Los inmigrantes conforman el 17% de la fuerza laboral en EE.UU y en ningún sector consiguen superar los empleos otorgados a los nacionales ​​​​

Quienes se oponen a la inmigración legal o ilegal en EE.UU., suelen argumentar que la razón fundamental de su rechazo es que dicha comunidad se roba los trabajos de los nacionales. Sin embargo, este postulado ha sido desmitificado por varios estudios que demuestran con cifras que las manos inmigrantes no superan en ningún trabajo o sector a los nacidos en EE.UU.

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La más reciente de estas investigaciones fue publicada por la Fundación Nacional de Política Estadounidense y contradice en su contenido los planteamientos del gobierno federal que sustentan la reducción de la migración legal a la mitad en una década, para evitar así la afectación económica de los nacidos en el país del norte. 

De acuerdo con lo mencionado en el reporte, los inmigrantes no son una amenaza para los empleos en el país debido a que éstos realizan en su mayoría actividades consideradas como “destrezas limitadas”, lo cual hace referencia a trabajos donde el nivel de inglés no es determinante y la formación académica tampoco es un requisito. 

Por su parte los inmigrantes que llegan al país con una mejor formación académica y manejo del idioma, suelen desempeñarse en labores enfocadas hacia la comunidad hispanoparlante de la nación o abren sus propios negocios empleando a más personas, incluso ciudadanos americanos. En California por ejemplo, el 37% de las empresas fueron fundadas por ciudadanos extranjeros, indicaron cifras de la Alianza para una Nueva Economía Estadounidense en 2016. 

Un estímulo para la economía, no una amenaza 

Según estadísticas reveladas por un informe del Pew Research Center en 2017, los inmigrantes tanto legales como ilegales que llegan a EE.UU. no superan en ningún trabajo o sector a los nacidos en dicha nación. 

La comunidad inmigrante en dicho territorio se calcula en 44 millones, lo equivalente al 13,5% del total de la población estadounidense. De acuerdo con estadísticas del último censo del país, los inmigrantes conforman el 17% de la fuerza laboral en EE.UU., pero en ningún sector consiguen superar los empleos otorgados a los nacionales. 

Las estadísticas reveladas por el Pew Research Center, demuestran que la industria que más inmigrantes emplea es la doméstica con el 45%, entendiéndose en esta área labores de limpieza del hogar, cuidado de niños, jardinería y mantenimiento de la casa. Siguen las fábricas industriales y la agricultura donde los empleados latinos conforman el 36% y 33% respectivamente. 

En las fábricas de comida el 29% del total de los trabajadores son inmigrantes; en las lavanderías lo componen el 26% y en trabajos con funciones administrativas solo el 25% lo ocupa esta población. 

En el área de la construcción en EE.UU. el 24% de los trabajadores son inmigrantes en su mayoría latinos. Aunque este sector se posiciona en uno de los puestos más bajos en cuanto a empleo de inmigrantes, es el lugar que concentra la mayor fuerza laboral de indocumentados. Más del 50% de los trabajadores de construcción cuentan con un estatus migratorio ilegal, según indica la investigación del Pew Research Center.

La comunidad inmigrante es trabajadora, y aunque debe laborar durante altas horas para poder compensar las inequidades salariales por su condición, consigue aportar anualmente cerca de 100.000 millones de dólares a la seguridad social y 25 millones de dólares al sistema de salud. 

Bajo este panorama las cifras demuestran que la inmigración no empeora el mercado laboral para los nacidos en la unión americana, por el contrario, es un importante impulso para la economía local. EE.UU. ha integrado durante décadas la mano de obra inmigrante en su sociedad y expulsarla por completo traería graves desajustes en la producción industrial, la agricultura y el funcionamiento del hogar americano, engranajes que terminarían por colapsar una economía dependiente de la diversidad cultural y educativa de una nación.   

Latin American Post | Krishna Jaramillo

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