El tira y afloja entre Estados Unidos y China por la influencia estratégica en América Latina
El panorama geopolítico de América Latina está siendo testigo de una competencia estratégica entre Estados Unidos y China, cada uno compitiendo por influencia a través de compromisos económicos, tecnológicos, políticos y militares.
Mientras que México y los países centroamericanos mantienen estrechos vínculos con Estados Unidos, las naciones sudamericanas, entre ellas Brasil y Argentina, tienen diferentes aspiraciones globales y dinámicas regionales. Esta distinción es aún más pronunciada entre los países andinos: Bolivia, Colombia, Ecuador y Perú. Además de las similitudes geográficas y culturales, estos países comparten importantes vínculos políticos y económicos a través de la Comunidad Andina, una alianza regional de importancia estratégica.
Comercio e inversiones
La dinámica comercial de América Latina ha experimentado un cambio significativo en los últimos años, en particular entre los países andinos y las potencias globales como Estados Unidos y China. Históricamente, Estados Unidos era uno de los principales socios comerciales de la región. Sin embargo, el papel de China se ha expandido notablemente durante la última década, impulsada por su insaciable demanda de recursos primarios y extractivos, como minerales y petróleo.
Colombia y Ecuador han experimentado distintos grados de balanza comercial. Mientras que las exportaciones de Ecuador a China están en aumento, rivalizando con su comercio con Estados Unidos, el comercio de Colombia con China se ha estancado. Sin embargo, a pesar de este estancamiento, el comercio de Colombia con Estados Unidos sigue siendo sólido, lo que da testimonio de su estabilidad económica.
El caso de Venezuela es único debido a su gran dependencia de las exportaciones de petróleo. Los conflictos en curso y las sanciones estadounidenses han obligado a Venezuela a orientarse hacia China, en busca de nuevos mercados para su petróleo. A pesar de la disminución de las cifras de exportación desde 2018, Venezuela ha mantenido la cooperación energética con China a través de préstamos e inversiones vinculados a las exportaciones de petróleo.
La administración Trump vio a China como un competidor estratégico, lo que llevó a retirarse del Acuerdo Transpacífico (TPP). Esta medida fue vista como una bendición para China, que ha buscado agresivamente acuerdos comerciales en todo el mundo. La expansión comercial de China en América Latina, particularmente en la región andina, subraya su creciente influencia e importancia estratégica para asegurar los recursos naturales.
Las inversiones chinas en América Latina también han crecido, particularmente en sectores que antes se pasaban por alto. Si bien las inversiones estadounidenses siguen siendo significativas, las empresas chinas se han aventurado en proyectos de minería, energía e infraestructura, especialmente en Perú y Ecuador. Por ejemplo, empresas estatales chinas como la China National Offshore Oil Company (CNOOC) han operado durante mucho tiempo en el sector de hidrocarburos en Venezuela, Perú y Ecuador.
La adquisición de empresas en los sectores extractivo y energético ha dado a China una presencia sustancial en la región. Cabe destacar la entrada de China en el sector eléctrico, ya que adquirió activos de empresas estadounidenses como Sempra Energy, que supervisa la distribución eléctrica en Chile y Perú. Estas inversiones estratégicas indican las capacidades financieras superiores de China y su visión a largo plazo para la región.
Dinámica financiera
La influencia financiera de China en América Latina ha experimentado altibajos, principalmente a través de instituciones como el Banco de Desarrollo de China (CDB) y el Banco de Exportación e Importación de China (Eximbank). Aunque los préstamos chinos a la región aumentaron de 8.000 millones de dólares en 2011 a 13.000 millones en 2015, han disminuido significativamente en los últimos años. En 2020, por primera vez en 15 años, América Latina aún no había recibido financiamiento público de China. Esta reducción es particularmente pronunciada en la región andina, donde el apoyo financiero bilateral ha sido mínimo desde 2016, siendo Ecuador una notable excepción.
Los préstamos chinos han sido fundamentales para los países que enfrentan condiciones económicas desfavorables, como Venezuela, Brasil y Ecuador. Estos préstamos, a menudo a cambio de recursos naturales, suelen estar exentos de las condiciones políticas impuestas por instituciones financieras occidentales como el FMI y el Banco Mundial. Esta flexibilidad financiera ha permitido a China establecer fuertes vínculos con países que tienen relaciones tensas con Estados Unidos.
A pesar de la disminución de la financiación pública, los bancos privados chinos siguen otorgando préstamos, en particular en Chile, Ecuador, Perú y Colombia. Además, el Banco Asiático de Inversión en Infraestructura (BAII), bajo el liderazgo chino, se ha convertido en un actor importante, con Ecuador, Chile y Perú entre sus miembros. Esto indica una presencia financiera sostenida, aunque en evolución, en la región.
Competencia tecnológica
Los rápidos avances tecnológicos de China la han posicionado como el principal competidor de los Estados Unidos. Con un presupuesto sustancial para investigación y desarrollo, China lidera en patentes registradas y publicaciones científicas. Iniciativas como la “Ruta de la Seda Digital”, parte de la Iniciativa del Cinturón y la Ruta más amplia, apuntan a difundir la tecnología china a nivel mundial. Esto está alineado con el plan “Hecho en China 2025”, que busca cerrar la brecha tecnológica con las potencias tradicionales.
