Falsos “influencers”: ¿Qué es lo que se esconde en el mundo de las redes sociales?
Este es el fraude detrás de los influencers que intentan cobrar 20.000 dólares por un tweet
Durante los últimos años las redes sociales cambiaron la dinámica de la información, la publicidad y la economía en el mundo. Se estima que en 2018 las empresas invierten 1.600 millones de dólares en pagos a influenciadores que hablen y promocionen determinada marca, de acuerdo con Media Kix. Sin embargo, esta lluvia de dinero que se ha volcado hacia dicha industria ha ocasionado el surgimiento de un mercado negro y falsos “influencers” que están costándole al mercado millones de dólares.
Read in english: False "influencers": What is hidden in the world of social media?
El término “influenciador” o “influencer” hace referencia a una persona, por lo general entre los 16 y 30 años y con habilidades para la tecnología, que cuenta con cierta credibilidad sobre un tema en específico. Asimismo, es una persona que por su presencia e influencia en redes sociales puede llegar a convertirse en un prescriptor interesante para una marca.
Aunque el concepto empezó a escucharse con más fuerza en la última década, este término no es algo nuevo. En 1955 el sociólogo americano Paul Lazarsfeld ya analizaba este fenómeno. No obstante, el término “influencer” se utilizaba de manera exclusiva para catalogar a figuras públicas, celebridades, políticos, periodistas, o activistas que conseguían llegar a los medios tradicionales, tales como tv, radio o prensa. Pero la digitalización de la tecnología, la llegada de redes sociales como YouTube y la entrada del Smartphone a la sociedad otorgó poder a los individuos del común, transformando así las dinámicas de consumo.
Le economía de la influencia
Las redes sociales se convirtieron en una fábrica de dinero, tanto para empresas como para los usuarios, debido a que el mundo se volcó a estas. Numerosos estudios han demostrado que en promedio las personas pueden pasar el 30% de su tiempo al día navegando en redes sociales, según el portal Social Media Today.
De acuerdo con datos de Statista, el número de usuarios activos por mes en estas plataformas supera poblaciones de países enteros: YouTube cuenta con 1.500 millones, Facebook suma más de 2.160 millones, e Instagram posee 800 millones de usuarios activos al mes. Estas cifras y las estadísticas que arrojan las redes sociales hacen de estos medios el lugar perfecto para experimentar, pautar, y vender productos o servicios de manera más efectiva.
Cada like, comentario, seguidor o interacción que un usuario tenga en una plataforma puede representar dinero, fórmula que los influenciadores entendieron y supieron cómo aprovechar. Según datos de Captiv8, empresa que vincula influenciadores con marcas, alguien con 100.000 seguidores en Twitter puede ganar hasta 2.000 dólares por un solo tweet promocionado, mientras que un usuario con un millón de seguidores podría cobrar hasta 20.000 dólares.
En YouTube las cifras no son menores. De acuerdo con estadísticas recogidas por Business Insider, las estrellas de YouTube mejor pagadas ganaron un total acumulado de 127 millones de dólares en 2017. En Instagram el escenario tampoco es diferente, puesto que una cuenta con más de un millón de seguidores puede cobrar hasta 9.000 dólares por un post patrocinado, según indica un informe de la empresa Media Kix.
Detrás del oro, el fraude
Quienes llegaron de manera activa y temprana a plataformas como Instagram y YouTube encontraron un terreno fértil y virgen del que empiezan a cosechar sus frutos. Por el contrario, aquellos que entraron al juego en 2015, 2016 o 2017 se han subido muy tarde al tren del “influencer success”.
Sin embargo, el interés de las compañías y los individuos que intentan conquistar los millones de usuarios que a diario navegan Internet ha generado un mercado negro en torno a la dinámica, y millonarias pérdidas para la industria.
En el mundo de las redes sociales cada like, comentario, interacción o seguidor tiene un valor potencial para las marcas y los influenciadores. Esto ha motivado el nacimiento de compañías especializadas que venden seguidores e interacciones falsas, tanto a influenciadores como a reconocidas celebridades de Hollywood, políticos y personalidades públicas.
Esta compra de seguidores e interacciones tiene costos variados en el mercado, pero algunos se pueden conseguir por hasta 25 y 40 dólares al mes. Con esta mínima inversión las cuentas de los influenciadores se robustecen de manera rápida, mejorando su poder de negociación con las marcas a través de prácticas fraudulentas.
Muchas compañías, especialmente en Latinoamérica en donde el tema es relativamente nuevo, desconocen este tipo de trucos que llevan a cabo los supuestos “influencers”, quienes con miles de seguidores e interacciones falsas consiguen cerrar acuerdos comerciales que finalmente no tendrán los resultados esperados por la marca.
Según registros de Media Kix, cada año las empresas podrían estar perdiendo 100 millones de dólares por contratar los servicios de influenciadores que aumentan sus números de manera falsa. No obstante, dichas prácticas fraudulentas parecen no perjudicar las proyecciones de marketing, pues se estima que las compañías gastan 1.600 millones de dólares en pagos a influenciadores, solo en Instagram, en 2018.
Latin American Post | Krishna Jaramillo
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