abordar los problemas sistémicos dentro de la Patrulla Fronteriza. Estas deberían incluir el establecimiento de mecanismos de supervisión independientes para garantizar la rendición de cuentas por los abusos, la revisión de los programas de capacitación para centrarse en los derechos humanos y las técnicas de reducción de tensiones, y la reducción del enfoque militarizado de la agencia para el control fronterizo.

Además, las políticas de inmigración necesitan una revisión holística para abordar las causas fundamentales de la migración, como la desigualdad económica y la violencia en América Latina. Proporcionar vías legales para la migración y garantizar un trato justo para los solicitantes de asilo son pasos cruciales para crear un sistema de inmigración más justo y eficaz.

Mientras la Patrulla Fronteriza de Estados Unidos celebra su centenario, es esencial reflexionar sobre su legado de fracaso y controversia. A pesar del aumento de financiación y de la tecnología avanzada, la agencia sigue plagada de abusos e ineficiencias. El poder político de su sindicato complica aún más los esfuerzos de reforma.

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La historia de la Patrulla Fronteriza está entrelazada con cuestiones más amplias de inmigración y política fronteriza en los Estados Unidos. Para abordar estas cuestiones es necesario reformar la agencia y repensar el enfoque de Estados Unidos hacia la inmigración en su conjunto. La justicia, la rendición de cuentas y los derechos humanos deben estar al frente de estos esfuerzos, allanando el camino para un sistema de inmigración más justo y humano.

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