El mercado mundial de las armas: prospero pero contradictorio
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Los mayores exportadores y compradores de armas en el mundo son países que están en conflictos políticos y sociales, lo que hace cuestionarse sobre el mercado
Afirmar algo acerca del mercado de las armas, ya sea a nivel local, en latinoamérica, o en el panorama mundial, es bastante difícil, pues este mercado está cargado no solo de connotaciones económicas o políticas, sino también de cuestiones éticas y morales. ¿Es normal que las grandes potencias mundiales vendan sus armas a países en conflicto? ¿Qué consecuencias trae este mercado? Para entender un poco más de esta situación, es necesario revisar algunos datos que pueden aportar una idea un poco más clara de lo que es el mercado de las armas a nivel mundial.
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El top 10 de vendedores de armas
Según el reporte ofrecido por The Stockholm International Peace Research en 2018, entre 2013 y 2017 los países que lideraron la venta de armas a nivel mundial son todos potencias mundiales y, en su mayoría, europeos. En el lugar 10 está Holanda, seguido de Italia, Israel y España, los cuales están entre el 2.1 y el 2.9% de las ventas totales de armas. Posteriormente se encuentran el Reino Unido, China, Francia y Alemania, quienes representan entre el 4.8% y el 6.7%. Por último, están los dos grandes exportadores: Rusia y Estados Unidos, quienes representan el 22% y el 34%, respectivamente.
Sus mayores compradores también dicen mucho del panorama político en cuanto a las armas: India es el mayor comprador de Rusia y Arabia Saudí el mayor comprador de Estados Unidos.
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¿Qué dice este top de vendedores y sus mayores compradores? Básicamente, las potencias mundiales se preocupan por fortalecer un mercado próspero, como lo es de las armas, pero su distribución se encuentra claramente ligada a situaciones de inestabilidad política en los países que reciben las armas. Sin embargo, también hay pequeños detalles que dan cuenta de las preferencias de unos y otros compradores.
Según la BBC, por ejemplo, los países miembros de la OTAN prefieren comprar a Estados Unidos por dos razones: en primer lugar, es un país aliado. En segundo lugar, aunque sus precios son considerablemente más altos, las armas son vendidas junto con programas de entrenamiento y garantías que hacen una oferta más atractiva que otros mercados más baratos.
Sin embargo, este es solo el mercado legal de distribución de armas. Es bien sabido que el tráfico de estos productos es bastante alto y genera alta rentabilidad para quien lo lleva a cabo. Por ejemplo, según datos ofrecidos el año pasado por la Oficina de Alcohol, Tabaco, Armas y Explosivos (ATF), el 72% de las armas que se confiscaron en 2014 en México, provienen de Estados Unidos, obtenidas a través del contrabando.
Se ha probado que el contrabando proveniente de este país hacia latinoamérica es bastante amplio, debido a la diferencia de regulaciones para la adquisición de armas en Estados Unidos y en latinoamérica, siendo el primero mucho más fácil.
Y más aún, existe un área gris entre el contrabando de armas y el mercado legal, y son las ventas no autorizadas. Un caso sería el de México, y la empresa alemana Heckler & Kock. A lo largo del siglo XXI, México ha aumentado progresivamente su compra de armas, llegando en el período de 2014 a 2018 a su punto más alto. Entre 2006 y 2009, sin embargo, en México se hizo la compra de un arsenal de rifles G36, provenientes de esta empresa alemana la cual no tenía permiso para venderlos.
Casi diez años después, el gobierno alemán decretó una multa de 3.7 millones de euros por esta venta ilegal de armas, lo cual sugiere un control estricto, aunque la realidad del jurado afirma otra cosa, ya que el juez fue muy estricto en hacer claridad en que no se juzgaba ni la industria de las armas en Alemania, ni el uso que de ellas se hiciera en México, sino la transacción como tal, según informó la Deutsche Welle.
Estas áreas grises hacen de este mercado algo aún más complejo de discutir.
¿Y los controles dónde están?
Un tema que necesariamente sale a la luz cuando se habla de la venta y compra de armas es el control que los diferentes estados tienen para su porte y uso. Estados Unidos es infamemente reconocido por ello, pues sus leyes son tan flexibles en algunos estados que, con frecuencia, se suelen asociar los trágicos atentados y las crecientes muertes con esta falta de un control estricto. Y la discusión en este país es activa y frecuente.
Sin embargo, ¿qué ocurre en otros países? Los recientes ataques en países como Nueva Zelanda, Holanda o Brasil, dejan al descubierto políticas ambiguas sobre el porte de armas y la posición de cada sociedad frente a ellas. En el caso de Brasil, por ejemplo, el presidente Bolsonaro ha sido enfático en flexibilizar los requisitos para el porte de armas, pues ve en esto una puerta para aumentar la seguridad de cada individuo.
Sin lugar a dudas, la industria de las armas, que usualmente prefiere denominarse a sí misma como un sector de la defensa de cada país, explota las ventajas de un conflicto, presente o futuro, a partir de la venta de “seguridad”, aunque muchas veces se decida mirar a un lado sobre las consecuencias reales de lo que significa vender estos productos.
LatinAmerican Post | Jorge Ovalle