Gigantes tecnológicos chinos como Huawei, Xiaomi y ZTE han establecido una presencia significativa en América Latina, invirtiendo en centros de datos, redes de telecomunicaciones y proyectos urbanos innovadores. Huawei, en particular, ha enfrentado el escrutinio y las acusaciones de espionaje de Estados Unidos, lo que llevó a su inclusión en la “lista de entidades” de ese país, lo que restringe a las empresas estadounidenses la posibilidad de hacer negocios con ella. A pesar de esto, la presencia de larga data de Huawei en América Latina, incluidos los proyectos iniciales de infraestructura 5G en Bolivia, Chile, Colombia, Ecuador y Perú, subraya su influencia profundamente arraigada.
Estados Unidos ha contrarrestado los avances tecnológicos de China con iniciativas como la “Red Limpia”, que excluye la tecnología china de la infraestructura crítica. Ecuador se ha sumado a esta iniciativa, influenciado por los términos de un préstamo de 3.500 millones de dólares de la Corporación Financiera Internacional para el Desarrollo de Estados Unidos, que estipulaba evitar la tecnología china.
Por otro lado, Chile ha mantenido una postura neutral, permitiendo a Huawei expandir sus centros de datos y redes de fibra óptica. Colombia también ha resistido la presión de Estados Unidos para excluir a las empresas chinas de los proyectos 5G. Estas variadas respuestas reflejan la compleja dinámica de la competencia tecnológica en la región.
Competencia política
El compromiso político de China con América Latina ha aumentado, marcado por visitas de alto nivel y el establecimiento de mecanismos intergubernamentales para el diálogo y la cooperación. Todos los países andinos, excepto Colombia, han recibido al presidente Xi Jinping en visitas oficiales, lo que pone de relieve la diplomacia proactiva de China. En cambio, Estados Unidos ha tenido dificultades para mantener vínculos políticos sólidos con los gobiernos de tendencia izquierdista de la región.
La estrategia diplomática de China hace hincapié en la construcción de alianzas independientemente de las ideologías políticas. Ha establecido varias asociaciones de cooperación con los países andinos, que van desde las Asociaciones de Cooperación con Colombia hasta las Asociaciones Estratégicas Integrales con Chile, Ecuador, Perú y Venezuela. El Foro China-CELAC, establecido en 2014, ejemplifica el enfoque multilateral de China para fomentar los lazos regionales, proporcionando una plataforma para el diálogo y la cooperación sin la participación de Estados Unidos.
Históricamente influyente en América Latina, Estados Unidos ha enfrentado desafíos en los últimos años. La desvinculación de la administración Trump y la falta de visitas a países clave como Perú y Colombia han debilitado su influencia. Si bien la administración Biden ha buscado revitalizar los vínculos, persisten las antiguas diferencias políticas e ideológicas con ciertos países andinos.
Competencia militar
Históricamente, América Latina ha estado bajo una importante influencia militar estadounidense. Sin embargo, la presencia militar de China ha crecido, particularmente en Venezuela. Bajo el gobierno de Maduro, China se ha convertido en el principal proveedor de armas de Venezuela, superando a Rusia. Esta cooperación militar se extiende a Ecuador, Perú y Bolivia, aunque en menor escala, y China proporciona equipo moderno a precios competitivos.
Colombia sigue siendo una excepción, ya que mantiene una sólida alianza militar con Estados Unidos, su principal proveedor de armas. La ayuda militar estadounidense a Colombia ha disminuido en los últimos años, pero el gasto de defensa del país sigue siendo uno de los más altos de la región.
La cooperación militar de China incluye capacitación, donaciones y transferencias de tecnología. Los acuerdos para la gestión de desastres naturales y otras funciones no bélicas han complementado esto. La reducción de la ayuda militar estadounidense y los recortes presupuestarios al Comando Sur, responsable de los programas militares estadounidenses en América Latina, han suscitado preocupaciones sobre la pérdida de ventajas estratégicas por parte de China.
Mientras América Latina navega en la competencia geopolítica entre Estados Unidos y China, la región enfrenta decisiones complejas. Ambas potencias ofrecen beneficios y desafíos distintos. Las inversiones económicas y la tecnología de China brindan oportunidades de crecimiento, pero su influencia genera inquietudes sobre la dependencia y la autonomía estratégica. Con sus vínculos históricos y su apoyo militar, Estados Unidos sigue siendo un socio fundamental, pero su reciente desvinculación ha creado un vacío que China está ansiosa por llenar.
En este tira y afloja estratégico, los países latinoamericanos deben equilibrar sus relaciones con ambas potencias para maximizar los beneficios y al mismo tiempo salvaguardar su soberanía. La competencia entre Estados Unidos y China en América Latina no se trata solo de dominio económico o militar; es una contienda más amplia por la influencia en una región con una importancia geopolítica significativa.
El panorama geopolítico de América Latina se está transformando significativamente a medida que Estados Unidos y China compiten por la influencia. Esta competencia abarca dominios económicos, tecnológicos, políticos y militares, cada uno de los cuales ofrece oportunidades y desafíos regionales únicos. A medida que los países latinoamericanos navegan en este entorno complejo, sus decisiones darán forma al futuro de la geopolítica regional y global.
La competencia estratégica entre Estados Unidos y China en América Latina subraya la importancia de la región en el orden global. Mientras ambas potencias siguen compitiendo por la influencia, los países latinoamericanos deben encontrar un equilibrio delicado, aprovechando las oportunidades y manteniendo al mismo tiempo su autonomía. El resultado de esta contienda geopolítica tendrá implicaciones de largo alcance para América Latina y el panorama internacional en general.