Garantías para los negocios: ¿una obligación del estado?

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En Latin American Post creemos que en la región no se está cumpliendo como es debido el vínculo entre inversionistas y consumidores

A punto de culminar el 2018, el panorama y el balance de América Latina en materia de negocios no es positivo, de acuerdo a lo que algunas cifras de estudio arrojan. Si bien algunos países presentaron mejoras puntuales, la evaluación general de la región es negativa en ese importante apartado, en el que LatinAmerican Post, cree firmemente que debe haber más apoyo del Estado.

Sin embargo, los ejemplos más recientes parecen ir en contra de esa posición. Comencemos. Entidades como la Fundación Getulio Vargas (FGV) y el Instituto IFO de Alemania, indicaron en una de sus más recientes mediciones trimestrales que el clima de negocios descendió  21.1 puntos negativos, una cifra nada alentadora si se combina con la que ya había arrojado la medición de febrero-abril, que fue de 5.2 unidades. El mismo estudio solo tiene una tendencia alta, la de enero de este mismo año con 1.5 puntos positivos.

Si revisamos más en detalle, las naciones de este lado del mundo más afectadas fueron Argentina (-51,3), Brasil (-45,9), Ecuador (-60) y Uruguay (-41,9), de acuerdo a los estudios de las instituciones mencionadas.

Hay una realidad y es que la reducción en los flujos de inversiones obliga a los países a mejorar las condiciones para los inversionistas, tanto locales como extranjeros. Atrás quedaron los tiempos en los que alcanzaba con brindarle a las empresas los servicios primarios para que pudieran operar. Hoy las políticas apuntan, o deberían apuntar, según sea el caso, a generar inversiones y fomentar la competitividad mediante el desarrollo.

Al mismo tiempo, dichas políticas deben ser estimuladas en un mismo camino: el desarrollo. Un espacio en el que todos ganen; nativos, extranjeros, pequeños y grandes, mujeres y hombres. Es así como surgen nuevas oportunidades de empleo para los ciudadanos, es así como se combate la pobreza en América Latina y como se mejora la calidad de vida.

Lía Valls, investigadora de la Fundación Getulio Vargas, consideró que el mal momento que vive Brasil, fue un bastión fuerte en la producción de negocios en América Latina. Pero a eso, hay que sumar un factor muy importante que es el aumento demográfico en el continente, lo cual acelera el desempleo en la región. Un trabajo tan difícil como urgente y necesario que debe asumir el Estado para combatirlo a través de los negocios y el empleo.

Claro, cada país responde a realidades muy singulares, a culturas y tradiciones que hacen más o menos factible la apertura de negocios. Repasamos algunas de las condiciones resaltadas por el Banco Mundial para que ‘hacer negocios’ sea más fácil de lo que se cree como el manejo de permisos de construcción, obtención de servicio eléctrico, registro de propiedades y obtención de créditos como prioridades para comenzar.

Posteriormente, la ayuda del estado se debe enfocar en la generación de créditos, proteger a los inversores, cancelar impuestos, establecer el comercio transfronterizo, hacer cumplir los de contratos y resolver las insolvencias.

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Errores que no se deben cometer

América Latina debe aprender a través de sus entes oficiales que no solo se trata de cumplir lo mencionado anteriormente, sino aprender de los errores. Tal y como sucedio con Coca Cola Femsa en Colombia, cuando en 2015 los dirigentes laborales mostraron su descontento con la tecnología avanzada de la marca, que, irremediablemente, lo vincularon al cierre de muchos empleos por el posible cese de otras fábricas embotelladoras en todo el país.

Recordemos que para finales de este 2018, el salario mínimo venezolano equivale a medio petro, una unidad que lo tiene estancado. El petro nació en el 2017 y hasta ahora, solo ha servido como un certificado de ahorros.

Venezuela es el país con las mayores reservas probadas de petróleo en el planeta y por eso parece inconcebible que, a estas alturas, sufra de hiperinflación, la misma que según cálculos del Fondo Monetario Internacional (FMI) podría cerrar este año en 2 millones 500 mil. Un pésimo manejo de los recursos que no contribuye en nada a garantizar un clima positivo de negocios en ese país.

Es momento de que el estado no solo asienta con un sí a los requerimientos de los empresarios. Hoy en día, la realidad del continente obliga a aplicar otras alternativas que también deben surgir del ente oficial, para que los negocios puedan marchar, y, en mediano plazo, generar empleo, desarrollo y, por ende, calidad de vida.

LatinAmerican Post | Equipo Editorial